AGA – Una, Grande y Libre – 16 de septiembre de 2022
Me asombra, bastante, quienes no consideran posible una reelección del actual presidente del gobierno en las elecciones de, en principio, finales del año que viene. La aplaudible visión estratégica, paciencia y determinación de Pedro Sánchez, su equipo o quien se prefiera, es sin duda de admirar. Ahora, a tan solo un año de las elecciones es posible echar la vista atrás y afirmar que, quien sostenga que Pedro Sánchez saldrá sin duda derrotado, se equivoca.
La alianza de gobierno que Pedro Sánchez ha construido ha surtido efecto, es más, ha dado buen resultado, ha dado el resultado. Una alianza particular, singular, única, firme, inesperada, robusta e impredecible. Sin duda hay tres palabras que son las que mejor definen la alianza de gobierno que a este ha sustentado: es una alianza, una alianza grande y, ahora veremos, libre. Para entender esto es necesario un salto cualitativo en el modo de apreciar y entender las circunstancias. Decía hace escasos días Boris Johnson que el Partido Conservador tenía “el mandato del pueblo para gobernar como fuerza más votada”. Dicho de otra forma, el candidato más votado debe como sea llegar a ser gobernante y, hecho esto, gobernar: democracia parlamentaria. Hay quienes no entienden o no ven esto y, en natural consecuencia, emiten cantidades ingentes de insultos y demás improperios. Tan solo hace falta pragmatismo.
UNA. Indudablemente es una gran alianza, un gran pacto, sin precedentes en España y de un número superior al que el resto de democracias nos tiene acostumbrados. En primera instancia, una alianza que tiene como base un gobierno de coalición. No solo, sino además otros muchos que nacen de esta primera alianza, la nutren y edifican. Una alianza, sin fisuras, con una hoja de ruta clara, con conciencia plena de quienes son los amigos y quienes los enemigos. No se acepta el fuego amigo, tan solo la unión contra el enemigo. Una alianza basada en la necesidad, de gobernar y de sobrevivir, pues unos no avanzan sin los otros. Se emplea de manera equivocada el concepto “gobierno Frankenstein”; más que un matrimonio es una unión civil, no es un sí para siempre en la salud en y en la enfermedad, sino un “hoy sí y mañana espero que también, ambos sabemos que sí”. Una alianza asumida por todos los integrantes como necesaria, una alianza que saca lo mejor de cada uno. Sin contrato de permanencia explícito, pero con un acuerdo tácito y de facto. Una, solo una, que tan solo ellos mismos podrán repetir y perpetuar. Uno, solo uno, que la puede dirigir, con uno, solo un objetivo: ganar.
GRANDE. Grande tanto cualitativa como cuantitativamente, grande en número, una gran familia, con unos padres socialmente pudientes y unos hijos que algunos ya son hasta independientes, lo que les da grandes descuentos para ser libres. No es fácil mantener, educar y proteger una gran familia, nunca sobra nadie, a todos se les quiere, no por igual, pero valen lo mismo, un voto.
LIBRE. Se puede hacer lo que se desee siempre y cuando no se falte al honor del padre, se mantenga feliz a la madre y se respete la jerarquía de los hermanos. Incluso se permite discutir con los padres, siempre y cuando haya amor y concordia, todo vale. Esto otorga una libertad al conjunto de la familia cuasi plenipotenciaria. Emprendió un atractivo noviazgo, se casó, ha visto nacer y crecer a sus hijos, pero en la adolescencia la libertad se puede convertir en rebeldía.
«Enhorabuena señor Sánchez. Así ha ganado y probablemente seguirá ganando»
AGA – Una, Grande y Libre – 16 de septiembre de 2022
La alianza de gobierno que Pedro Sánchez ha construido ha surtido efecto, es más, ha dado buen resultado, ha dado el resultado. Una alianza particular, singular, única, firme, inesperada, robusta e impredecible. Sin duda hay tres palabras que son las que mejor definen la alianza de gobierno que a este ha sustentado: es una alianza, una alianza grande y, ahora veremos, libre. Para entender esto es necesario un salto cualitativo en el modo de apreciar y entender las circunstancias. Decía hace escasos días Boris Johnson que el Partido Conservador tenía “el mandato del pueblo para gobernar como fuerza más votada”. Dicho de otra forma, el candidato más votado debe como sea llegar a ser gobernante y, hecho esto, gobernar: democracia parlamentaria. Hay quienes no entienden o no ven esto y, en natural consecuencia, emiten cantidades ingentes de insultos y demás improperios. Tan solo hace falta pragmatismo.
UNA. Indudablemente es una gran alianza, un gran pacto, sin precedentes en España y de un número superior al que el resto de democracias nos tiene acostumbrados. En primera instancia, una alianza que tiene como base un gobierno de coalición. No solo, sino además otros muchos que nacen de esta primera alianza, la nutren y edifican. Una alianza, sin fisuras, con una hoja de ruta clara, con conciencia plena de quienes son los amigos y quienes los enemigos. No se acepta el fuego amigo, tan solo la unión contra el enemigo. Una alianza basada en la necesidad, de gobernar y de sobrevivir, pues unos no avanzan sin los otros. Se emplea de manera equivocada el concepto “gobierno Frankenstein”; más que un matrimonio es una unión civil, no es un sí para siempre en la salud en y en la enfermedad, sino un “hoy sí y mañana espero que también, ambos sabemos que sí”. Una alianza asumida por todos los integrantes como necesaria, una alianza que saca lo mejor de cada uno. Sin contrato de permanencia explícito, pero con un acuerdo tácito y de facto. Una, solo una, que tan solo ellos mismos podrán repetir y perpetuar. Uno, solo uno, que la puede dirigir, con uno, solo un objetivo: ganar.
GRANDE. Grande tanto cualitativa como cuantitativamente, grande en número, una gran familia, con unos padres socialmente pudientes y unos hijos que algunos ya son hasta independientes, lo que les da grandes descuentos para ser libres. No es fácil mantener, educar y proteger una gran familia, nunca sobra nadie, a todos se les quiere, no por igual, pero valen lo mismo, un voto.
LIBRE. Se puede hacer lo que se desee siempre y cuando no se falte al honor del padre, se mantenga feliz a la madre y se respete la jerarquía de los hermanos. Incluso se permite discutir con los padres, siempre y cuando haya amor y concordia, todo vale. Esto otorga una libertad al conjunto de la familia cuasi plenipotenciaria. Emprendió un atractivo noviazgo, se casó, ha visto nacer y crecer a sus hijos, pero en la adolescencia la libertad se puede convertir en rebeldía.