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    El control de precios, una medida envenenada

    Queridos lectores, lamento informarles de que el curso político no podía haber empezado de peor manera. Los datos del lunes sobre la inflación de EEUU son alarmantes, a pesar de que la inflación se haya ralentizado no lo hecho al ritmo que se esperaba, los expertos auguran una subida de tipos de entre el 0,75% y el 1% para intentar atajarla.

    La inflación galopante generada a causa de los planes de estímulo del BCE y la FED así como de la crisis energética provocada por la guerra entre Rusia y Ucrania han hecho que el famoso “impuesto a los pobres” deje a millones de familias con dificultades para llegar a fin de mes.

    Un claro ejemplo de ello es la cesta de la compra. Según la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios (AVACU) la leche entera ha subido un 23%, el aceite de oliva un 19%, la media docena de huevos un 35% y el plátano un 33%.  Toda esta subida en SEIS MESES.

    A pesar de lo alarmante que puedan sonar estos datos, estimados lectores, no se preocupen.

    El gobierno ha anunciado una medida muy innovadora y eficaz para bajar el precio del ticket de la compra. ¿Bajar el IVA a los alimentos, así como a los productores? O quizás ¿Llegar a un acuerdo entre Argelia y Marruecos para comprar gas a precios más competitivos?

    Lamento decepcionarles pero la medida que tiene el ejecutivo en mente no es nada innovadora, es ineficaz y sobre todo supondría el colapso absoluto en supermercados así como la aparición de un mercado negro que no hemos visto desde tiempos de la posguerra. Les estoy hablando del control de precios.

    Las alarmas empezaron a sonar cuando trajeron a dar cátedra de control de precios a Alberto Fernández, Presidente de Argentina, un país que a día de hoy no es ejemplo de prácticamente nada.

    Los precios este año han subido un 71% con respecto al año anterior y se espera que a finales de año se llegue a un 100% de inflación en el país albiceleste.

    ¿Por qué el control de precios no funciona?

    En un mercado libre donde hay multitud de ofertantes, en este caso agricultores y ganaderos, cada empresa tiene unos costes distintos y vende a unos precios distintos según le parezca a cada uno, siempre y cuando el consumidor final esté dispuesto a pagarlo.

    Supongamos que a un ganadero le cuesta producir cada huevo 10 céntimos, la docena le sale a 1,2€ y la vende al doble 2,4€. Si de forma repentina, como ahora, los precios de la luz y el combustible se disparan y en vez de 10 céntimos le cuesta 15, la docena le cuesta 1,8 y la venderá a 3,6 €.

    Si de repente el gobierno decide que el precio máximo de la docena es de 3 €, muchos empresarios verán mermados sus ingresos y saldrán del mercado, generando escasez. Si a esto le sumamos que muchas veces el gobierno fija un precio irreal por debajo incluso del coste de producción, las consecuencias pueden ser devastadoras.

    El control de precios en un mercado inflacionista sigue siempre un mismo patrón. Los políticos culpan a los “malvados” empresarios de la subida de precios, a continuación, estos políticos se presentan como héroes anunciando que van a capar los precios escudándose en que solo se va a reducir el margen de beneficio de las empresas.

    Muchos de los ofertantes de dicho bien o servicio se retiran del mercado porque por el valor que obtienen no les va a salir rentable el negocio o incluso les obligan a vender a pérdida.

    Por la parte de la demanda, normalmente cuando se establece un precio máximo, el precio del mercado baja, por lo tanto la gente se anima a comprar más. Al haber menos oferta y mucha más demanda se producen largas colas en los supermercados, en este escenario suceden 2 fenómenos. El primero es la aparición de un mercado negro y productos de estraperlo, el segundo es el racionamiento de alimentos por parte del Gobierno.

    Como han podido comprobar queridos lectores la teoría no respalda exactamente al gobierno, no obstante, vayamos  a la evidencia empírica. ¿Qué pasa en la práctica? Pues bien, Analicemos en diferentes contextos económicos e históricos el control de precios llevado a cabo por diferentes países.

    La Unión Soviética

    La URRS es el país comunista de referencia, el comunismo defiende la expropiación de los medios de producción así como la fijación de precios.

    Todos los años se publicaban tomos de libros donde venían los precios controlados de miles de productos, ninguno era el precio real en el mercado.

    España

    ¿Sorprendidos, queridos lectores?

    España después de la Guerra Civil era un país destrozado, donde no había prácticamente nada. El gobierno franquista en su primera etapa quiso establecer una autarquía, esto es un modelo económico en donde el país produce todo lo que necesita. Al no haber de nada tuvo que racionar los alimentos.

    Los alimentos se racionaban con una cartilla que hasta 1943 era familiar y después pasó a ser individual. Al no dar esa cartilla para comer durante una semana, nació  el famoso mercado de estraperlo español.




    Cartilla de racionamiento española de 1945

    Cuba

    Ángel Marcelo, economista cubano, cuenta que cada persona tiene derecho a una “libreta de abastecimiento” desde que nace, esta libreta sirve para controlar lo que cada uno puede comprar al mes que es: 3,5 kg de arroz, 1,5 kg de azúcar blanco, 10 huevos, 300 gramos de frijoles y 250 ml de aceite.

    También tienen regulados los productos de higiene personal, cada familia puede comprar 2 o 3 pastillas de jabón al mes y cada 3 meses pueden comprar un bote de pasta de dientes.

    Como pueden ver, el régimen cubano no es ese paraíso de riqueza y abundancia que nos intenta vender una parte de nuestros políticos y ha sido víctima de las pésimas decisiones económicas, así como de la tiranía y el populismo más absoluto.

    Venezuela

    Hugo Chávez fue el presidente que comenzó con el control de precios en el país caribeño allá por el 2003. Este control de precios se llevó a cabo por el parón petrolero del país en ese año y no hubo vuelta atrás. Venezuela es el claro ejemplo de como los controles de precios no sirven. A día de hoy nadie se rige por los precios oficiales y nadie usa el bolívar, el uso de Bitcoin está extendido entre la población para protegerse del control del gobierno y de las tasas abusivas sobre remesas internacionales.

    Argentina

    Argentina vive en un auténtico espiral de deuda, hiperinflación y control de precios del que lleva décadas intentando huir. Debido a sus pésimas políticas monetarias para hacer frente a la deuda, los precios de los bienes y servicios comenzaron a escalar de forma voraz.  

    “No queremos ser injustos con nadie. Ellos (los empresarios) tienen derecho a ganar, pero no tienen derecho a robar”.

    “El gobierno está decidido a hacer cumplir los precios, aunque tenga que colgarlos a todos”.

    Esto dijo Juan Domingo Perón el 1 de abril de 1953, el día de la presentación de su segundo plan quinquenal para atajar la inflación. Este no tuvo resultados en el largo plazo ya que Argentina siguió sufriendo inflación de 2 y 3 cifras en los años próximos como se puede apreciar en las gráficas.

    A continuación, por desgracia de los argentinos, ya en democracia, eligieron a Alfonsín, que no aprendió de su predecesor y continuó con las nefastas políticas de control de precios para atajar la inflación hace 34 años. Esta medida fue un fracaso ya que la subida promedio de los precios fue de un 3079% en un solo año.

    En el año 2005 el presidente Néstor Kirchner utilizó este recurso que ya había fracasado con anterioridad con 80 productos básicos, por desgracia Argentina no puede salir de este bucle casi infinito de entrar y salir de una recesión año sí año también.

    Por último, el presidente Alberto Fernández, propuso también un control del precios, pero esta vez a 1300 productos. De nuevo, esta medida fracasó y él mismo lo reconoció en rueda de prensa el 19 de junio de este año, proponiendo la nacionalización de algunos sectores de la economía, otro error garrafal que daría para otro artículo.

    Como dijo el nobel de economía Milton Friedman, “lo culpo a usted, señor Presidente”, después de que Richard Nixon tuviera que dar explicaciones por su pésima gestión económica.

    A ver cuando les entra en la cabeza a nuestros gobernantes que el mercado se AUTORREGULA SOLO, no necesitamos de un ente externo que lo regule porque NO FUNCIONA. Ya sea el mercado de bienes de primera necesidad, el mercado del alquiler o el mercado financiero.

    Volviendo al principio, la imagen del presidente Alberto Fernández dando cátedra en la televisión sobre como controlar los precios es muy peligrosa, no debemos nunca de cometer los errores que otros países han cometido y más cuando hemos visto las graves consecuencias que han tenido para la ciudadanía.

    La solución a los populismos de cualquier tipo es la formación, en este caso la formación económica, recalco de nuevo la importancia de la educación financiera en las escuelas para tener una generación poderosa que no pueda ser engañada por los diferentes gobiernos de turno.

    Educación = Libertad

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