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    Ser valiente hace 500 años: Expedición Magallanes-Elcano

    La primera vuelta al mundo: del ayer al hoy

    Carlo Stella – Ser valiente hace 500 años: Expedición Magallanes-Elcano 5 de octubre 2022

    Hace 500 años llegaba a Cádiz la nao Victoria, una de las cinco naves que partieron un día de verano del año 1519 para completar lo que sería una de las mayores hazañas de la humanidad: la primera vuelta al mundo. Llevaba más de 3 años navegando, trascurriendo 70.000km y pasando por todos los continentes. En el lado humano, de los 239 hombres que partieron inicialmente, sólo 18 regresaron, lo que da una idea de las terribles penurias que hubieron de sufrir. Fue una expedición compleja en todos los aspectos (técnica, humana y naval) donde la casualidad y el azar jugaron un rol muy importante.

    En un inicio, desde la misma búsqueda del famoso paso (finalmente el Estrecho de Magallanes) o el avistamiento del océano Pacífico (llamado así por sus calmas) reinó el desacuerdo: la nao Santiago encalló y la San Antonio se sublevó, volviendo a Sevilla. Pero esto era el inicio de un tortuoso viaje en el que padecieron todas las desgracias más inimaginables: desde el hambre extrema (que hizo que en la más absoluta desesperación el cuero de las cuerdas se convirtiera en alimento), las enfermedades (el escorbuto y la falta de higiene), las rebeliones internas (que culminaron en destierros y ejecuciones fratricidas), las emboscadas o las guerras (que Magallanes en una imprudencia pagó con su propia vida), hasta los más variopintos estados de ánimo de la tripulación en las distintas etapas, todo fue una aventura.

    La circunnavegación del globo, además de probar la “redondez de la tierra” delimita sus dimensiones verdaderas, cosa que hasta entonces eran desconocidas. Llegar a Asia -concretamente a las famosas Islas Molucas, las de las especias- por el poniente era algo impensable y totalmente incierto (si se contrasta con la certeza que tenía Colón en llegar al nuevo mundo) y no podía haber ocurrido sin la perseverancia y valentía de sus integrantes y sobre todo la de su capitán. En ese cúmulo de desgracias -y casualidades al final- aquellos hombres seguramente no eran conscientes de lo que estaban protagonizando. Tras cruzar el estrecho fue necesario medio año para cruzar el inmenso pacífico y llegar a las islas prometidas, donde por el mal estado de los barcos se acordó quemar la Concepción y dividir la vuelta de los dos restantes: la Victoria (capitaneada por Elcano)por la ruta de la India y la Trinidad (capitaneada por Gómez de Espinosa) de vuelta por el Pacífico.

    El fin que hizo la primera todos lo conocemos, pero el de la segunda no deja de ser menos interesante. Sin lugar a dudas era una auténtica locura. En ese intento sin éxito pereció la mayoría de la tripulación y en absoluta desesperación retornó la tripulación a las Molucas. Mientras que algunos tripulantes huyeron, el resto finalizo sus días en una cárcel portuguesa, no sin antes atribuirles el descubrimiento del archipiélago de las Islas Marianas.

    La historia, más allá de la lectura de los hechos, es una lección de humildad para el lector pues muchas veces surge la pregunta de ¿cómo fue posible?, y más teniendo en cuenta la época en la que se produjeron. E inmediatamente lleva a la comparación con el tipo de sociedad en la que vivimos hoy en día. El mundo ha cambiado enormemente en los últimos siglos, sobre todo en la época contemporánea con las distintas etapas de la revolución industrial (y precisamente la última, la digital).

    En un mundo digitalizado y donde la comodidad parece la norma, me parecen hoy en día imposible realizar tales hazañas en las que la casualidad y la paciencia eran dos cualidades necesarias. Entre el sofá y serie de Netflix (vista al x1.5); el Tik-tok y los youtuber o el pedido de Glovo -en la nueva tendencia de compra online-, vivimos en el mundo de la inmediatez. No podemos permitir que esta dinámica nos convierta en una sociedad vaga y atolondrada. En este caso la tecnología debe tener un fin enriquecedor y no ser un factor limitante para la vida.

    Si Magallanes hubiese consultado a la prensa de la época o a sus detractores quizás hubiese incurrido en desinformación sin permitirle zarpar; si hubiese querido llegar “ya”, directamente ni tendría que haber salido de puerto; si hubiera hecho selfies en cada punto por el que pasaba (para subirlos a Instagram con abundantes emojis) quizás no hubiera encontrado el paso; o si hubiera acomodado con los primeros resultados quizás no habría continuado el viaje.

    Hace 500 años el ser valiente era dejarlo todo por un ideal -al que muchos tachaban de imposible-; ser valiente implicaba lanzarse hacia lo desconocido; ser valiente era asimilar con paciencia las inmóviles jornadas sin viento y la lenta navegación; ser valiente era ser consciente de la equivocación; ser valiente era llevarse a uno mismo hasta los límites de la vida; ser valiente era superar las frustraciones e injusticias; ser valiente era ver la muerte de cerca y seguir adelante; ser valiente era sufrir hambre extrema, pero sobre todo; ser valiente era avanzar hacia algo paso a paso.

    Creo que esta gran hazaña reunía un poco todas las cualidades imprescindibles para el éxito: desde el pensar más allá de las convenciones y los límites hasta la representación absoluta del concepto de “paciencia” para lograr las cosas. Aquí se ejemplifica el dicho de que el éxito es la “suma repetida de pequeños avances”. Al final este logro es una muestra de valentía, perseverancia y superación personal.

    ¿Seríamos igual de valientes hoy?

    Carlo Stella Serrano
    Carlo Stella Serranohttps://verumlibertas.es/author/carlo-stella-serrano/
    «El pragmático» Temas: Política y Sociedad. Máster en Desarrollo Económico y Políticas Públicas - UAM

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