Estamos en tiempos de buena cosecha. Es temporada de elecciones y, como tal, los agricultores han aprovechado para ampliar sus terrenos y sembrar, han echado sus semillas, han procurado las tierras más fértiles y dispuesto de sus mejores recursos para ansiar una buena cosecha. Las tierras castellanas se han presentado como tierra fértil y de abundancia para el agricultor cuyo objetivo era conciso e ilimitado: SIEMBRA.
Este agricultor vestido de verde desconocía lo que eran las expectativas, no sabía para qué se usaban las encuestas, veía los extensos dominios castellanos como una posibilidad de plantar su recién llegada semilla. No obstante, por encima de todo lo que no sabía hacer, estaba convencido de que su misión era sembrar, y así lo ha hecho. No sabía cómo, pero sí sabía cuánto, no sabía porqué, pero sí sabía para qué. En definitiva, el plan estaba claro, el modo de hacerlo también, con ahínco y determinación, el resultado era desconocido, pero las formas estaban bien trazadas. La climatología parecía favorecedora por los vientos que soplaban desde tierras andaluzas y madrileñas. El sol catalán despejaba los escasos nubarrones que podía haber sobre Castilla y León. Todo estaba listo para poner la semilla.
Y así es, el agricultor salió a sembrar, sin miedo a nada ni a nadie, con esperanzas en el presente para construir el futuro. Recorrió cada palmo de Castilla la vieja, volvió a la que en su día fue la cuna de lo que hoy conocemos como España. Hoy podemos afirmar que la semilla no ha caído en terreno pedregoso, sino en tierra fértil y que las buenas cosechas murcianas, madrileñas, andaluzas y catalanas se han extendido hacia Castilla. Sobre todo, cabe destacar lo que decía el agricultor en estos días: “Hemos venido a sembrar no para estas próximas elecciones, sino para las próximas generaciones”
Como advertencia a la competencia del sector de la agricultura electoral, puede que la última cosecha de cuatro millones por parte del agricultor verde, de hace dos años, no sea representativa para dentro de un par de años. La siembra de estos parece haber estorbado al agricultor azul, cuyas decisiones sobre tierras castellanas puede generar terremotos en otras comarcas o incluso a nivel nacional. Las tierras castellanas están ahora bastante frescas y los pájaros nacionales sobrevuelan en vista de qué pueden sacar de ahí.
Castilla será de enorme relevancia y trascendencia en los próximos días. Los agricultores locales han aparcado sus tractores y, tras recolectar su cosecha, sobre esta pretenden cimentarse. Los agricultores nacionales suben de nuevo a sus tractores para seguir sembrando por el terreno español en busca de nuevas tierras fértiles y prósperas que traigan abundantes cosechas para estas y venideras generaciones.
AGA – Sembrado – 14 de febrero de 2022
Este agricultor vestido de verde desconocía lo que eran las expectativas, no sabía para qué se usaban las encuestas, veía los extensos dominios castellanos como una posibilidad de plantar su recién llegada semilla. No obstante, por encima de todo lo que no sabía hacer, estaba convencido de que su misión era sembrar, y así lo ha hecho. No sabía cómo, pero sí sabía cuánto, no sabía porqué, pero sí sabía para qué. En definitiva, el plan estaba claro, el modo de hacerlo también, con ahínco y determinación, el resultado era desconocido, pero las formas estaban bien trazadas. La climatología parecía favorecedora por los vientos que soplaban desde tierras andaluzas y madrileñas. El sol catalán despejaba los escasos nubarrones que podía haber sobre Castilla y León. Todo estaba listo para poner la semilla.
Y así es, el agricultor salió a sembrar, sin miedo a nada ni a nadie, con esperanzas en el presente para construir el futuro. Recorrió cada palmo de Castilla la vieja, volvió a la que en su día fue la cuna de lo que hoy conocemos como España. Hoy podemos afirmar que la semilla no ha caído en terreno pedregoso, sino en tierra fértil y que las buenas cosechas murcianas, madrileñas, andaluzas y catalanas se han extendido hacia Castilla. Sobre todo, cabe destacar lo que decía el agricultor en estos días:
“Hemos venido a sembrar
no para estas próximas elecciones,
sino para las
próximas generaciones”
Como advertencia a la competencia del sector de la agricultura electoral, puede que la última cosecha de cuatro millones por parte del agricultor verde, de hace dos años, no sea representativa para dentro de un par de años. La siembra de estos parece haber estorbado al agricultor azul, cuyas decisiones sobre tierras castellanas puede generar terremotos en otras comarcas o incluso a nivel nacional. Las tierras castellanas están ahora bastante frescas y los pájaros nacionales sobrevuelan en vista de qué pueden sacar de ahí.
Castilla será de enorme relevancia y trascendencia en los próximos días. Los agricultores locales han aparcado sus tractores y, tras recolectar su cosecha, sobre esta pretenden cimentarse. Los agricultores nacionales suben de nuevo a sus tractores para seguir sembrando por el terreno español en busca de nuevas tierras fértiles y prósperas que traigan abundantes cosechas para estas y venideras generaciones.