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    Nuestra generación y el deber de no olvidar

    FRANCISCO PROVENZANO VIÑUALES- Nuestra generación y el deber de no olvidar28 de Junio de 2022

    La decisión del Pleno del Ayuntamiento de Vitoria de dedicar una calle a Miguel Ángel Blanco con motivo del vigésimo quinto aniversario de su asesinato por parte de ETA, me ha hecho reflexionar sobre la importancia de recordar a las víctimas del terrorismo y proteger su memoria. Durante este proceso de reflexión me he sentido profundamente avergonzado de en algún periodo de mi vida haber intentado entender, hallar una justificación o hasta  algún punto intentar legitimar las atrocidades perpetradas  por ETA contra la nación española, durante más de 40 años de violencia extrema. Pero esta reflexión también ha reafirmado mi vocación y mi compromiso de trabajar para lograr que nunca más la violencia terrorista sea utilizada para lograr objetivos políticos, y que sea posible  alcanzar la tan ansiada convivencia pacífica en el País Vasco. Para que  todos los ciudadanos tengan el derecho de expresarse libremente sin tener miedo a sufrir intimidaciones. 

    Para poder construir un futuro mejor, donde prime la democracia, el consenso, la moderación, la convivencia y la cohesión social es necesario mirar al pasado y recordar el sufrimiento ocasionado por la utilización de la violencia como herramienta para alcanzar objetivos políticos. Pero también recordar a los que dejaron la vida, o vieron sus vidas drásticamente afectadas por defender el Estado de derecho, la libertad, la paz y la convivencia en un periodo donde ETA buscaba atormentar y callar  a los demócratas  a través del uso indiscriminado de la violencia. Y por ello resulta  alarmante ver el alto desconocimiento que tienen los jóvenes españoles  acerca de lo ocurrido en el pasado.

    Un informe elaborado por la consultora GAD3 demuestra que más del 60% de los jóvenes  no sabe quién fue Miguel Ángel Blanco, una cifra aún más alta no reconoce la figura de Ernest Lluch ni tampoco tiene conocimiento acerca del secuestro de Ortega Lara. El principal motivo de preocupación es el hecho de que las generaciones que no han sufrido la violencia como una preocupación diaria y desconocen lo ocurrido en el pasado tienden  a  legitimar o incluso justificar el uso de las mismas. Una encuesta llevada a cabo en los centros educativos de la Comunidad Foral  de Navarra, ha reflejado que alrededor del 25% de los alumnos de la ESO justifica el uso de la violencia en algún caso, para alcanzar fines políticos.

    La falta de conocimiento  por parte de los jóvenes sobre la sangrienta historia de ETA, es culpa de la falta de visibilidad  que tienen determinados temas dentro de las aulas españolas. El gobierno español debe garantizar que todos los estudiantes reciban una enseñanza adecuada respecto a los graves  hechos cometidos por ETA y su entorno durante su largo periodo de existencia y también  respecto al proceso de fragmentación social que sufrió la sociedad vasca durante todos esos años.

    Porque como ha denunciado la Asociación Víctimas del Terrorismo, la nueva ley de educación saca a ETA de los libros de texto y otorga la facultad a la comunidades autónomas de establecer diferentes relatos sobre la historia del terrorismo. Los nuevos libros de texto de la asignatura Historia y Geografía abordan el concepto de terrorismo de una manera muy global y conceptual, evitando a contextualizar acerca de los momentos históricos donde ha sido utilizado en España. 

    Es imprescindible lograr que todos los jóvenes españoles entiendan que ETA fue derrotada por la democracia, el Estado de Derecho,  la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la voluntad popular. Y esto se logró sin que la organización terrorista  alcanzara ninguno de sus objetivos políticos gracias al sacrificio de miles de ciudadanos que arriesgaron sus vidas y las de sus seres queridos en defensa de los valores democráticos, y la convivencia pacífica. Los españoles tenemos una deuda de gratitud con todas las víctimas del terrorismo y sus familias, y la manera que tenemos de agradecerles  es recordando y trabajando para continuar el legado que ellos han dejado. 

    La negativa de la sociedad española a doblegarse frente a la violencia de ETA y su entorno, es un claro ejemplo de lo que podemos lograr trabajando de manera conjunta desde los diferentes sectores de la sociedad, dejando de lado las diferencias para poder alcanzar un objetivo común. Pero todavía queda mucho camino por andar, porque la disolución de ETA y el abandono de la violencia no han acabado con la fractura social, el maltrato a las víctimas y la conflictividad en el País Vasco. Y debido a esto, surge la necesidad de resolver los problemas que perduran en la sociedad vasca, como la situación de los etarras presos, su reinserción en la sociedad, como también el acoso a las víctimas y a las fuerzas de seguridad, a través del diálogo y los canales democráticos.

    El perdón por parte de la organización terrorista, la izquierda abertzale agrupada políticamente en la coalición EH Bildu, y otros actores de la sociedad vasca que han avalado el terrorismo, es insuficiente y  debe ir acompañado  de acciones y no solamente de  palabras. De qué sirve un comunicado pidiendo perdón si todavía se siguen realizando homenajes a los etarras salidos de prisión, se siguen vandalizando los monumentos y profanando las tumbas de las víctimas, siguen existiendo amenazas contra las fuerzas de seguridad,  e intimidaciones a miembros de diferentes organizaciones y partidos políticos.

    Nuestra generación tiene una oportunidad histórica de alcanzar la tan ansiada, difícil y necesaria meta  de lograr alcanzar  la convivencia pacífica, la cohesión social y el respeto absoluto por la democracia y el Estado de Derecho, en el País Vasco y Navarra. El contexto político y social es favorable y por ello no podemos dejar pasar esta posibilidad de honrar y continuar el legado de las generaciones que tanto han sufrido en esa tierra maravillosa, para que nunca más una minoría violenta someta a toda una sociedad a un espiral de violencia y sufrimiento. Y esto es posible lograrlo, desarrollando e intensificando el diálogo entre todos los actores de la sociedad para lograr un rechazo unánime al uso de la violencia, el acoso y la intimidación como herramienta política. 

    Pero no debemos cometer el error de pensar que este es un problema del siglo pasado y que  debe ser tratado como tal, porque tanto el abandono de la violencia como la disolución de ETA son hechos muy recientes y la mayoría de las víctimas deberían estar hoy entre nosotros. Para darnos cuenta de la proximidad en el tiempo de las atrocidades cometidas por esta organización terrorista, vale tan solo con pensar que Miguel Ángel Blanco tendría hoy tan solo 54 años. 

    Mientras pensaba las últimas frases de este artículo, vino a mi cabeza un discurso pronunciado por un ex presidente del gobierno durante la reciente campaña electoral  andaluza, acerca del orgullo que siente su partido por sus antiguos dirigentes. Medite acerca de qué y quiénes me hacen sentir orgulloso.  Y hoy puedo decir que siento orgullo de que esta nueva generación continúe el legado de quienes dieron su vida en defensa de los valores de nuestra constitución. Orgullo de Miguel Ángel Blanco, de Gregorio Ordóñez, de Fernando Buesa, de Ernest Lluch, de Tomás Y Valiente, de Juan Mari Jáuregui, de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, de las Fuerzas Armadas, de la Asociación Víctimas del Terrorismo, y de todos los que contribuyeron a poner fin a la barbarie de la violencia. 854 razones para no olvidar.

    «La negativa de la sociedad española a doblegarse frente a la violencia de ETA y su entorno, es un claro ejemplo de lo que podemos lograr trabajando de manera conjunta desde los diferentes sectores de la sociedad, dejando de lado las diferencias para poder alcanzar un objetivo común»

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