AGA – Lo mejor está por venir – 4 de febrero de 2022
Ni hoy ni mañana. Ni solo yo, ni solo tú. Ni por un elogiado discurso ni un destacado lema, ni por las evocadoras ilusiones ni los más alentadores eslóganes. Damas y caballeros, estimados lectores, les presento algo al alcance de cada uno, posible para todos y capaz de determinar nuestro inmediato presente y más anhelado futuro: la acción y la determinación.
No busquen fuera, no esperen que alguien haga las cosas por ustedes, confíen en sus ideas, en sus principios y no se dejen desalentar. El camino débil es sencillo, la resignación está siempre al acecho, la angustia no deja de perturbarnos. Pero no caigan en las tinieblas de la inacción ni el desaliento. La verdad no se defiende sola, la libertad no se defiende sola, el bien nos necesita. Aborrezcan el fracaso, que si odian algo sea el conformismo. Miremos al futuro con esperanza, por mucho que ahora escribamos desde el socavón, anhelemos potenciar el presente. Veamos el porvenir como la oportunidad de mejorar, de actuar, de con determinación obrar, el único límite de la grandeza del porvenir somos nosotros.
Mírese a sí mismo, en qué cree, qué piensa, en base a qué actúa. Las ideas son, pero no hacen, las ideas empujan, pero no actúan, los enarbolados discursos determinan, pero tan solo empujan, un gran lema ensalza, pero tan solo alienta, solo la determinación hace y solo el hacer determina. Pocas cosas hay tan bellas, tan esbeltas, tan eternas y tan elegantes como la palabra y saber emplearla de manera recta y adecuada. No obstante, si en nada quedan las palabras, si una reacción, fuere cual fuere, no generan, de poco valen.
El ahínco, la planificación, el determinar una estrategia no es de menor valor. En ocasiones, actuar con determinación no implica enarbolar grandes banderas ni levantar la voz. Antes bien, el ser sigiloso, persistente y hablar en silencio puede generar cambios tan sosegados y violentos como el que mucho ruido hace. No sean conformistas, no busquen el desasosiego, no caigan en la conformidad del porvenir, actúen con espíritu crítico, alienten a sus allegados a espetar en los corazones ajenos el deseo de grandeza.
Mírense a los ojos y eviten las lágrimas, compartan los pensamientos y no caigan en la tristeza, hablen sin recurrir al griterío, escuchen sin censura y escriban con esperanza. No reprochen al prójimo, examinen su tibieza, no vivan en la constante queja, despierten en su interior el sano optimismo. Así, con ansias de grandeza, con ánimo de esperanza y con la necesaria altura de miras los emplazo a cada uno de ustedes.
Por quienes a nosotros todo nos lo han dado y a los que vendrán, miremos a la sociedad, a la actualidad y al presente con la máxima que emplea doña Cayetana Álvarez de Toledo: “Y que por nosotros no quede”.
«No esperen que alguien haga las cosas por ustedes»
AGA – Lo mejor está por venir – 4 de febrero de 2022
No busquen fuera, no esperen que alguien haga las cosas por ustedes, confíen en sus ideas, en sus principios y no se dejen desalentar. El camino débil es sencillo, la resignación está siempre al acecho, la angustia no deja de perturbarnos. Pero no caigan en las tinieblas de la inacción ni el desaliento. La verdad no se defiende sola, la libertad no se defiende sola, el bien nos necesita. Aborrezcan el fracaso, que si odian algo sea el conformismo. Miremos al futuro con esperanza, por mucho que ahora escribamos desde el socavón, anhelemos potenciar el presente. Veamos el porvenir como la oportunidad de mejorar, de actuar, de con determinación obrar, el único límite de la grandeza del porvenir somos nosotros.
Mírese a sí mismo, en qué cree, qué piensa, en base a qué actúa. Las ideas son, pero no hacen, las ideas empujan, pero no actúan, los enarbolados discursos determinan, pero tan solo empujan, un gran lema ensalza, pero tan solo alienta, solo la determinación hace y solo el hacer determina. Pocas cosas hay tan bellas, tan esbeltas, tan eternas y tan elegantes como la palabra y saber emplearla de manera recta y adecuada. No obstante, si en nada quedan las palabras, si una reacción, fuere cual fuere, no generan, de poco valen.
El ahínco, la planificación, el determinar una estrategia no es de menor valor. En ocasiones, actuar con determinación no implica enarbolar grandes banderas ni levantar la voz. Antes bien, el ser sigiloso, persistente y hablar en silencio puede generar cambios tan sosegados y violentos como el que mucho ruido hace. No sean conformistas, no busquen el desasosiego, no caigan en la conformidad del porvenir, actúen con espíritu crítico, alienten a sus allegados a espetar en los corazones ajenos el deseo de grandeza.
Mírense a los ojos y eviten las lágrimas, compartan los pensamientos y no caigan en la tristeza, hablen sin recurrir al griterío, escuchen sin censura y escriban con esperanza. No reprochen al prójimo, examinen su tibieza, no vivan en la constante queja, despierten en su interior el sano optimismo. Así, con ansias de grandeza, con ánimo de esperanza y con la necesaria altura de miras los emplazo a cada uno de ustedes.
Por quienes a nosotros todo nos lo han dado y a los que vendrán, miremos a la sociedad, a la actualidad y al presente con la máxima que emplea doña Cayetana Álvarez de Toledo: “Y que por nosotros no quede”.