Víctor Pla Cid – De la Generalitat a la Knéset – 30 de septiembre de 2022
Desgraciadamente, no es ninguna sorpresa ver cómo el Gobierno de Cataluña se está desmembrando poco a poco. Las grandes divisiones internas por el poder entre Junts y ERC han evidenciado un nulo savoir faire político. Ésto se ha evidenciado en la mayoría de consejerías que tiene la Generalitat, desde Vicepresidencia (con la muy reciente destitución de Jordi Puigneró) hasta Educación, Cataluña sufre una coalición que no sabe por dónde navega.
Volviendo al área de interés de éste artículo, las relaciones internacionales, también se ha manifestado una clara división en la consejería de Asuntos Exteriores, especialmente en torno al Estado de Israel y el pueblo de Palestina.
El 16 de junio de 2022 el Parlamento autonómico aprobó una resolución en contra de los intereses de Israel. En la misma, se defiende que la ocupación de territorio palestino por parte del gobierno judío es contraria al derecho internacional y equivaldría al crimen de apartheid, dando la razón a ONGs como Amnistía Internacional o al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Pues, ni más ni menos, la Consejera de Acción Exterior, Victòria Alsina (Junts) ha emprendido un viaje “oficial” a Israel para mejorar los lazos entre Cataluña y el estado judío haciendo caso omiso a la resolución del Parlamento, y, en otras palabras, desoyendo la voluntad de los votantes de ERC, PSC, CUP y Comunes.
El problema que reside aquí, más allá de que Junts haya dinamitado las relaciones en ésa Consejería, es que el Gobierno catalán ahora da su apoyo a un régimen de cairo totalitario. Un régimen que públicamente discrimina a Palestina con la ocupación de territorios, control sobre el sistema de saneamiento del agua (e incluso imponiendo restricciones sobre ella), demolición de viviendas y, en el peor de los casos, convirtiendo a civiles en objetivos militares.
¿Debería la Generalitat alinearse con un régimen de ese calibre? Personalmente opino que no. Los partidos independentistas llevan años llenándose la boca de palabras complejas como “derechos humanos”, “legislación internacional” y haciendo constantes referencias al estado del derecho y las Naciones Unidas. Aparentemente, cuando se trata de poner los pies en el suelo, ya no lo tienen tan claro como antes.
La Knéset (parlamento israelí) permanecerá en su sitio durante muchos años, para bien y para mal. Pero ello no implica que debamos aceptarlo sin antes anteponer cuestiones prioritarias, en nuestro caso, el pueblo palestino.
Cataluña sufre una coalición que no sabe por dónde navega.
Víctor Pla Cid – De la Generalitat a la Knéset – 30 de septiembre de 2022
Desgraciadamente, no es ninguna sorpresa ver cómo el Gobierno de Cataluña se está desmembrando poco a poco. Las grandes divisiones internas por el poder entre Junts y ERC han evidenciado un nulo savoir faire político. Ésto se ha evidenciado en la mayoría de consejerías que tiene la Generalitat, desde Vicepresidencia (con la muy reciente destitución de Jordi Puigneró) hasta Educación, Cataluña sufre una coalición que no sabe por dónde navega.
Volviendo al área de interés de éste artículo, las relaciones internacionales, también se ha manifestado una clara división en la consejería de Asuntos Exteriores, especialmente en torno al Estado de Israel y el pueblo de Palestina.
El 16 de junio de 2022 el Parlamento autonómico aprobó una resolución en contra de los intereses de Israel. En la misma, se defiende que la ocupación de territorio palestino por parte del gobierno judío es contraria al derecho internacional y equivaldría al crimen de apartheid, dando la razón a ONGs como Amnistía Internacional o al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Pues, ni más ni menos, la Consejera de Acción Exterior, Victòria Alsina (Junts) ha emprendido un viaje “oficial” a Israel para mejorar los lazos entre Cataluña y el estado judío haciendo caso omiso a la resolución del Parlamento, y, en otras palabras, desoyendo la voluntad de los votantes de ERC, PSC, CUP y Comunes.
El problema que reside aquí, más allá de que Junts haya dinamitado las relaciones en ésa Consejería, es que el Gobierno catalán ahora da su apoyo a un régimen de cairo totalitario. Un régimen que públicamente discrimina a Palestina con la ocupación de territorios, control sobre el sistema de saneamiento del agua (e incluso imponiendo restricciones sobre ella), demolición de viviendas y, en el peor de los casos, convirtiendo a civiles en objetivos militares.
¿Debería la Generalitat alinearse con un régimen de ese calibre? Personalmente opino que no. Los partidos independentistas llevan años llenándose la boca de palabras complejas como “derechos humanos”, “legislación internacional” y haciendo constantes referencias al estado del derecho y las Naciones Unidas. Aparentemente, cuando se trata de poner los pies en el suelo, ya no lo tienen tan claro como antes.
La Knéset (parlamento israelí) permanecerá en su sitio durante muchos años, para bien y para mal. Pero ello no implica que debamos aceptarlo sin antes anteponer cuestiones prioritarias, en nuestro caso, el pueblo palestino.