MSG – ¿POR QUÉ VUELVE A TRIUNFAR EL AUTORITARISMO EN LATINOAMÉRICA? – 1 de mayo de 2022
Para entender la situación política actual en Latinoamérica, hay que conocer al menos la parte más reciente de su historia. Primero de todo, no podemos comparar el concepto de democracia que tenemos en Europa con el que se implantó en Sudamérica a partir de 1980, debido a la baja calidad institucional, los malos resultados económicos que trajo, los recortes de derechos y libertades, el surgimiento de actores que ridiculizan el Estado, o la pobreza y desigualdad existente.
Teniendo claro el tipo de democracia que se trasladó del sur de Europa a Latinoamérica, podemos analizar por qué y cómo en Venezuela, Nicaragua, y Cuba, país donde nunca se llegó a instaurar la democracia, están dominados por regímenes no democráticos. Las razones por las que triunfa este sistema son el descontento de los ciudadanos más jóvenes con la clase política, la debilidad institucional y del Estado, el desarrollo de nuevos medio de comunicación como la radio y la televisión, la ausencia de políticas sociales que acaben con la pobreza y la desigualdad, que son consecuencia en realidad de la economía planificada que ejecutan, la inseguridad y la violencia en las calles, y en definitiva, la ineficacia de la democracia en el subcontinente.
Este malestar ciudadanos es aprovechado por los caudillos para, una vez estando dentro de las instituciones, erosionarlas y modificarlas para ganar ellos mismos poder, y que el Estado y sus instituciones lo pierdan. Esta actuación la podemos ver reflejada en la disolución del Parlamento por parte de Rafael Correa una vez llegado al Gobierno. Aunque es cierto que a veces no les es necesario ni molestarse en modificarlas, gracias a las provisiones constitucionales que el proceso de democratización los líderes autoritarios establecieron con habilidad. Esto sucedió en Chile con Pinochet.
Todo gira en torno a la pérdida de poder del Estado en favor de organizaciones paramilitares, hobbies empresariales, medios de comunicación, o redes de narcotráfico, de los cuales los primeros son considerados los nuevos partidos políticos. Siendo la mayoría de los sistemas políticos en Latinoamérica presidencialistas, y teniendo en cuenta el bajo poder del Parlamento y la corrupción existente en el poder judicial, las personas que llegan a gobernar se convierten en amos y señores del país, pudiendo hacer las reformas que deseen sin someterse a ningún control.
A su vez, conviene recordar cuál es el origen de la mayor parte de los partidos políticos en Latinoamérica, que no es otro que su conversión desde movimientos insurreccionales. De hecho, los miembros de los propios partidos se autodenominan como parte de un “Frente” o “movimiento”, y no esconden su voluntad de querer acabar con el sistema político representativo.
Algunos ejemplos son el Movimiento Farabundo Martí en El Salvador, los Tupamaros en Uruguay, fundadores de Frente Amplio, o el sadinismo, donde participó el actual presidente nicaragüense, Daniel Ortega.
Habiendo reflexionado sobre todo ello, podemos entender la situación política actual en Latinoamérica, y a continuación veremos qué podemos hacer desde Europa para que el retroceso democrático experimentado por Cuba, Venezuela o Nicaragua no se continue expandiéndose por el resto de países.
Europa no puede mirar hacia otro lado. Tiene que seguir promoviendo los valores democráticos en Sudamérica a partir de las relaciones económicas y comerciales, debiendo mantenerlas únicamente con los Estados que garanticen el cumplimiento de los derechos humanos y la existencia de una democracia plena. También debe presionar a Estados Unidos a que introduzca en su política nacional la integración económica no sólo de México sino del resto de países latinoamericanos, los cuales poseen una gran variedad de materias primas y recursos energéticos.
En conclusión, Europa y EEUU tienen un papel fundamental en la preservación de la democracia en el subcontinente, y tienen que aunar fuerzas en defensa de la democracia, a sabiendas que el populismo cuenta con ventajas como la homogeneidad, la tenencia de un objetivo definido, que es expandir su ideal antidemocrático, y el apoyo militar de Rusia.
Mario Sanz Galacho
«Latinoamérica está siendo víctima de un proceso de democratización insuficiente»
Para entender la situación política actual en Latinoamérica, hay que conocer al menos la parte más reciente de su historia. Primero de todo, no podemos comparar el concepto de democracia que tenemos en Europa con el que se implantó en Sudamérica a partir de 1980, debido a la baja calidad institucional, los malos resultados económicos que trajo, los recortes de derechos y libertades, el surgimiento de actores que ridiculizan el Estado, o la pobreza y desigualdad existente.
Teniendo claro el tipo de democracia que se trasladó del sur de Europa a Latinoamérica, podemos analizar por qué y cómo en Venezuela, Nicaragua, y Cuba, país donde nunca se llegó a instaurar la democracia, están dominados por regímenes no democráticos. Las razones por las que triunfa este sistema son el descontento de los ciudadanos más jóvenes con la clase política, la debilidad institucional y del Estado, el desarrollo de nuevos medio de comunicación como la radio y la televisión, la ausencia de políticas sociales que acaben con la pobreza y la desigualdad, que son consecuencia en realidad de la economía planificada que ejecutan, la inseguridad y la violencia en las calles, y en definitiva, la ineficacia de la democracia en el subcontinente.
Este malestar ciudadanos es aprovechado por los caudillos para, una vez estando dentro de las instituciones, erosionarlas y modificarlas para ganar ellos mismos poder, y que el Estado y sus instituciones lo pierdan. Esta actuación la podemos ver reflejada en la disolución del Parlamento por parte de Rafael Correa una vez llegado al Gobierno. Aunque es cierto que a veces no les es necesario ni molestarse en modificarlas, gracias a las provisiones constitucionales que el proceso de democratización los líderes autoritarios establecieron con habilidad. Esto sucedió en Chile con Pinochet.
Todo gira en torno a la pérdida de poder del Estado en favor de organizaciones paramilitares, hobbies empresariales, medios de comunicación, o redes de narcotráfico, de los cuales los primeros son considerados los nuevos partidos políticos. Siendo la mayoría de los sistemas políticos en Latinoamérica presidencialistas, y teniendo en cuenta el bajo poder del Parlamento y la corrupción existente en el poder judicial, las personas que llegan a gobernar se convierten en amos y señores del país, pudiendo hacer las reformas que deseen sin someterse a ningún control.
A su vez, conviene recordar cuál es el origen de la mayor parte de los partidos políticos en Latinoamérica, que no es otro que su conversión desde movimientos insurreccionales. De hecho, los miembros de los propios partidos se autodenominan como parte de un “Frente” o “movimiento”, y no esconden su voluntad de querer acabar con el sistema político representativo.
Algunos ejemplos son el Movimiento Farabundo Martí en El Salvador, los Tupamaros en Uruguay, fundadores de Frente Amplio, o el sadinismo, donde participó el actual presidente nicaragüense, Daniel Ortega.
Habiendo reflexionado sobre todo ello, podemos entender la situación política actual en Latinoamérica, y a continuación veremos qué podemos hacer desde Europa para que el retroceso democrático experimentado por Cuba, Venezuela o Nicaragua no se continue expandiéndose por el resto de países.
Europa no puede mirar hacia otro lado. Tiene que seguir promoviendo los valores democráticos en Sudamérica a partir de las relaciones económicas y comerciales, debiendo mantenerlas únicamente con los Estados que garanticen el cumplimiento de los derechos humanos y la existencia de una democracia plena. También debe presionar a Estados Unidos a que introduzca en su política nacional la integración económica no sólo de México sino del resto de países latinoamericanos, los cuales poseen una gran variedad de materias primas y recursos energéticos.
En conclusión, Europa y EEUU tienen un papel fundamental en la preservación de la democracia en el subcontinente, y tienen que aunar fuerzas en defensa de la democracia, a sabiendas que el populismo cuenta con ventajas como la homogeneidad, la tenencia de un objetivo definido, que es expandir su ideal antidemocrático, y el apoyo militar de Rusia.
Mario Sanz Galacho