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    Anhelar lo conocido

    AGA Anhelar lo conocido24 de junio de 2022

    No es mi menester adentrarme en los deseos que vayas a tener. No obstante, sin mucho divagar se pueden prever. Existe un superpoder que pocas veces es expuesto entre las opciones posibles para responder a la pregunta: ¿qué superpoder te gustaría tener? La respuesta menos frecuentada y, por ello, menos sopesada.

    A pesar de esto, si se responde pretendiendo conservar la realidad misma y de acuerdo a lo que el pragmatismo nos permite, saber qué piensa quienes nos rodean es la respuesta más factible. Las oportunidades que esto nos reportaría son de una magnitud mayúscula. Tan es así, que es a lo que se pretende llegar por medio de algoritmos y otros medios tecnológicos avanzados. Aun así, como es común, para todo objetivo se presentan obstáculos. En sentido literal, lo que estamos abordando es lo comúnmente conocido como “meterse en la cabeza de la gente”. Lo cual nos lleva a concluir que, a menos que el sujeto en cuestión nos anticipe lo que va a hacer o de manera explícita nos mencione qué mueve su pensar, es plenamente imposible alcanzar este anhelo.

    Asumiendo la imposibilidad presentada, determinemos que saber mucho lo que alguien piensa es 1 y no saberlo es cero. El objetivo es llegar a 0,9 periodo; que aun sin ser 1 se le asemeja. 0,9 está determinado por gustos, preferencias, vivencias, antecedentes, escuchas, presente, futuro, miedos, esperanzas, entusiasmo y, sobre todo, por uno mismo. Cada 0,9 es único, exclusivo e irrepetible, no hay por igual ni es grupal. Aun con las particularidad que lo caracteriza, existen patrones comunes a grupos de 0,9 ; incluso algún patrón es igual en todos los 0,9.

    Así, de entre los escasos patrones que mueven el ánimo de todos los 0,9 se encuentra: anhelar lo conocido. Aquello que es sinónimo de estabilidad y de sensatez, lo que conozco y aprecio. Lo conocido puede llegarse a despreciar, pero jamás perderemos el anhelo de apreciar. Porque el bienestar, el sostener una rutina entrañable, la seguridad. Como alguno diría, el sentido común, el estar con la gente, el construir de abajo a arriba, la política sensata y moderada, es un remanente que de manera interminable yace en el corazón de cada individuo. No es un deseo constante pero sí duradero, no aflora cada día, pero sí aparece cuando su ausencia entristece. En definitiva, la estabilidad es un patrón común, que no siempre se añora, pero que cuando escasea por él se pelea.

    Quien más 0,9 acierta es quien en el sillón se sienta. Hay varios modos de, como decía, salir por la Puerta Grande, pero el más eficaz es levantar a una inmensa mayoría de su asiento. No todos los toros son iguales, pero existen patrones comunes que afectan a todos. Desean tener las necesidades básicas cubiertas, desean estabilidad, aciertos, soluciones y prosperidad.
    En definitiva, es anhelar lo conocido, lo factible del día a día, lo coloquial en la excepción y la alegría en la desesperación.

    Dada la complejidad que esto presenta, es tan solo el primer paso. Es necesario no solo dar con ello, sino presentarlo, enarbolarlo o, en su caso predecirlo. Me sumo a quienes ya así se lo han reconocido, el arte de acertar lo desprevenido, la audacia de anticipar lo no ocurrido. Señor Michavila, de méritos se vive.

    «Lo conocido puede llegarse a despreciar, pero jamás perderemos el anhelo de apreciar»

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