Sam Ferdinand – Reino Unido: ¿una democracia real? – 6 de octubre de 2022
El Reino Unido, como muchas personas creen, es una de las mejores democracias y de las más importantes del mundo. Pero, ¿es cierto?
Según el último ranking de países por índice democrático que realizó el Economist Intelligence Unit, el Reino Unido está en el puesto 16, por delante de otros países como Austria, España, y Portugal; y por detrás de Uruguay y Alemania. Esto bien puede ser justo dados los criterios en los que EIU se basó para el ranking. Sin embargo, si consideramos otras cosas, es fácil dudar de la calidad de la democracia británica.
Para empezar, desde hace aproximadamente un mes, el Reino Unido tiene una nueva Primera Ministra: Liz Truss. Truss no llegó al poder tras unas elecciones generales, sino tras unas elecciones internas del Partido Conservador. En las primeras rondas eliminatorias del proceso solamente podían votar diputados conservadores, hasta que quedaron dos finalistas: Liz Truss y Rishi Sunak. Esta decisión final estaba solo en manos de los miembros (afiliados) del partido, lo que significa que a la nueva Primera Ministra solo la eligió en torno a un 0,3% del electorado británico, o un 0,2% de la población.
Además, el nuevo Jefe de Estado, el rey Charles III, evidentemente no fue elegido. Parece bastante significativo que el Reino Unido tiene un Jefe de Estado al que nadie ha votado, y una Primera Ministra que tampoco ha sido elegida por el electorado.
Otro de los elementos a considerar, el más importante de cualquier democracia, es el parlamento del país. El Parlamento británico consiste de dos cámaras: la Cámara de los Comunes (cámara baja) y la Cámara de los Lores (cámara alta, parecida al Senado en España).
Veamos primero la Cámara de los Lores. Con 755 miembros, es la segunda cámara alta más grande del mundo. Lo que tiene de especial es que sus miembros no son elegidos democráticamente. Algunos de sus miembros tienen su escaño porque lo han heredado, otros escaños son para oficiales eclesiásticos anglicanos (como arzobispos), y los otros son seleccionados a dedazo, por el Primer Ministro y aprobados por el monarca (por ejemplo, en contra de lo que fue aconsejado, Boris Johnson nombró Lord a un oligarca ruso, Evgeny Lebedev). El electorado no ha votado a ninguno de los 755 miembros de la Cámara de los Lores y, además, es la única cámara alta del mundo más grande que su cámara baja.
Los miembros de la Cámara de los Comunes (como diputados del Congreso) sí que son elegidos en las elecciones generales. Sin embargo, el Reino Unido utiliza un sistema de representación directa, a diferencia de la representación proporcional que tenemos en España y la gran mayoría de las democracias. Esto trae con ello algunas consecuencias, como que la proporción de escaños que tiene un partido no representa la proporción del total de votos que ha recibido.
Por ejemplo, en las elecciones generales de 2019, el Partido Conservador de Boris Johnson obtuvo el 43,6% de los votos, pero consiguió 365 de 650 escaños; es decir, un 56% y, por tanto, una mayoría absoluta parlamentaria, a pesar de que la mayoría de los votantes votó a otros partidos. Eso no es lo que querían los británicos, pero es lo que les tocó. Por lo tanto, aunque la Cámara de los Comunes sí es elegida, es fácil ver que no es tan ‘justo’ como representación proporcional.
En 2019, Boris Johnson protagonizó una acción que supuso una amenaza directa a la democracia británica y al parlamento del país: Prorrogó (suspendió temporalmente) el Parlamento británico por cinco semanas, y anunció que sería reconvocado tan solo 17 días antes de la salida programada del Reino Unido de la UE. Esto fue visto como un intento de Boris Johnson de impedir que el parlamento pudiese examinar y evaluar los planes del Brexit que tenía el gobierno. Dos semanas después de que comenzase esta prorrogación, el Tribunal Supremo británico declaró que había sido una decisión ilegal, por lo que el parlamento se reconvocó de nuevo el día siguiente. El Primer Ministro prorrogó de forma ilegal el parlamento británico, atacando la democracia, pero no hubo castigo.
«Creo que no sería descabellado decir que el Reino Unido no es una democracia plena»
Cambiando a otro hecho, cuando el Gobierno británico intentó comenzar su nueva política migratoria basada en la deportación de solicitantes de asilo a Ruanda, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ordenó la suspensión de los vuelos, al ir en contra de la Convención Europea de Derechos Humanos, ratificada por todos los países miembros del Consejo de Europa. Ahora, el Gobierno británico está amenazando y planeando abandonar la convención, para que no le sea impedido ignorar ciertos derechos humanos. No sé qué es esto si no preocupante, sobre todo si de verdad se considera una democracia.
Por último, recientemente hemos visto unos episodios bastante impactantes y preocupantes en el Reino Unido, más específicamente tras ser nombrado rey Charles III. Hubo varios casos de ciudadanos detenidos por estar en contra del nombramiento. Un caso fue el de un hombre de 45 años, quien fue detenido tras gritar “Who elected him?” (“¿quién le eligió?”), durante una proclamación pública del ascenso del rey. Otra mujer, que llevaba un cartel con las palabras “Not my King”(“No mi rey”), fue confrontada por cuatro policías y escoltada a otro lugar. La policía incluso se enfrentó con una persona que llevaba un papel en blanco, amenazando con su detención si escribía “Not my King”. Los manifestantes no estaban insultando al monarca, solo estaban expresando su opinión o haciendo preguntas. Las detenciones y amenazas de detención son unos claros atentados contra la libertad de expresión, que es un derecho fundamental en todas las democracias.
No diré que el Reino Unido es un sistema autocrático, que no es una democracia. Tiene elecciones con regularidad, las cuales son abiertas, libres, y transparentes. El Reino Unido tiene separación de poderes y tribunales independientes. Pero dados todos los hechos examinados en este artículo, los cuales muestran un déficit democrático en varios aspectos del país y su sistema, creo que no sería descabellado declarar que el Reino Unido no es una democracia plena.
A finales de 2021, el antiguo diputado conservador Ken Clarke, quien estuvo en la Cámara de los Comunes casi 50 años, avisó de que el Reino Unido está “peligrosamente cerca de convertirse en una dictadura electa”.
Si la democracia británica va a sobrevivir, el sistema requiere de reformas urgentemente.
Sam Ferdinand – Reino Unido: ¿una democracia real? – 6 de octubre de 2022
El Reino Unido, como muchas personas creen, es una de las mejores democracias y de las más importantes del mundo. Pero, ¿es cierto?
Según el último ranking de países por índice democrático que realizó el Economist Intelligence Unit, el Reino Unido está en el puesto 16, por delante de otros países como Austria, España, y Portugal; y por detrás de Uruguay y Alemania. Esto bien puede ser justo dados los criterios en los que EIU se basó para el ranking. Sin embargo, si consideramos otras cosas, es fácil dudar de la calidad de la democracia británica.
Para empezar, desde hace aproximadamente un mes, el Reino Unido tiene una nueva Primera Ministra: Liz Truss. Truss no llegó al poder tras unas elecciones generales, sino tras unas elecciones internas del Partido Conservador. En las primeras rondas eliminatorias del proceso solamente podían votar diputados conservadores, hasta que quedaron dos finalistas: Liz Truss y Rishi Sunak. Esta decisión final estaba solo en manos de los miembros (afiliados) del partido, lo que significa que a la nueva Primera Ministra solo la eligió en torno a un 0,3% del electorado británico, o un 0,2% de la población.
Además, el nuevo Jefe de Estado, el rey Charles III, evidentemente no fue elegido. Parece bastante significativo que el Reino Unido tiene un Jefe de Estado al que nadie ha votado, y una Primera Ministra que tampoco ha sido elegida por el electorado.
Otro de los elementos a considerar, el más importante de cualquier democracia, es el parlamento del país. El Parlamento británico consiste de dos cámaras: la Cámara de los Comunes (cámara baja) y la Cámara de los Lores (cámara alta, parecida al Senado en España).
Veamos primero la Cámara de los Lores. Con 755 miembros, es la segunda cámara alta más grande del mundo. Lo que tiene de especial es que sus miembros no son elegidos democráticamente. Algunos de sus miembros tienen su escaño porque lo han heredado, otros escaños son para oficiales eclesiásticos anglicanos (como arzobispos), y los otros son seleccionados a dedazo, por el Primer Ministro y aprobados por el monarca (por ejemplo, en contra de lo que fue aconsejado, Boris Johnson nombró Lord a un oligarca ruso, Evgeny Lebedev). El electorado no ha votado a ninguno de los 755 miembros de la Cámara de los Lores y, además, es la única cámara alta del mundo más grande que su cámara baja.
Los miembros de la Cámara de los Comunes (como diputados del Congreso) sí que son elegidos en las elecciones generales. Sin embargo, el Reino Unido utiliza un sistema de representación directa, a diferencia de la representación proporcional que tenemos en España y la gran mayoría de las democracias. Esto trae con ello algunas consecuencias, como que la proporción de escaños que tiene un partido no representa la proporción del total de votos que ha recibido.
Por ejemplo, en las elecciones generales de 2019, el Partido Conservador de Boris Johnson obtuvo el 43,6% de los votos, pero consiguió 365 de 650 escaños; es decir, un 56% y, por tanto, una mayoría absoluta parlamentaria, a pesar de que la mayoría de los votantes votó a otros partidos. Eso no es lo que querían los británicos, pero es lo que les tocó. Por lo tanto, aunque la Cámara de los Comunes sí es elegida, es fácil ver que no es tan ‘justo’ como representación proporcional.
En 2019, Boris Johnson protagonizó una acción que supuso una amenaza directa a la democracia británica y al parlamento del país: Prorrogó (suspendió temporalmente) el Parlamento británico por cinco semanas, y anunció que sería reconvocado tan solo 17 días antes de la salida programada del Reino Unido de la UE. Esto fue visto como un intento de Boris Johnson de impedir que el parlamento pudiese examinar y evaluar los planes del Brexit que tenía el gobierno. Dos semanas después de que comenzase esta prorrogación, el Tribunal Supremo británico declaró que había sido una decisión ilegal, por lo que el parlamento se reconvocó de nuevo el día siguiente. El Primer Ministro prorrogó de forma ilegal el parlamento británico, atacando la democracia, pero no hubo castigo.
Cambiando a otro hecho, cuando el Gobierno británico intentó comenzar su nueva política migratoria basada en la deportación de solicitantes de asilo a Ruanda, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ordenó la suspensión de los vuelos, al ir en contra de la Convención Europea de Derechos Humanos, ratificada por todos los países miembros del Consejo de Europa. Ahora, el Gobierno británico está amenazando y planeando abandonar la convención, para que no le sea impedido ignorar ciertos derechos humanos. No sé qué es esto si no preocupante, sobre todo si de verdad se considera una democracia.
Por último, recientemente hemos visto unos episodios bastante impactantes y preocupantes en el Reino Unido, más específicamente tras ser nombrado rey Charles III. Hubo varios casos de ciudadanos detenidos por estar en contra del nombramiento. Un caso fue el de un hombre de 45 años, quien fue detenido tras gritar “Who elected him?” (“¿quién le eligió?”), durante una proclamación pública del ascenso del rey. Otra mujer, que llevaba un cartel con las palabras “Not my King”(“No mi rey”), fue confrontada por cuatro policías y escoltada a otro lugar. La policía incluso se enfrentó con una persona que llevaba un papel en blanco, amenazando con su detención si escribía “Not my King”. Los manifestantes no estaban insultando al monarca, solo estaban expresando su opinión o haciendo preguntas. Las detenciones y amenazas de detención son unos claros atentados contra la libertad de expresión, que es un derecho fundamental en todas las democracias.
No diré que el Reino Unido es un sistema autocrático, que no es una democracia. Tiene elecciones con regularidad, las cuales son abiertas, libres, y transparentes. El Reino Unido tiene separación de poderes y tribunales independientes. Pero dados todos los hechos examinados en este artículo, los cuales muestran un déficit democrático en varios aspectos del país y su sistema, creo que no sería descabellado declarar que el Reino Unido no es una democracia plena.
A finales de 2021, el antiguo diputado conservador Ken Clarke, quien estuvo en la Cámara de los Comunes casi 50 años, avisó de que el Reino Unido está “peligrosamente cerca de convertirse en una dictadura electa”.
Si la democracia británica va a sobrevivir, el sistema requiere de reformas urgentemente.