MSG – TODOS CONTRA EL POPULISMO – 12 de abril de 2022
El domingo se celebró la primera vuelta de las elecciones francesas, que dieron la victoria a la République en Marche de Macron, con un 27,8% de los votos y a Reagrupación Nacional de Le Pen, con un 23,1%. Siendo las dos fuerzas políticas con mayor número de votos, competirán en una segunda vuelta, a celebrarse el domingo 24 de abril, con el objetivo común de llegar al Elíseo.
Podemos decir que se han cumplido las previsiones de los últimos sondeos, que colocaban a Marine Le Pen como segunda fuerza política, cercana a Emmanuel Macron, gracias a la hábil campaña electoral que ha realizado, captando la difícil situación económica de muchos hogares franceses fruto de la guerra en Ucrania y la crisis energética, y alejándose de su discurso anti migratorio y puramente euroescéptico, el cual definía el domingo como una “Europa de las Naciones”.
No sólo es que Le Pen haya sabido gestionar muy bien la campaña, sino que se ha beneficiado del nacimiento de Reconquista, un partido mucho más radical en todos los sentidos, que ha hecho ver a los franceses que las ideas de Le Pen no son tan extremas como creían. Hablamos de un partido, y de un líder, Éric Zemmour, que defiende la teoría de “la Gran Sustitución”, es decir, sustituir las comunidades musulmanas instaladas en Francia desde hace muchos años por personas de color blanco. Para conseguirlo, quería crear un ministerio. Sin embargo, en la realidad, no se aleja demasiado del programa de Le Pen, que plantea la convocatoria de un referéndum para que los franceses decidan quién es digno de tener la nacionalidad francesa.
Por otro lado, tenemos a Macron, que a pesar de no hacer apenas campaña electoral, y centrándose en liderar a la UE en la resolución del conflicto entre Rusia y Ucrania, ha conseguido un gran resultado, concentrando el voto del centro derecha francés, europeísta, neoliberal, y constitucionalista.
Parece que no eran muchos los franceses con la percepción de que su presidente se había olvidado de su país. Lo que sí es cierto es la dificultad de su legislatura, teniendo que hacer frente a las demandas de los “chalecos amarillos”, la pandemia, y ahora, erigirse como representante de la UE tras la reciente salida de Merkel.
El domingo pudimos observar cómo Macron empezó a hacer campaña, apelando a la unidad de los franceses, independientemente de su nacionalidad, color de piel, estatus social, ideología, o creencia religiosa, para ser reelegido presidente, hecho que no sucede desde que fuese reelegido Jacques Chirac en 2002, y que sin duda tendrá más complicado que en la segunda vuelta de las elecciones de 2017, en las que también se enfrentó a Le Pen.
De momento, Pécresse, la líder de Los Republicanos, partido que ha perdido más de cinco millones y medio de votos, Anne Hidalgo, del Partido Socialista, y Yannick Jadot, del partido ecologista, han pedido a sus electores el voto para Macron, mientras que Zemmour lo ha hecho para Le Pen. Mélenchon, líder de Francia Insumisa, y tercera fuerza política en las elecciones, a tan sólo 1,1 punto de RN, le pide a sus votantes no apoyar a Le Pen, y por tanto, votar a Macron. Está por ver qué harán sus votantes izquierdistas, ya que sin duda tienen la llave para que Macron continúe en el Elíseo. Esperemos que la abstención que se prevé entre ellos no se cumpla por el bien de Europa.
En conclusión, el domingo 24 de abril Francia se juega continuar un proyecto serio, solidario, globalizador, neoliberal, europeísta, medioambientalista, e igualitario, o la implantación de una agenda impropia del siglo XXI, en un mundo globalizado, interdependiente, con importantes retos que afrontar como el cambio climático o las desigualdades económicas, sociales, y de género, el fortalecimiento de la Unión Europea, o la defensa del Estado de Derecho y la democracia.
Mario Sanz Galacho
«Macron nos muestra cómo unir un país en torno al centro-derecha es posible»
MSG – TODOS CONTRA EL POPULISMO – 12 de abril de 2022
Podemos decir que se han cumplido las previsiones de los últimos sondeos, que colocaban a Marine Le Pen como segunda fuerza política, cercana a Emmanuel Macron, gracias a la hábil campaña electoral que ha realizado, captando la difícil situación económica de muchos hogares franceses fruto de la guerra en Ucrania y la crisis energética, y alejándose de su discurso anti migratorio y puramente euroescéptico, el cual definía el domingo como una “Europa de las Naciones”.
No sólo es que Le Pen haya sabido gestionar muy bien la campaña, sino que se ha beneficiado del nacimiento de Reconquista, un partido mucho más radical en todos los sentidos, que ha hecho ver a los franceses que las ideas de Le Pen no son tan extremas como creían. Hablamos de un partido, y de un líder, Éric Zemmour, que defiende la teoría de “la Gran Sustitución”, es decir, sustituir las comunidades musulmanas instaladas en Francia desde hace muchos años por personas de color blanco. Para conseguirlo, quería crear un ministerio.
Sin embargo, en la realidad, no se aleja demasiado del programa de Le Pen, que plantea la convocatoria de un referéndum para que los franceses decidan quién es digno de tener la nacionalidad francesa.
Por otro lado, tenemos a Macron, que a pesar de no hacer apenas campaña electoral, y centrándose en liderar a la UE en la resolución del conflicto entre Rusia y Ucrania, ha conseguido un gran resultado, concentrando el voto del centro derecha francés, europeísta, neoliberal, y constitucionalista.
Parece que no eran muchos los franceses con la percepción de que su presidente se había olvidado de su país. Lo que sí es cierto es la dificultad de su legislatura, teniendo que hacer frente a las demandas de los “chalecos amarillos”, la pandemia, y ahora, erigirse como representante de la UE tras la reciente salida de Merkel.
El domingo pudimos observar cómo Macron empezó a hacer campaña, apelando a la unidad de los franceses, independientemente de su nacionalidad, color de piel, estatus social, ideología, o creencia religiosa, para ser reelegido presidente, hecho que no sucede desde que fuese reelegido Jacques Chirac en 2002, y que sin duda tendrá más complicado que en la segunda vuelta de las elecciones de 2017, en las que también se enfrentó a Le Pen.
De momento, Pécresse, la líder de Los Republicanos, partido que ha perdido más de cinco millones y medio de votos, Anne Hidalgo, del Partido Socialista, y Yannick Jadot, del partido ecologista, han pedido a sus electores el voto para Macron, mientras que Zemmour lo ha hecho para Le Pen. Mélenchon, líder de Francia Insumisa, y tercera fuerza política en las elecciones, a tan sólo 1,1 punto de RN, le pide a sus votantes no apoyar a Le Pen, y por tanto, votar a Macron. Está por ver qué harán sus votantes izquierdistas, ya que sin duda tienen la llave para que Macron continúe en el Elíseo. Esperemos que la abstención que se prevé entre ellos no se cumpla por el bien de Europa.
En conclusión, el domingo 24 de abril Francia se juega continuar un proyecto serio, solidario, globalizador, neoliberal, europeísta, medioambientalista, e igualitario, o la implantación de una agenda impropia del siglo XXI, en un mundo globalizado, interdependiente, con importantes retos que afrontar como el cambio climático o las desigualdades económicas, sociales, y de género, el fortalecimiento de la Unión Europea, o la defensa del Estado de Derecho y la democracia.
Mario Sanz Galacho