Víctor Pla Cid – Una nuva brecha en la Unión Europea – 16 de septiembre de 2022
A principios de septiembre del presente año, Suecia organizó unas elecciones extraordinarias a la Presidencia de la nación. Desde 2021 hasta 2022 el Partido Socialista Sueco, bajo el mandato de Magdalena Andersson, gobernó en el país nórdico.
La coalición de centro-izquierda perdió, por tan sólo tres escaños (176 a 173) contra el bloque de derechas. Aún con dudas espera el futuro Presidente, ya que se decidirá entre el moderado Ulf Kristersson o Jimmie Akesson, líder de los Demócratas Suecos. Éste útlimo partido es calificado de nacionalista, populista, euroescéptico y anti inmigración, bajo el mandato desde hace 17 años de Akesson.
Más allá de entrar en valoraciones sobre si el cambio de partido, tan sólo un año después de asumir el mandato, es positivo o negativo, considero imprescindible mencionar que la Unión Europea se está empezando a desangrar. Desde una gran variedad de partidos políticos se considera que la UE ha tomado un rol excesivo a la hora de gestionar los asuntos internos de los estados miembros, entendiéndolo así como una reducción en la soberanía nacional.
Tal es así que los «big three» del bloque estratégico han desarrollado partidos euroescépticos. En Alemania nos encontramos con AfD «Alternative für Deutschland», en Italia con La Liga Norte de Matteo Salvini que ha sido adelantado (y discúlpenme la hipérbole automovilística) por Hermanos de Italia («Fratelli d’Italia»), encabezados por Giorgia Melloni. En Francia, «Rassemblement National» de Marine Le Pen o «Reconquête» del escritor Eric Zemmour no pasan desapercibidos.
Pero esto no acaba aquí. Incluso los países más «inesperados» para los más recelosos de la política también tienen su vertiente euroescéptica. En Bélgica tienen a «Vlaams Belang», Finlandia «Perussuomalaiset» o incluso los daneses con «Dansk Folkeparti». Y considero que no es necesario mencionar países como Polonia, Hungría o Rumanía, abiertamente detractores de los derechos de la comunidad LGTB, fuertemente delimitados por un carácter religioso y de opiniones controvertidas a más no poder.
El futuro de la Unión está en peligro. Y es responsabilidad de todos el actuar o no. Tanto desde las altas instituciones como desde la sociedad civil, debemos decidir qué Unión Europea ansiamos o no. Un bloque estratégico, hegemónico, un mercado unido o más bien un gran patchwork de naciones, unidas sin ton ni son cuyas máximas raíces entre ellas residen en ocupar territorio europeo.
Víctor Pla Cid – Una nuva brecha en la Unión Europea – 16 de septiembre de 2022
A principios de septiembre del presente año, Suecia organizó unas elecciones extraordinarias a la Presidencia de la nación. Desde 2021 hasta 2022 el Partido Socialista Sueco, bajo el mandato de Magdalena Andersson, gobernó en el país nórdico.
La coalición de centro-izquierda perdió, por tan sólo tres escaños (176 a 173) contra el bloque de derechas. Aún con dudas espera el futuro Presidente, ya que se decidirá entre el moderado Ulf Kristersson o Jimmie Akesson, líder de los Demócratas Suecos. Éste útlimo partido es calificado de nacionalista, populista, euroescéptico y anti inmigración, bajo el mandato desde hace 17 años de Akesson.
Más allá de entrar en valoraciones sobre si el cambio de partido, tan sólo un año después de asumir el mandato, es positivo o negativo, considero imprescindible mencionar que la Unión Europea se está empezando a desangrar. Desde una gran variedad de partidos políticos se considera que la UE ha tomado un rol excesivo a la hora de gestionar los asuntos internos de los estados miembros, entendiéndolo así como una reducción en la soberanía nacional.
Tal es así que los «big three» del bloque estratégico han desarrollado partidos euroescépticos. En Alemania nos encontramos con AfD «Alternative für Deutschland», en Italia con La Liga Norte de Matteo Salvini que ha sido adelantado (y discúlpenme la hipérbole automovilística) por Hermanos de Italia («Fratelli d’Italia»), encabezados por Giorgia Melloni. En Francia, «Rassemblement National» de Marine Le Pen o «Reconquête» del escritor Eric Zemmour no pasan desapercibidos.
Pero esto no acaba aquí. Incluso los países más «inesperados» para los más recelosos de la política también tienen su vertiente euroescéptica. En Bélgica tienen a «Vlaams Belang», Finlandia «Perussuomalaiset» o incluso los daneses con «Dansk Folkeparti». Y considero que no es necesario mencionar países como Polonia, Hungría o Rumanía, abiertamente detractores de los derechos de la comunidad LGTB, fuertemente delimitados por un carácter religioso y de opiniones controvertidas a más no poder.
El futuro de la Unión está en peligro. Y es responsabilidad de todos el actuar o no. Tanto desde las altas instituciones como desde la sociedad civil, debemos decidir qué Unión Europea ansiamos o no. Un bloque estratégico, hegemónico, un mercado unido o más bien un gran patchwork de naciones, unidas sin ton ni son cuyas máximas raíces entre ellas residen en ocupar territorio europeo.