MSG – ¿ACIERTA ESPAÑA RECONOCIENDO LA AUTONOMÍA DEL SÁHARA DENTRO DE MARRUECOS DESPUÉS DE CUARENTA AÑOS DE NEUTRALIDAD? – 25 de marzo de 2022
Tras cuarenta años de neutralidad, iniciada con la llegada de Felipe González a la presidencia, España ha modificado su posición con respecto al Sáhara, posicionándose a favor de la tesis presentada por Marruecos. Lo ha hecho sin consultarlo con ningún otro grupo parlamentario, ni siquiera con sus propios socios de gobierno, y de espaldas a los españoles, lo que constituye un acto inédito y sin precedentes también en la historia de nuestro país.
Todo comienza en 1975, cuando a través de la firma de los Acuerdos Tripartitos de Madrid, España cede la administración, que no la soberanía del Sáhara Occidental Español a Marruecos y a Mauritania, que invadirán el territorio. El pueblo saharaui se refugió entonces en campamentos facilitados por Argelia. Un año después, en 1976, el Frente Polisario, formado por el pueblo saharaui, proclamó la RASD, y España abandonó la región al día siguiente.
Desde 1982, cuando Felipe González dejó de denunciar los Acuerdos, hasta el 18 de marzo de 2022, España se había mantenido neutral. Desde el 1982 hasta 2003, España ejerció una neutralidad activa, y a partir de 2004, con Zapatero, una neutralidad pasiva, acercándose más a la posición marroquí.
En 1991, se acuerda un alto el fuego entre Marruecos y el Frente Polisario, y se da la primera propuesta de referéndum, con el problema de cómo configurar el censo. En 1996, se aprueba el Plan Baker I, donde se recogía lo que hoy España ha reconocido, un plan de autonomía para el Sáhara bajo la soberanía marroquí, y en 2002, se aprobaría el Plan Baker II, que mantenía este plan de autonomía pero añadía la celebración de un referéndum para 2007, con tres opciones: la independencia, la anexión a Marruecos como provincia, o el mantenimiento de la autonomía, es decir, una solución intermedia entre ambos.
A día de hoy aún no se ha convocado ni celebrado ningún referéndum, ni se espera que se haga. De ahí que el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, se refiera a la propuesta de Marruecos presentada ante NNUU en 2007, y ahora aceptada por España, como “la base más seria, creíble y realista”, cumpliendo a su vez con la Resolución 2548 del 30 de octubre de 2020 emitida por el Consejo de Seguridad de NNUU. Es el Frente Polisario el que rompe el alto el fuego de NNUU de 1991 en noviembre de 2020, y decreta el estado de guerra, bombardeando cuatro bases militares y dos puestos de vigilancia de Marruecos, causando bajas humanas e importantes daños materiales.
Habiendo analizado brevemente el origen del conflicto entre el Frente Polisario y Marruecos, y la tradicional postura de España, continuaremos con la búsqueda de los motivos por los que el Gobierno, que no España, ha decidido alterar la posición de nuestro país.
Es de sobra conocido por todos nosotros que el conflicto armado ilegal existente entre Rusia y Ucrania está teniendo consecuencias dramáticas para los ciudadanos de todo el mundo, incluidos los españoles y el resto de ciudadanos europeos. Me refiero a la subida del precio de bienes básicos como el gas, la luz y los carburantes, y la escasez de algunos productos como la leche o el pescado. A esto se suma una gigantesca crisis humanitaria de refugiados ucranianos cuyo número asciende ya a tres millones y medio de personas, que están siendo acogidos por los Estados miembros de la UE, y de los cuales España ha acogido ya a veinticinco mil. Y en tercer lugar, está teniendo lugar un complejo proceso de negociación entre Ucrania, Rusia, EEUU, China, Reino Unido, y Francia y Alemania, como referentes europeos, los cuales tienen la no sencilla misión de impedir el inicio de una Súper Guerra Mundial.
Con estos tres grandes frentes abiertos en la UE: subida de precios y dependencia energética de Rusia, crisis de refugiados, y proceso de negociación permanente con las Partes implicadas en el conflicto, la UE no puede permitirse tener que hacer frente a otro reto, como sería sin duda una avalancha de inmigrantes procedentes de Marruecos, y es esta la razón que ha llevado al Gobierno de España a acordar con Mohamed VI el plan de autonomía para el Sáhara.
Una vez explicada la razón que ha llevado al Gobierno a adoptar esta postura, adentrémonos en las consecuencias que puede tener esta actuación. La principal de ellas es la ruptura de las relaciones diplomáticas entre España y Argelia, aliado histórico del Frente Polisario. Y la segunda, también relativa a Argelia, es la detención del funcionamiento del gaseoducto Medgaz que llega hasta Almería. Ahora bien, quiero plantearle dos preguntas: ¿creen que el Gobierno de España y en concreto el ministro Albares han tomado esta decisión sin analizar previamente las consecuencias que podía desencadenar y por tanto sin comunicarse con las autoridades argelinas? ¿Tiene Argelia músculo económico suficiente para cerrar el gasoducto Medgaz, como ya hizo con el de Magreb en octubre de 2021?
Sinceramente, dudo mucho que Albares se decantase por esta decisión sin comunicarse previamente con su homólogo argelino y su presidente. Cosa distinta es que públicamente el Ejecutivo argelino niegue estas conversaciones, o incluso el Gobierno de España no las asegure, ya que estas forman parte de las negociaciones privadas bilaterales entre ambos países.
Además, Argelia conoce perfectamente que no está en disposición de cortar el gaseoducto Medgaz a España, que provee de gas a Europa, ya que supone junto con la exportación de petróleo un 90% del total de las exportaciones nacionales, generador de diez mil novecientos millones de dólares en el año 2019, cifra que ha aumentado en este último año 2021. La economía de Argelia es muy precaria y dependiente de la exportación de estas dos fuentes de energía, por lo que cortar el gaseoducto tendría consecuencias muy negativas para la economía de su país.
No obstante, España no puede depender energéticamente de Argelia ni de Rusia, y habrá que aumentar por tanto la cantidad de gas natural licuado que se trae a nuestro país procedente de EEUU fundamentalmente aunque también de Nigeria, Catar, Trinidad, Tobago o Noruega, a pesar de su mayor coste. Conviene recordar también que en el año 2020 sólo un 29% del gas español provenía de Argelia, por el 47% que hay actualmente.
También hay que recalcar el papel de EEUU en este entramado, y es que siendo socio fundamental de Marruecos y también de la UE, se ha esforzado en que España y Marruecos enterrasen todo tipo de rencor, y diesen solución a la crisis diplomática y migratoria iniciada entre ambos Estados a raíz de la entrada de Brahim Ghali en España el 18 de abril del año pasado, para ser tratado médicamente con una identidad falsa y estando acusado de genocidio por la Asociación Saharaui de los Derechos Humanos. Los esfuerzos de EEUU han tenido su recompensa, que en estos momentos de vulnerabilidad era de urgente adopción.
En definitiva, estamos ante un hábil movimiento del ministro de Asuntos Exteriores español, que blinda la mayor puerta de entrada de inmigrantes a Europa ante la escalada de las consecuencias económicas, sociales y políticas del conflicto en Ucrania. Sin embargo, se equivoca en las formas, siendo la política exterior un asunto de Estado que requiere de consenso entre las distintas fuerzas políticas.
Mario Sanz Galacho
«¿Tiene Argelia capacidad económica suficiente para cerrar el gasoducto Medgaz?»
MSG – ¿ACIERTA ESPAÑA RECONOCIENDO LA AUTONOMÍA DEL SÁHARA DENTRO DE MARRUECOS DESPUÉS DE CUARENTA AÑOS DE NEUTRALIDAD? – 25 de marzo de 2022
Todo comienza en 1975, cuando a través de la firma de los Acuerdos Tripartitos de Madrid, España cede la administración, que no la soberanía del Sáhara Occidental Español a Marruecos y a Mauritania, que invadirán el territorio. El pueblo saharaui se refugió entonces en campamentos facilitados por Argelia. Un año después, en 1976, el Frente Polisario, formado por el pueblo saharaui, proclamó la RASD, y España abandonó la región al día siguiente.
Desde 1982, cuando Felipe González dejó de denunciar los Acuerdos, hasta el 18 de marzo de 2022, España se había mantenido neutral. Desde el 1982 hasta 2003, España ejerció una neutralidad activa, y a partir de 2004, con Zapatero, una neutralidad pasiva, acercándose más a la posición marroquí.
En 1991, se acuerda un alto el fuego entre Marruecos y el Frente Polisario, y se da la primera propuesta de referéndum, con el problema de cómo configurar el censo. En 1996, se aprueba el Plan Baker I, donde se recogía lo que hoy España ha reconocido, un plan de autonomía para el Sáhara bajo la soberanía marroquí, y en 2002, se aprobaría el Plan Baker II, que mantenía este plan de autonomía pero añadía la celebración de un referéndum para 2007, con tres opciones: la independencia, la anexión a Marruecos como provincia, o el mantenimiento de la autonomía, es decir, una solución intermedia entre ambos.
A día de hoy aún no se ha convocado ni celebrado ningún referéndum, ni se espera que se haga. De ahí que el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, se refiera a la propuesta de Marruecos presentada ante NNUU en 2007, y ahora aceptada por España, como “la base más seria, creíble y realista”, cumpliendo a su vez con la Resolución 2548 del 30 de octubre de 2020 emitida por el Consejo de Seguridad de NNUU. Es el Frente Polisario el que rompe el alto el fuego de NNUU de 1991 en noviembre de 2020, y decreta el estado de guerra, bombardeando cuatro bases militares y dos puestos de vigilancia de Marruecos, causando bajas humanas e importantes daños materiales.
Habiendo analizado brevemente el origen del conflicto entre el Frente Polisario y Marruecos, y la tradicional postura de España, continuaremos con la búsqueda de los motivos por los que el Gobierno, que no España, ha decidido alterar la posición de nuestro país.
Es de sobra conocido por todos nosotros que el conflicto armado ilegal existente entre Rusia y Ucrania está teniendo consecuencias dramáticas para los ciudadanos de todo el mundo, incluidos los españoles y el resto de ciudadanos europeos. Me refiero a la subida del precio de bienes básicos como el gas, la luz y los carburantes, y la escasez de algunos productos como la leche o el pescado. A esto se suma una gigantesca crisis humanitaria de refugiados ucranianos cuyo número asciende ya a tres millones y medio de personas, que están siendo acogidos por los Estados miembros de la UE, y de los cuales España ha acogido ya a veinticinco mil. Y en tercer lugar, está teniendo lugar un complejo proceso de negociación entre Ucrania, Rusia, EEUU, China, Reino Unido, y Francia y Alemania, como referentes europeos, los cuales tienen la no sencilla misión de impedir el inicio de una Súper Guerra Mundial.
Con estos tres grandes frentes abiertos en la UE: subida de precios y dependencia energética de Rusia, crisis de refugiados, y proceso de negociación permanente con las Partes implicadas en el conflicto, la UE no puede permitirse tener que hacer frente a otro reto, como sería sin duda una avalancha de inmigrantes procedentes de Marruecos, y es esta la razón que ha llevado al Gobierno de España a acordar con Mohamed VI el plan de autonomía para el Sáhara.
Una vez explicada la razón que ha llevado al Gobierno a adoptar esta postura, adentrémonos en las consecuencias que puede tener esta actuación. La principal de ellas es la ruptura de las relaciones diplomáticas entre España y Argelia, aliado histórico del Frente Polisario. Y la segunda, también relativa a Argelia, es la detención del funcionamiento del gaseoducto Medgaz que llega hasta Almería. Ahora bien, quiero plantearle dos preguntas: ¿creen que el Gobierno de España y en concreto el ministro Albares han tomado esta decisión sin analizar previamente las consecuencias que podía desencadenar y por tanto sin comunicarse con las autoridades argelinas? ¿Tiene Argelia músculo económico suficiente para cerrar el gasoducto Medgaz, como ya hizo con el de Magreb en octubre de 2021?
Sinceramente, dudo mucho que Albares se decantase por esta decisión sin comunicarse previamente con su homólogo argelino y su presidente. Cosa distinta es que públicamente el Ejecutivo argelino niegue estas conversaciones, o incluso el Gobierno de España no las asegure, ya que estas forman parte de las negociaciones privadas bilaterales entre ambos países.
Además, Argelia conoce perfectamente que no está en disposición de cortar el gaseoducto Medgaz a España, que provee de gas a Europa, ya que supone junto con la exportación de petróleo un 90% del total de las exportaciones nacionales, generador de diez mil novecientos millones de dólares en el año 2019, cifra que ha aumentado en este último año 2021. La economía de Argelia es muy precaria y dependiente de la exportación de estas dos fuentes de energía, por lo que cortar el gaseoducto tendría consecuencias muy negativas para la economía de su país.
No obstante, España no puede depender energéticamente de Argelia ni de Rusia, y habrá que aumentar por tanto la cantidad de gas natural licuado que se trae a nuestro país procedente de EEUU fundamentalmente aunque también de Nigeria, Catar, Trinidad, Tobago o Noruega, a pesar de su mayor coste. Conviene recordar también que en el año 2020 sólo un 29% del gas español provenía de Argelia, por el 47% que hay actualmente.
También hay que recalcar el papel de EEUU en este entramado, y es que siendo socio fundamental de Marruecos y también de la UE, se ha esforzado en que España y Marruecos enterrasen todo tipo de rencor, y diesen solución a la crisis diplomática y migratoria iniciada entre ambos Estados a raíz de la entrada de Brahim Ghali en España el 18 de abril del año pasado, para ser tratado médicamente con una identidad falsa y estando acusado de genocidio por la Asociación Saharaui de los Derechos Humanos. Los esfuerzos de EEUU han tenido su recompensa, que en estos momentos de vulnerabilidad era de urgente adopción.
En definitiva, estamos ante un hábil movimiento del ministro de Asuntos Exteriores español, que blinda la mayor puerta de entrada de inmigrantes a Europa ante la escalada de las consecuencias económicas, sociales y políticas del conflicto en Ucrania. Sin embargo, se equivoca en las formas, siendo la política exterior un asunto de Estado que requiere de consenso entre las distintas fuerzas políticas.
Mario Sanz Galacho