Señores y señoras, previo a agradecerles su tiempo, desearía pedirles un favor. Dejen de leer, levanten la mirada, aprecien, observen. Miren a quien tengan a su lado, alcen la mirada a la realidad misma que nos rodea. ¿No parece haber un orden perfecto, una suma de individuos que operan de forma egoísta generando algo más grande que ellos mismos?” Ahora sí, muchas gracias por leerme.
Nacemos y vivimos, vivimos y somos, y desde ese mismo momento formamos parte. Pertenecemos a algo superior a nosotros, una sociedad. Está en nuestros días, ante nuestros ojos y, ante todo, sobre nuestro obrar prevalece. Aquí donde vivimos, esto que denominamos España y nosotros que la conformamos. En nuestras semejanzas y divergencias, pero bajo la misma naturaleza que desde su mismo origen la ha regido: por, con y para nosotros. Pues bien, esto es lo que tenemos, esto es lo que somos y con esto vivimos.
Unos lo justifican como fruto de un acuerdo social con el que, de manera más o menos consciente, nacemos estando de acuerdo. Para otros, la naturaleza del hombre nos lleva a ser polis, para otros es fruto del temor general. Pero, sea como fuere, esto que tenemos es la suma de todos. Esto que tenemos, que formamos parte, y nos pertenece a todos los que la integramos, para sorpresa de nadie, es fruto del conjunto de todos. Así, la realidad se presenta como tal, nos hayamos día y noche sumergidos en ella. Y porque son las debilidades del hombre las que definen al mismo, las debilidades de este conglomerado es lo que lo mantiene, lo que nos permite exaltar nuestras fortalezas, estudiar nuestras grandes hazañas y descubrir el porvenir.
Esto es nuestra sociedad, nuestra comunidad política, en y sobre la que nos movemos, vivimos y existimos. Esta no nos debe ser ajena, en cuanto que de modo directo nos atañe. Actualmente, para gustos los partidos políticos. Pero esto no debe ser impedimento para, aunque por mera curiosidad sea, asomarnos y tener curiosidad por determinar qué nos ha llevado hasta la actualidad y cómo, una sola palabra, política, puede significar tanto. La sociedad en la que vivimos, los modos de mejorarla no nos debe ser algo extraño, ni tratarse como temas tabúes. Por el contrario, debemos todos ser capaces, o por lo menos darle cabida, a abordarlas. Con el respeto que nos merece, la prudencia que nos encumbre, la grandeza que nos define y la admiración que nos exige.
Así, sin miedo, con altura de miras y siempre con ansias de mejoría y progreso, no debemos tener miedo a hablar y debatir sobre nuestra sociedad y como, siempre, mejorarla. De este modo y solo de este, podremos hacer que esto que tenemos, que es la suma de todos, prospere.
Por último, deseo mencionar que, aunque dada la escasez de experiencia vital que poseo, puede ser un error adentrarme en estos menesteres. Con ahínco y determinación lo haré, con hacerles reflexionar me conformaré; pues el hoy y más aún, los días venideros, consecuencia de ello serán.
«Está en nuestros días, ante nuestros ojos y, ante todo, sobre nuestro obrar prevalece»
AGA – La suma de todos – 17 de enero de 2022
Señores y señoras, previo a agradecerles su tiempo, desearía pedirles un favor. Dejen de leer, levanten la mirada, aprecien, observen. Miren a quien tengan a su lado, alcen la mirada a la realidad misma que nos rodea. ¿No parece haber un orden perfecto, una suma de individuos que operan de forma egoísta generando algo más grande que ellos mismos?” Ahora sí, muchas gracias por leerme.
Nacemos y vivimos, vivimos y somos, y desde ese mismo momento formamos parte. Pertenecemos a algo superior a nosotros, una sociedad. Está en nuestros días, ante nuestros ojos y, ante todo, sobre nuestro obrar prevalece. Aquí donde vivimos, esto que denominamos España y nosotros que la conformamos. En nuestras semejanzas y divergencias, pero bajo la misma naturaleza que desde su mismo origen la ha regido: por, con y para nosotros. Pues bien, esto es lo que tenemos, esto es lo que somos y con esto vivimos.
Unos lo justifican como fruto de un acuerdo social con el que, de manera más o menos consciente, nacemos estando de acuerdo. Para otros, la naturaleza del hombre
nos lleva a ser polis, para otros es fruto del temor general. Pero, sea como fuere, esto que tenemos es la suma de todos. Esto que tenemos, que formamos parte, y nos pertenece a todos los que la integramos, para sorpresa de nadie, es fruto del conjunto de todos. Así, la realidad se presenta como tal, nos hayamos día y noche sumergidos en ella. Y porque son las debilidades del hombre las que definen al mismo, las debilidades de este conglomerado es lo que lo mantiene, lo que nos permite exaltar nuestras fortalezas, estudiar nuestras grandes hazañas y descubrir el porvenir.
Esto es nuestra sociedad, nuestra comunidad política, en y sobre la que nos movemos, vivimos y existimos. Esta no nos debe ser ajena, en cuanto que de modo directo nos atañe. Actualmente, para gustos los partidos políticos. Pero esto no debe ser impedimento para, aunque por mera curiosidad sea, asomarnos y tener curiosidad por determinar qué nos ha llevado hasta la actualidad y cómo, una sola palabra, política, puede significar tanto. La sociedad en la que vivimos, los modos de mejorarla no nos debe ser algo extraño, ni tratarse como temas tabúes. Por el contrario, debemos todos ser capaces, o por lo menos darle cabida, a abordarlas. Con el respeto que nos merece, la prudencia que nos encumbre, la grandeza que nos define y la admiración que nos exige.
Así, sin miedo, con altura de miras y siempre con ansias de mejoría y progreso, no debemos tener miedo a hablar y debatir sobre nuestra sociedad y como, siempre, mejorarla. De este modo y solo de este, podremos hacer que esto que tenemos, que es la suma de todos, prospere.
Por último, deseo mencionar que, aunque dada la escasez de experiencia vital que poseo, puede ser un error adentrarme en estos menesteres. Con ahínco y determinación lo haré, con hacerles reflexionar me conformaré; pues el hoy y más aún, los días venideros, consecuencia de ello serán.