Francisco Provenzano Viñuales- BETI ZUREKIN– 27 de Septiembre de 2022
El análisis de la actualidad sociopolítica de nuestra nación , está estrechamente relacionado con la capacidad de poder entender los diferentes fenómenos que forjan las características propias de cada comunidad. Y el fútbol, que es el deporte de masas por excelencia, es uno de estos fenómenos. La condición popular del fútbol, provoca que se vea afectado por las grandes tendencias transformadoras que afectan al mundo en la actualidad.
La globalización, la deslocalización y la mercantilización son algunos de los fenómenos globales que afectan a nuestro tan amado deporte. Y el fútbol español, no es una excepción. Para poder entender cómo estos fenómenos han modificado de manera radical la estructura de los clubes españoles y su relación con la masa social, hay que retrotraerse al año 1990. Aquel año fue promulgada la Ley del Deporte, que estableció un nuevo marco jurídico para los clubes que en ese momento competian en ligas profesionales. La ley dispuso que todos los clubes de Primera y Segunda División debían convertirse en Sociedades Anónimas Deportivas, con la excepción de aquellos clubes que pudieran demostrar resultados netos positivos en sus últimos cuatro balances económicos. Los únicos cuatro clubes que cumplieron con la exigencia, fueron el Athletic Club, el Club Atlético Osasuna, el Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid Club de Fútbol, y debido a esto pudieron mantener su condición de entidades asociativas sin ánimo de lucro. El resto de los clubes tanto de primera como de segunda división debieron convertirse en Sociedades Anónimas Deportivas.
El objetivo inicial de esta ley era sanear las finanzas de las entidades deportivas y desarrollar un modelo de fútbol profesional que sea sostenible económicamente. Sin embargo la principal consecuencia con el paso del tiempo, fue la entrada de grandes capitales nacionales y extranjeros en el fútbol español, y la adquisición de una gran cantidad de entidades por parte de los mismos. Esto ha provocado que en muchos casos la gestión y la titularidad de los clubes quedara en manos de grandes inversores extranjeros, con escasa o nula relación con la historia, esencia e identidad, de la entidad y de su masa social.
Como aficionado y socio del Club Atlético de Madrid, he sufrido y sufro en carne propia las consecuencias de la mercantilización, globalización y deslocalización de mi Atleti, bajo la gestión de Enrique Cerezo y Miguel Ángel Gil Marín. En los últimos años, los colchoneros hemos sido testigos de la pérdida de nuestro estadio, de nuestro escudo, la desaparición de secciones históricas de la institución, la falta de apoyo a la afición y la pérdida de rasgos muy importantes de la identidad atlética.
Hasta aquí he llevado a cabo una descripción que puede ser considerada poco optimista, para quienes creemos que el fútbol debe su esencia a los aficionados y a la relación de los clubes con la sociedad y el entorno al que representan. Pero me alegro de poder escribir, que el proceso explicado anteriormente no ha afectado por igual a todos los clubes de la geografía española. Especialmente en Euskadi, y en la vecina Navarra los clubes han sabido adaptarse a estos nuevos tiempos buscando la manera de seguir siendo competitivos, sin perder su esencia, identidad y legado histórico. No es casualidad que de los únicos cuatro clubes que se mantuvieron como entidades asociativas, dos corresponden a estas dos regiones ( el Athletic Club de la ciudad de Bilbao y Club Atlético Osasuna perteneciente a Pamplona). Si analizamos la situación actual de los cinco equipos vascos que compiten en las dos primeras categorías del fútbol español ( Athletic, Real Sociedad, Deportivo Alavés, Eibar y Real Sociedad B), sumados al Osasuna navarro, es posible decir que en todos los casos el respeto por la esencia y la identidad, una estrecha relación con la masa social y una eficiente gestión económica son las claves del éxito. A diferencia del resto de los competidores, en ninguno de estos clubes alguien puede apropiarse de más del 5% de las acciones, con la excepción del Deportivo Alavés cuyo accionista mayoritario es un grupo de empresarios vascos que también posee el club de baloncesto Baskonia. Otra de las claves del éxito, es la importancia dada a la cantera, con Lezama y Zubieta como máximos exponentes, de esta apuesta por las categorías formativas.
En cuanto a la cuestión identitaria, los clubes anteriormente mencionados se erigen como representantes de una sociedad que busca a través del fútbol expresarse y defender una identidad propia . La historia y las hazañas sobre todo del Athletic Club y de la Real Sociedad, sin desmerecer a los demás equipos de la región, han creado un sentido de pertenencia en la sociedad vasca, que se mantiene y se expande a través del tiempo. Y que sin buscarlo, representan un antídoto al ansia del Real Madrid Club de Futbol y el Fútbol Club Barcelona de acaparar todo. Por eso, este verano mientras recorría ciudades y pueblos del País Vasco, y veía a los niños y niñas jugando con las camisetas de los clubes de sus respectivas ciudades, me convencí de que todavía hay esperanzas de mantener o recuperar la esencia e identidad que caracterizan a cada club.
Al hablar de esencia e identidad, es imposible no referirse al Athletic Club y su filosofía. Una filosofía basada en el respeto y la defensa de lo propio. Es emocionante pensar que un fútbol tan mercantilizado y globalizado como el actual, el Athletic juegue solamente con jugadores nacidos en alguno de los territorios vascos o que se hayan formado en una cantera vasca. Y lo haga con tanto éxito, siendo uno de los clubes españoles más laureados de la historia y perteneciente al selecto club de los que nunca han descendido a la segunda división. Y si a esto agregamos, que es un club cuya propiedad y gestión pertenecen a sus socios, y ha convertido su antiguo estadio en un estadio de primer nivel, sin necesidad de un cambio de localización. Yo creo que estamos frente al modelo de club, con el que todos los aficionados soñamos. Y esto se debe a la comunión entre el club y la sociedad a la que representa.
La política también ha mantenido una intensa relación con las entidades futbolísticas que forman parte de este análisis. A lo largo de la historia muchos han sido los futbolistas vascos que han utilizado la notoriedad alcanzada por el mero hecho de ser futbolistas profesionales, para realizar reclamaciones de índole político en el seno de una sociedad que estaba altamente politizada. El caso más emblemático, fue la exhibición de una Ikurriña por parte de los capitanes del Athletic y la Real Sociedad durante un derbi vasco, en una época en la cual la Ikurriña estaba prohibida. Fue en los minutos previos al inicio del derbi correspondiente a la temporada 76-77 , cuando los capitanes Iribar y Kortabarria exhibieron la bandera vasca frente a treinta mil espectadores en el antiguo estadio de Atocha . Este hecho es considerado por muchos como el impulso final para que el emblema fuera finalmente legalizado tan solo un mes más tarde.
Los ejemplos mencionados nos sirven para entender, que otro modelo de clubes es posible. En el cual el respeto por la identidad, la historia y la afición sean pilares fundamentales del proyecto, y que esto tenga como resultado que los clubes se erijan como dignos representantes de las ciudades y sociedades a las que pertenecen. Y que este modelo no es incompatible con la obtención de logros deportivos, el crecimiento económico y la proyección a futuro. De Bilbao a Pamplona, pasando por Vitoria, Eibar y San Sebastián, los aficionados deben sentirse orgullosos y privilegiados por el modelo de club al que pertenecen.
« Los ejemplos mencionados nos sirven para entender, que otro modelo de clubes es posible. En el cual el respeto por la identidad, la historia y la afición sean pilares fundamentales del proyecto, y que esto tenga como resultado que los clubes se erijan como dignos representantes de las ciudades y sociedades a las que pertenecen »
Francisco Provenzano Viñuales- BETI ZUREKIN– 27 de Septiembre de 2022
El análisis de la actualidad sociopolítica de nuestra nación , está estrechamente relacionado con la capacidad de poder entender los diferentes fenómenos que forjan las características propias de cada comunidad. Y el fútbol, que es el deporte de masas por excelencia, es uno de estos fenómenos. La condición popular del fútbol, provoca que se vea afectado por las grandes tendencias transformadoras que afectan al mundo en la actualidad.
La globalización, la deslocalización y la mercantilización son algunos de los fenómenos globales que afectan a nuestro tan amado deporte. Y el fútbol español, no es una excepción. Para poder entender cómo estos fenómenos han modificado de manera radical la estructura de los clubes españoles y su relación con la masa social, hay que retrotraerse al año 1990. Aquel año fue promulgada la Ley del Deporte, que estableció un nuevo marco jurídico para los clubes que en ese momento competian en ligas profesionales. La ley dispuso que todos los clubes de Primera y Segunda División debían convertirse en Sociedades Anónimas Deportivas, con la excepción de aquellos clubes que pudieran demostrar resultados netos positivos en sus últimos cuatro balances económicos. Los únicos cuatro clubes que cumplieron con la exigencia, fueron el Athletic Club, el Club Atlético Osasuna, el Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid Club de Fútbol, y debido a esto pudieron mantener su condición de entidades asociativas sin ánimo de lucro. El resto de los clubes tanto de primera como de segunda división debieron convertirse en Sociedades Anónimas Deportivas.
El objetivo inicial de esta ley era sanear las finanzas de las entidades deportivas y desarrollar un modelo de fútbol profesional que sea sostenible económicamente. Sin embargo la principal consecuencia con el paso del tiempo, fue la entrada de grandes capitales nacionales y extranjeros en el fútbol español, y la adquisición de una gran cantidad de entidades por parte de los mismos. Esto ha provocado que en muchos casos la gestión y la titularidad de los clubes quedara en manos de grandes inversores extranjeros, con escasa o nula relación con la historia, esencia e identidad, de la entidad y de su masa social.
Como aficionado y socio del Club Atlético de Madrid, he sufrido y sufro en carne propia las consecuencias de la mercantilización, globalización y deslocalización de mi Atleti, bajo la gestión de Enrique Cerezo y Miguel Ángel Gil Marín. En los últimos años, los colchoneros hemos sido testigos de la pérdida de nuestro estadio, de nuestro escudo, la desaparición de secciones históricas de la institución, la falta de apoyo a la afición y la pérdida de rasgos muy importantes de la identidad atlética.
Hasta aquí he llevado a cabo una descripción que puede ser considerada poco optimista, para quienes creemos que el fútbol debe su esencia a los aficionados y a la relación de los clubes con la sociedad y el entorno al que representan. Pero me alegro de poder escribir, que el proceso explicado anteriormente no ha afectado por igual a todos los clubes de la geografía española. Especialmente en Euskadi, y en la vecina Navarra los clubes han sabido adaptarse a estos nuevos tiempos buscando la manera de seguir siendo competitivos, sin perder su esencia, identidad y legado histórico. No es casualidad que de los únicos cuatro clubes que se mantuvieron como entidades asociativas, dos corresponden a estas dos regiones ( el Athletic Club de la ciudad de Bilbao y Club Atlético Osasuna perteneciente a Pamplona). Si analizamos la situación actual de los cinco equipos vascos que compiten en las dos primeras categorías del fútbol español ( Athletic, Real Sociedad, Deportivo Alavés, Eibar y Real Sociedad B), sumados al Osasuna navarro, es posible decir que en todos los casos el respeto por la esencia y la identidad, una estrecha relación con la masa social y una eficiente gestión económica son las claves del éxito. A diferencia del resto de los competidores, en ninguno de estos clubes alguien puede apropiarse de más del 5% de las acciones, con la excepción del Deportivo Alavés cuyo accionista mayoritario es un grupo de empresarios vascos que también posee el club de baloncesto Baskonia. Otra de las claves del éxito, es la importancia dada a la cantera, con Lezama y Zubieta como máximos exponentes, de esta apuesta por las categorías formativas.
En cuanto a la cuestión identitaria, los clubes anteriormente mencionados se erigen como representantes de una sociedad que busca a través del fútbol expresarse y defender una identidad propia . La historia y las hazañas sobre todo del Athletic Club y de la Real Sociedad, sin desmerecer a los demás equipos de la región, han creado un sentido de pertenencia en la sociedad vasca, que se mantiene y se expande a través del tiempo. Y que sin buscarlo, representan un antídoto al ansia del Real Madrid Club de Futbol y el Fútbol Club Barcelona de acaparar todo. Por eso, este verano mientras recorría ciudades y pueblos del País Vasco, y veía a los niños y niñas jugando con las camisetas de los clubes de sus respectivas ciudades, me convencí de que todavía hay esperanzas de mantener o recuperar la esencia e identidad que caracterizan a cada club.
Al hablar de esencia e identidad, es imposible no referirse al Athletic Club y su filosofía. Una filosofía basada en el respeto y la defensa de lo propio. Es emocionante pensar que un fútbol tan mercantilizado y globalizado como el actual, el Athletic juegue solamente con jugadores nacidos en alguno de los territorios vascos o que se hayan formado en una cantera vasca. Y lo haga con tanto éxito, siendo uno de los clubes españoles más laureados de la historia y perteneciente al selecto club de los que nunca han descendido a la segunda división. Y si a esto agregamos, que es un club cuya propiedad y gestión pertenecen a sus socios, y ha convertido su antiguo estadio en un estadio de primer nivel, sin necesidad de un cambio de localización. Yo creo que estamos frente al modelo de club, con el que todos los aficionados soñamos. Y esto se debe a la comunión entre el club y la sociedad a la que representa.
La política también ha mantenido una intensa relación con las entidades futbolísticas que forman parte de este análisis. A lo largo de la historia muchos han sido los futbolistas vascos que han utilizado la notoriedad alcanzada por el mero hecho de ser futbolistas profesionales, para realizar reclamaciones de índole político en el seno de una sociedad que estaba altamente politizada. El caso más emblemático, fue la exhibición de una Ikurriña por parte de los capitanes del Athletic y la Real Sociedad durante un derbi vasco, en una época en la cual la Ikurriña estaba prohibida. Fue en los minutos previos al inicio del derbi correspondiente a la temporada 76-77 , cuando los capitanes Iribar y Kortabarria exhibieron la bandera vasca frente a treinta mil espectadores en el antiguo estadio de Atocha . Este hecho es considerado por muchos como el impulso final para que el emblema fuera finalmente legalizado tan solo un mes más tarde.
Los ejemplos mencionados nos sirven para entender, que otro modelo de clubes es posible. En el cual el respeto por la identidad, la historia y la afición sean pilares fundamentales del proyecto, y que esto tenga como resultado que los clubes se erijan como dignos representantes de las ciudades y sociedades a las que pertenecen. Y que este modelo no es incompatible con la obtención de logros deportivos, el crecimiento económico y la proyección a futuro. De Bilbao a Pamplona, pasando por Vitoria, Eibar y San Sebastián, los aficionados deben sentirse orgullosos y privilegiados por el modelo de club al que pertenecen.