Víctor Pla Cid – Todo depende de los rusos – 17-06-2022
La guerra de Siria (2011-actualidad) es uno de los conflictos armados más relevantes de nuestro tiempo, debido a sus inexorables oleadas de migrantes en búsqueda de un refugio, donde sus vidas no corran peligro. Cuándo estalló, la ONU centró gran parte de sus esfuerzos en ayudar a los millones de inocentes sirios. Generalmente, la ayuda humanitaria ha comprendido material médico, comida, agua, medicamentos y diversos utensilios para la construcción de campos de refugiados. Éstos, para llegar al país de oriente medio, tienen que ser transportados por carretera desde Turquía. No es posible realizarlo por vía aérea debido al paso constante de aviones de combate del estado ruso.
En 2020, el número de carreteras abiertas a los vehículos humanitarios era de cuatro. Después de una serie de votaciones en el Consejo de Seguridad de la ONU, gracias a los votos de China y Rusia, ése número se redujo a uno sólo. Éste próximo julio el mismo Consejo de Seguridad votará el cierre del último canal de ayuda humanitaro, en Bab al-Hawa. Aparentemente, todos los países formantes del Consejo se han posicionado en contra de esta medida, a excepción del embajador de Rusia. Los rusos defienden su postura en tanto que consideran que sólo el estado de Siria es legítimo para decidir qué carriles están abiertos o cerrados. Ésta propuesta ha sido duramente criticada por las grandes ONGs mundiales, llegando incluso a que 32 líderes humanitarios se posicionen en contra del voto ruso.
La ruta ayuda a más de dos millones de personas cada mes, gracias a sus suministros de comida (que alimentan a 1,8 millones de sirios), asistencia nutricional (para 85,000 personas) o recursos educativos (para 80,000 personas). Ésta guerra ha generado que cerca de 15 millones de personas sean dependientes de la ayuda humanitaria. El gobierno de Bashar Al-Assad también proporciona ayuda humanitaria, pero ésta sólo llega a 50,000 civiles, y, generalmente, se ha considerado escasa o de mala calidad.
El problema que aquí nos concierne no es sobre el posicionamiento del Kremlin a nivel humanitario, sino del poder que ostentan cinco naciones (EEUU, Rusia, China, Francia e Inglaterra) gracias al veto power. Éste poder permite vetar cualquier resolución de la ONU, aunque sólo un estado con ese poder esté en contra, y los 196 países restantes miembros de la ONU presentes a favor, sería más que suficiente para evitar que una declaración (o resolución) se hiciera efectiva. Es aquí dónde creo que es merecido plantear un debate: ¿es lógico mantener éste privilegio?
«La ayuda humanitaria ha comprendido material médico, comida, agua (…)»
Víctor Pla Cid – Todo depende de los rusos – 17-06-2022
La guerra de Siria (2011-actualidad) es uno de los conflictos armados más relevantes de nuestro tiempo, debido a sus inexorables oleadas de migrantes en búsqueda de un refugio, donde sus vidas no corran peligro. Cuándo estalló, la ONU centró gran parte de sus esfuerzos en ayudar a los millones de inocentes sirios. Generalmente, la ayuda humanitaria ha comprendido material médico, comida, agua, medicamentos y diversos utensilios para la construcción de campos de refugiados. Éstos, para llegar al país de oriente medio, tienen que ser transportados por carretera desde Turquía. No es posible realizarlo por vía aérea debido al paso constante de aviones de combate del estado ruso.
En 2020, el número de carreteras abiertas a los vehículos humanitarios era de cuatro. Después de una serie de votaciones en el Consejo de Seguridad de la ONU, gracias a los votos de China y Rusia, ése número se redujo a uno sólo. Éste próximo julio el mismo Consejo de Seguridad votará el cierre del último canal de ayuda humanitaro, en Bab al-Hawa. Aparentemente, todos los países formantes del Consejo se han posicionado en contra de esta medida, a excepción del embajador de Rusia. Los rusos defienden su postura en tanto que consideran que sólo el estado de Siria es legítimo para decidir qué carriles están abiertos o cerrados. Ésta propuesta ha sido duramente criticada por las grandes ONGs mundiales, llegando incluso a que 32 líderes humanitarios se posicionen en contra del voto ruso.
La ruta ayuda a más de dos millones de personas cada mes, gracias a sus suministros de comida (que alimentan a 1,8 millones de sirios), asistencia nutricional (para 85,000 personas) o recursos educativos (para 80,000 personas). Ésta guerra ha generado que cerca de 15 millones de personas sean dependientes de la ayuda humanitaria. El gobierno de Bashar Al-Assad también proporciona ayuda humanitaria, pero ésta sólo llega a 50,000 civiles, y, generalmente, se ha considerado escasa o de mala calidad.
El problema que aquí nos concierne no es sobre el posicionamiento del Kremlin a nivel humanitario, sino del poder que ostentan cinco naciones (EEUU, Rusia, China, Francia e Inglaterra) gracias al veto power. Éste poder permite vetar cualquier resolución de la ONU, aunque sólo un estado con ese poder esté en contra, y los 196 países restantes miembros de la ONU presentes a favor, sería más que suficiente para evitar que una declaración (o resolución) se hiciera efectiva. Es aquí dónde creo que es merecido plantear un debate: ¿es lógico mantener éste privilegio?