José Joaquín Casavilla Calvo – el melancólico – 1 de junio de 2022
El estallido de la guerra ruso-ucraniana en febrero de 2022 parece ser una oportunidad tanto para EEUU como para la República Popular China en lo que tradicionalmente era la esfera de influencia rusa. Por un lado, la República Popular China se presenta como un intermediario en este conflicto, recibe peticiones de Occidente para persuadir a Rusia de que se retire de Ucrania. China desempeña este papel con el objetivo de recibir concesiones o de ganar una mejor imagen como la gran potencia que es. De hecho, China ha hecho un llamamiento a la paz dentro del conflicto mientras ha promovido la idea de que Estados Unidos es una amenaza como responsable de esta guerra. China, ha jugado un papel amistoso hacia la zona europea, que es de su interés en términos de inversión e influencia, pudiéndose apreciar así en proyectos como el de la Nueva Ruta de la Seda.
Por otro lado, China es un aliado de Rusia que busca transformarse en un asociado menor dentro de una alianza desigual. Esta alianza es frágil ya que China no oculta sus intereses en la región de Transamur, territorio ruso que en su día perteneció al Imperio Qing. Tampoco oculta sus intereses en las repúblicas centroasiáticas que fueron repúblicas Soviéticas, hoy miembros de la OTSC, pero sobre todo miembros de la OCS que lidera la República Popular China a través de inversiones que generan dependencia de China como ha hecho con Uzbekistán un Estado muy alineado a los intereses chinos, del que se ha convertido en el más importante inversor, al igual que ha sucedido con otros numerosos estados, aunque los estados turcos como Kazajstán mantienen cierta distancia con China debido a su problema con la etnia conocida como uigures. Es a través de estos estados de Asia Central por donde pasa la iniciativa del cinturón y la ruta.
Es cierto que el telón de acero se sintió en Berlín, aunque no en la centralizada Asia en la que Occidente jugó un papel bastante importante en el crecimiento de su economía con la deslocalización descentralizada de sus empresas. No se puede olvidar que dentro del bloque oriental hubo una Guerra Fría entre la Unión Soviética apoyada por el Pacto de Varsovia o Vietnam contra el frente maoísta que apoyaba a Camboya y a su líder genérico Pol Pot, y en cierto punto la Albania de Enver Hoxha que rechazaba el fin del planteamiento estalinista de la Unión Soviética, ya que tenían una visión muy purista del estalinismo.
Tampoco hay que olvidar a la República Popular China que establece estados títeres mediante la inversión a través de la compra de su deuda a cambio de recibir favores diplomáticos, explotaciones de recursos naturales, concesiones de sus puertos o propiedades. Al igual que ha hecho en el continente africano y en muchos países latinoamericanos.
China parece estar aprovechando las sanciones impuestas a Rusia para hacer su economía más dependiente de la economía china. Por ejemplo, la expulsión de Rusia del sistema SWIFT puede dar a China más importancia en las finanzas rusas en las que buscan dejar de centrarse en el dólar como principal moneda fiduciaria en su sistema de cambio. China también puede comprar gas ruso para hacerlos aún más dependientes ahora que Europa parece estar menos dispuesta a ser un socio comercial de Rusia. Este movimiento de China bien puede ser necesario para establecer un nuevo estado títere en Rusia subyugándolo bajo los intereses chinos como un vasallo.
Respecto a Estados Unidos, esta guerra le ha sido de utilidad como medio para reforzar su alianza con Europa. La OTAN ha anunciado un rearme completo de sus miembros mediante el cual los estados miembros deberán cumplir con los acuerdos de gasto que en el pasado habían sido una debilidad muy importante de la alianza del Atlántico Norte. Esta guerra ha tenido una repercusión que ha provocado hechos como la remilitarización de Alemania, un país que había abandonado el ámbito militar desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Se cree que Moldavia, un Estado que formaba parte de la Unión Soviética, está amenazada debido a su proximidad con Ucrania y al hecho de que tiene una región separatista que funciona como república independiente desde 1992, producto de una guerra civil conocida como Transnistria, que tiene estrechos vínculos con Rusia y el mundo eslavo, a diferencia de Moldavia, que tiene sus vínculos con Rumanía y el mundo latino. Como consecuencia de este conflicto, se estima que existe un alto riesgo de que las tropas de Transnistria puedan ayudar a las tropas rusas en la toma de Odessa.
Mientras tanto, Estados como Finlandia y Suecia han solicitado su ingreso dentro de la alianza hace meses, adaptándose actualmente a los requisitos para su adhesión dentro de la organización, ya que estos países escandinavos se sienten amenazados por la actitud de la Federación Rusa, que hasta ahora ha adoptado políticas hostiles contra estos estados, Moscú ha manifestado indiferencia ante la adhesión de estos Estados a la OTAN siempre y cuando no se movilice armamento dentro de las fronteras de dichos estados, que son cruciales por su influencia en el Consejo Ártico, una región de sumo interés por sus particularidades y recursos.
Aunque esta incorporación parece tener un reto que no es otro que la amenaza de veto de la República de Turquía, actual miembro de la alianza del Atlántico Norte, que considera que Suecia y Finlandia dan cobijo a los activistas kurdos que se suponen la mayor amenaza para el statu quo turco.
EE.UU. se ha mostrado como un exportador de gas de sumo interés de Europa, ya que la Federación Rusa es un socio comercial que genera desconfianza, debido a este conflicto, que a la postre, refuerza la posición de EE.UU. en el panorama geopolítico, pues hasta la fecha se ha desincentivado el uso de la energía nuclear.
No hay que olvidar que Estados Unidos no ha ganado una guerra desde 1991, mientras que Rusia ha ganado guerras en Chechenia y Georgia, además de tener éxito en su ocupación de Crimea. Europa ha tenido una rápida reacción en la que está apoyando a Ucrania y esto ha sido un apoyo al fortalecimiento de su alianza con la OTAN aunque líderes como Emanuelle Macron ha estado promoviendo cierto rechazo hacia la OTAN y la influencia de EE.UU. en la zona europea desde los acontecimientos de la formación de la alianza AUKUS, en la que Francia no ha sido tomada en cuenta, buscando promover la suficiencia militar europea de una manera bastante oportunista, aunque por ahora no teniendo tanto éxito en la promoción de este mensaje, a pesar de poner una semilla de este deseo de suficiencia militar.
No obstante, no se puede ignorar que la economía europea se encuentra profundamente lastrada como producto de la congelación de reservas de divisas extranjeras del Banco Central Ruso, la confiscación de bienes rusos y el resto sanciones impuestas, pues necesita comprar gas, citamos éste entre muchos otros recursos energéticos, a Rusia, cuyo pago se efectúa a través de rublos.
La guerra en Ucrania ha fortalecido la alianza de la OTAN y a Estados Unidos, del mismo modo que es una oportunidad para la República Popular China con el fin de convertirse en una potencia diplomática, y expandir su área de influencia, acercándose a Europa y convirtiendo a Rusia en un estado títere y vasallo. Los grandes perdedores de este conflicto son, Europa región desestabilizada en sus respectivos mercados como consecuencia de las propias sanciones impuestas por ésta que le damnifica a corto, medio y largo plazo, y Rusia, cuyo prestigio y legitimidad como gran potencia dejan de existir.
«Pese a la posición de ser el Estado que más armamento nuclear posee, ni su economía ni su fuerza militar se ajustan al de una gran potencia.»
José Joaquín Casavilla Calvo – el melancólico – 1 de junio de 2022
El estallido de la guerra ruso-ucraniana en febrero de 2022 parece ser una oportunidad tanto para EEUU como para la República Popular China en lo que tradicionalmente era la esfera de influencia rusa. Por un lado, la República Popular China se presenta como un intermediario en este conflicto, recibe peticiones de Occidente para persuadir a Rusia de que se retire de Ucrania. China desempeña este papel con el objetivo de recibir concesiones o de ganar una mejor imagen como la gran potencia que es. De hecho, China ha hecho un llamamiento a la paz dentro del conflicto mientras ha promovido la idea de que Estados Unidos es una amenaza como responsable de esta guerra. China, ha jugado un papel amistoso hacia la zona europea, que es de su interés en términos de inversión e influencia, pudiéndose apreciar así en proyectos como el de la Nueva Ruta de la Seda.
Por otro lado, China es un aliado de Rusia que busca transformarse en un asociado menor dentro de una alianza desigual. Esta alianza es frágil ya que China no oculta sus intereses en la región de Transamur, territorio ruso que en su día perteneció al Imperio Qing. Tampoco oculta sus intereses en las repúblicas centroasiáticas que fueron repúblicas Soviéticas, hoy miembros de la OTSC, pero sobre todo miembros de la OCS que lidera la República Popular China a través de inversiones que generan dependencia de China como ha hecho con Uzbekistán un Estado muy alineado a los intereses chinos, del que se ha convertido en el más importante inversor, al igual que ha sucedido con otros numerosos estados, aunque los estados turcos como Kazajstán mantienen cierta distancia con China debido a su problema con la etnia conocida como uigures. Es a través de estos estados de Asia Central por donde pasa la iniciativa del cinturón y la ruta.
Es cierto que el telón de acero se sintió en Berlín, aunque no en la centralizada Asia en la que Occidente jugó un papel bastante importante en el crecimiento de su economía con la deslocalización descentralizada de sus empresas. No se puede olvidar que dentro del bloque oriental hubo una Guerra Fría entre la Unión Soviética apoyada por el Pacto de Varsovia o Vietnam contra el frente maoísta que apoyaba a Camboya y a su líder genérico Pol Pot, y en cierto punto la Albania de Enver Hoxha que rechazaba el fin del planteamiento estalinista de la Unión Soviética, ya que tenían una visión muy purista del estalinismo.
Tampoco hay que olvidar a la República Popular China que establece estados títeres mediante la inversión a través de la compra de su deuda a cambio de recibir favores diplomáticos, explotaciones de recursos naturales, concesiones de sus puertos o propiedades. Al igual que ha hecho en el continente africano y en muchos países latinoamericanos.
China parece estar aprovechando las sanciones impuestas a Rusia para hacer su economía más dependiente de la economía china. Por ejemplo, la expulsión de Rusia del sistema SWIFT puede dar a China más importancia en las finanzas rusas en las que buscan dejar de centrarse en el dólar como principal moneda fiduciaria en su sistema de cambio. China también puede comprar gas ruso para hacerlos aún más dependientes ahora que Europa parece estar menos dispuesta a ser un socio comercial de Rusia. Este movimiento de China bien puede ser necesario para establecer un nuevo estado títere en Rusia subyugándolo bajo los intereses chinos como un vasallo.
Respecto a Estados Unidos, esta guerra le ha sido de utilidad como medio para reforzar su alianza con Europa. La OTAN ha anunciado un rearme completo de sus miembros mediante el cual los estados miembros deberán cumplir con los acuerdos de gasto que en el pasado habían sido una debilidad muy importante de la alianza del Atlántico Norte. Esta guerra ha tenido una repercusión que ha provocado hechos como la remilitarización de Alemania, un país que había abandonado el ámbito militar desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Se cree que Moldavia, un Estado que formaba parte de la Unión Soviética, está amenazada debido a su proximidad con Ucrania y al hecho de que tiene una región separatista que funciona como república independiente desde 1992, producto de una guerra civil conocida como Transnistria, que tiene estrechos vínculos con Rusia y el mundo eslavo, a diferencia de Moldavia, que tiene sus vínculos con Rumanía y el mundo latino. Como consecuencia de este conflicto, se estima que existe un alto riesgo de que las tropas de Transnistria puedan ayudar a las tropas rusas en la toma de Odessa.
Mientras tanto, Estados como Finlandia y Suecia han solicitado su ingreso dentro de la alianza hace meses, adaptándose actualmente a los requisitos para su adhesión dentro de la organización, ya que estos países escandinavos se sienten amenazados por la actitud de la Federación Rusa, que hasta ahora ha adoptado políticas hostiles contra estos estados, Moscú ha manifestado indiferencia ante la adhesión de estos Estados a la OTAN siempre y cuando no se movilice armamento dentro de las fronteras de dichos estados, que son cruciales por su influencia en el Consejo Ártico, una región de sumo interés por sus particularidades y recursos.
Aunque esta incorporación parece tener un reto que no es otro que la amenaza de veto de la República de Turquía, actual miembro de la alianza del Atlántico Norte, que considera que Suecia y Finlandia dan cobijo a los activistas kurdos que se suponen la mayor amenaza para el statu quo turco.
EE.UU. se ha mostrado como un exportador de gas de sumo interés de Europa, ya que la Federación Rusa es un socio comercial que genera desconfianza, debido a este conflicto, que a la postre, refuerza la posición de EE.UU. en el panorama geopolítico, pues hasta la fecha se ha desincentivado el uso de la energía nuclear.
No hay que olvidar que Estados Unidos no ha ganado una guerra desde 1991, mientras que Rusia ha ganado guerras en Chechenia y Georgia, además de tener éxito en su ocupación de Crimea. Europa ha tenido una rápida reacción en la que está apoyando a Ucrania y esto ha sido un apoyo al fortalecimiento de su alianza con la OTAN aunque líderes como Emanuelle Macron ha estado promoviendo cierto rechazo hacia la OTAN y la influencia de EE.UU. en la zona europea desde los acontecimientos de la formación de la alianza AUKUS, en la que Francia no ha sido tomada en cuenta, buscando promover la suficiencia militar europea de una manera bastante oportunista, aunque por ahora no teniendo tanto éxito en la promoción de este mensaje, a pesar de poner una semilla de este deseo de suficiencia militar.
No obstante, no se puede ignorar que la economía europea se encuentra profundamente lastrada como producto de la congelación de reservas de divisas extranjeras del Banco Central Ruso, la confiscación de bienes rusos y el resto sanciones impuestas, pues necesita comprar gas, citamos éste entre muchos otros recursos energéticos, a Rusia, cuyo pago se efectúa a través de rublos.
La guerra en Ucrania ha fortalecido la alianza de la OTAN y a Estados Unidos, del mismo modo que es una oportunidad para la República Popular China con el fin de convertirse en una potencia diplomática, y expandir su área de influencia, acercándose a Europa y convirtiendo a Rusia en un estado títere y vasallo. Los grandes perdedores de este conflicto son, Europa región desestabilizada en sus respectivos mercados como consecuencia de las propias sanciones impuestas por ésta que le damnifica a corto, medio y largo plazo, y Rusia, cuyo prestigio y legitimidad como gran potencia dejan de existir.
«Pese a la posición de ser el Estado que más armamento nuclear posee, ni su economía ni su fuerza militar se ajustan al de una gran potencia.»