MSG – EL CONCEPTO ESTRATÉGICO DE MADRID – 27 de mayo de 2022
El próximo 29 y 30 de junio se celebrará en Madrid una nueva Cumbre de la OTAN, de la que saldrá un nuevo Concepto Estratégico, que renovará el de Lisboa del año 2010. Este nos mostrará qué actitud adopta la OTAN frente a los nuevos desafíos en materia de seguridad y defensa durante la próxima década.
Los Estados aliados buscarán en la Cumbre elaborar un texto que incluya medidas sobre siete cuestiones principales. En primer lugar, reforzar el vínculo trasatlántico, ante el crecimiento económico, tecnológico, e industrial exponencial de China, y el talante militar amenazador de Rusia, el empeoramiento de las relaciones entre Europa y Estados Unidos durante el mandato de Donald Trump, donde se empezó a hablar en la Unión de autonomía estratégica, y el giro de la política exterior estadounidense hacia el eje Asia-Pacífico y China, competidor firme de EEUU en todos los ámbitos.
En segundo lugar, se prevé un aumento de la capacidad disuasoria con Rusia, que desde su invasión de Crimea en 2014, se viene realizando, aunque siempre de forma reactiva o correctiva. A partir de ahora, el objetivo pasa por ejecutar una estrategia de disuasión que se anticipe y prevenga posibles conflictos o crisis entre Oriente y Occidente. EEUU tratará de incorporar un componente político a la estrategia militar que se apruebe, pero que muchos Estados del otro lado del Atlántico, como España, no aceptarán por la tenencia de vínculos económicos y energéticos con Rusia. El conflicto armado internacional actual entre Rusia y Ucrania ha hecho que el asunto de Rusia se sitúe en uno de los ejes importantes a tratar en la Cumbre, donde cada Estado defenderá no solo los intereses comunes de la alianza sino los particulares.
Por otro lado, se hablará mucho sobre China, ya que EEUU la considera una amenaza a largo plazo por su capacidad de influencia en el resto de Estados, como podemos ver reflejado en la iniciativa 16+1 que ha implementado, la falta de transparencia en sus capacidades militares, la vulneración de los derechos humanos sobre su población, o la competencia empresarial desleal. Sin embargo, en este punto, los Estados miembros de la UE, con intereses económicos en la región asiática, tendrán que negociar antes su postura dentro de la PESC, y mostrar una posición única frente a EEUU, que es el actor que ha buscado intencionada y hábilmente que esta cuestión se introdujese en el debate OTAN, al afectarle directamente. Esta es una simple demostración del poder de actuación y decisión que tiene EEUU en la OTAN, capaz de marcar la agenda en base a sus propios intereses soberanos.
Si analizamos las tres funciones que tiene la OTAN, véase defensa colectiva, gestión de crisis, y seguridad cooperativa, veremos cómo hasta ahora la prioridad se situaba en la segunda función, es decir, la realización de misiones internacionales, humanitarias y de paz. Sin embargo, el fracaso de las intervenciones militares en Libia y Afganistán hizo que estas quedasen apartadas. A raíz de la Cumbre, los Estados aliados buscarán incrementar la defensa colectiva del artículo cinco del Tratado de Washington ante la amenaza rusa, y también, aunque en menor medida, la seguridad cooperativa, reforzando los partenariados existentes y buscando otros nuevos, como es el caso de Colombia. España tendrá que tratar en esta cuestión de que la OTAN fije su mirada en el norte de África y el Sahel, por culpa la piratería en el golfo de Guinea, la atractividad mineral de Mauritania, el terrorismo, o la inmigración.
En quinta posición, España y otros Estados reivindicarán la revisión de los indicadores para medir la contribución estatal a la OTAN, añadiendo al porcentaje de PIB respecto al 2% el gasto en contribuciones al presupuesto común y el gasto bruto en defensa.
Posteriormente, se trabajará en reforzar las capacidades nacionales de resiliencia, que no es otra cosa que la capacidad de resistencia de los Estados y la recuperación de todos los actores de la sociedad, desde el sector privado y los sistemas de comunicación hasta los medios de comunicación y las universidades, ante posibles amenazas híbridas como ciberataques, o el uso de mercenarios.
En séptimo y último lugar, los jefes de Estado y de Gobierno adaptarán las nuevas políticas que se acuerden a la protección del medio ambiente. Para ello, se debatirá sobre la armonización de los estándares de defensa, como los de las fuerzas armadas o las instalaciones. En este aspecto, los Estados aliados se esforzarán por colaborar con terceros Estados como China o Rusia, entendiendo el cambio climático como un problema global. Ya se han producido avances en este sentido, tras la aprobación de la Agenda sobre Cambio Climático y Seguridad en marzo del año pasado.
Debido a la existencia de veintiún Estados que son miembros tanto de la OTAN como de la UE, se hace imprescindible la coordinación de los procesos estratégicos de ambas organizaciones internacionales, al pretender ambas la protección de los ciudadanos europeos.
En conclusión, cumpliéndose cuarenta años de la entrada de España en la OTAN, estamos ante una oportunidad única para demostrarle al resto de aliados nuestro compromiso con la defensa y seguridad de Occidente. Un buen trabajo de la delegación española se traducirá en la obtención de un Concepto Estratégico positivo para España y el resto de los aliados. La guerra en Ucrania nos ha hecho ver que la cooperación y el buen entendimiento entre la OTAN y la UE es fundamental para garantizar la seguridad en el continente.
Mario Sanz Galacho
«La guerra en Ucrania va a influir en el Concepto Estratégico, dirigiendo a la OTAN hacia una organización más política y global»
MSG – EL CONCEPTO ESTRATÉGICO DE MADRID – 27 de mayo de 2022
Los Estados aliados buscarán en la Cumbre elaborar un texto que incluya medidas sobre siete cuestiones principales. En primer lugar, reforzar el vínculo trasatlántico, ante el crecimiento económico, tecnológico, e industrial exponencial de China, y el talante militar amenazador de Rusia, el empeoramiento de las relaciones entre Europa y Estados Unidos durante el mandato de Donald Trump, donde se empezó a hablar en la Unión de autonomía estratégica, y el giro de la política exterior estadounidense hacia el eje Asia-Pacífico y China, competidor firme de EEUU en todos los ámbitos.
En segundo lugar, se prevé un aumento de la capacidad disuasoria con Rusia, que desde su invasión de Crimea en 2014, se viene realizando, aunque siempre de forma reactiva o correctiva. A partir de ahora, el objetivo pasa por ejecutar una estrategia de disuasión que se anticipe y prevenga posibles conflictos o crisis entre Oriente y Occidente. EEUU tratará de incorporar un componente político a la estrategia militar que se apruebe, pero que muchos Estados del otro lado del Atlántico, como España, no aceptarán por la tenencia de vínculos económicos y energéticos con Rusia. El conflicto armado internacional actual entre Rusia y Ucrania ha hecho que el asunto de Rusia se sitúe en uno de los ejes importantes a tratar en la Cumbre, donde cada Estado defenderá no solo los intereses comunes de la alianza sino los particulares.
Por otro lado, se hablará mucho sobre China, ya que EEUU la considera una amenaza a largo plazo por su capacidad de influencia en el resto de Estados, como podemos ver reflejado en la iniciativa 16+1 que ha implementado, la falta de transparencia en sus capacidades militares, la vulneración de los derechos humanos sobre su población, o la competencia empresarial desleal. Sin embargo, en este punto, los Estados miembros de la UE, con intereses económicos en la región asiática, tendrán que negociar antes su postura dentro de la PESC, y mostrar una posición única frente a EEUU, que es el actor que ha buscado intencionada y hábilmente que esta cuestión se introdujese en el debate OTAN, al afectarle directamente. Esta es una simple demostración del poder de actuación y decisión que tiene EEUU en la OTAN, capaz de marcar la agenda en base a sus propios intereses soberanos.
Si analizamos las tres funciones que tiene la OTAN, véase defensa colectiva, gestión de crisis, y seguridad cooperativa, veremos cómo hasta ahora la prioridad se situaba en la segunda función, es decir, la realización de misiones internacionales, humanitarias y de paz. Sin embargo, el fracaso de las intervenciones militares en Libia y Afganistán hizo que estas quedasen apartadas. A raíz de la Cumbre, los Estados aliados buscarán incrementar la defensa colectiva del artículo cinco del Tratado de Washington ante la amenaza rusa, y también, aunque en menor medida, la seguridad cooperativa, reforzando los partenariados existentes y buscando otros nuevos, como es el caso de Colombia. España tendrá que tratar en esta cuestión de que la OTAN fije su mirada en el norte de África y el Sahel, por culpa la piratería en el golfo de Guinea, la atractividad mineral de Mauritania, el terrorismo, o la inmigración.
En quinta posición, España y otros Estados reivindicarán la revisión de los indicadores para medir la contribución estatal a la OTAN, añadiendo al porcentaje de PIB respecto al 2% el gasto en contribuciones al presupuesto común y el gasto bruto en defensa.
Posteriormente, se trabajará en reforzar las capacidades nacionales de resiliencia, que no es otra cosa que la capacidad de resistencia de los Estados y la recuperación de todos los actores de la sociedad, desde el sector privado y los sistemas de comunicación hasta los medios de comunicación y las universidades, ante posibles amenazas híbridas como ciberataques, o el uso de mercenarios.
En séptimo y último lugar, los jefes de Estado y de Gobierno adaptarán las nuevas políticas que se acuerden a la protección del medio ambiente. Para ello, se debatirá sobre la armonización de los estándares de defensa, como los de las fuerzas armadas o las instalaciones. En este aspecto, los Estados aliados se esforzarán por colaborar con terceros Estados como China o Rusia, entendiendo el cambio climático como un problema global. Ya se han producido avances en este sentido, tras la aprobación de la Agenda sobre Cambio Climático y Seguridad en marzo del año pasado.
Debido a la existencia de veintiún Estados que son miembros tanto de la OTAN como de la UE, se hace imprescindible la coordinación de los procesos estratégicos de ambas organizaciones internacionales, al pretender ambas la protección de los ciudadanos europeos.
En conclusión, cumpliéndose cuarenta años de la entrada de España en la OTAN, estamos ante una oportunidad única para demostrarle al resto de aliados nuestro compromiso con la defensa y seguridad de Occidente. Un buen trabajo de la delegación española se traducirá en la obtención de un Concepto Estratégico positivo para España y el resto de los aliados. La guerra en Ucrania nos ha hecho ver que la cooperación y el buen entendimiento entre la OTAN y la UE es fundamental para garantizar la seguridad en el continente.
Mario Sanz Galacho