Víctor Pla Cid – Arbitrariedad e Israel: viejos amigos. – 7 de octubre de 2022.
La semana pasada escribí una columna para Verum Libertas en torno al conflicto entre Israel y Palestina (Pla, Víctor. De la Generalitat a la Knéset. Verum Libertas: 2022). Ésta mañana nos hemos levantado con noticias provenientes de Oriente Medio en relación al conflicto. El Gobierno de Israel ha decidido, de forma unilateral, continuar con los encarcelamientos arbitrarios a disidentes pacíficos palestinos.
Con la reciente detención, sin pruebas ni órdenes judiciales, de miembros de Fatah, Israel vuelve a enseñar los dientes a la comunidad internacional que, una vez más, hace caso omiso a una sistémica vejación de la integridad del individuo.
Israel es un Estado miembro de la ONU. Por ende, se debe (o debería) ceñir a su carácter humanitario y, a la vez, seguir con la vigente normativa. La normativa más famosa que tiene el mayor organismo internacional es la Carta de los Derechos Humanos. 30 artículos de los que emanan los principios básicos para la cooperación internacional y para la protección de las personas. De esa treintena de artículos, el Gobierno israelí podría estar violando catorce de ellos, siendo optimistas. En concreto los artículos 2/3/5/7/9/10/12/13/15/17/18/19/25 y 28.
Como he mencionado antes, con las detenciones arbitrarias de miembros de Fatah se ha violado el artículo 9, pero, a la vez, los artículos 7 y 10.
El nulo reconocimiento de la capacidad de Palestina para su autogestión, gracias a las constantes intervenciones militares de las IDF (Israeli Defence Forces) violaría el artículo 13 -entre muchos otros-.
Como se puede apreciar, el conflicto no pasa (ni pasará) por un buen momento. No hay una aparente solución al mismo. Lo más próximo a ello fue la idea “two-state solution”, que intentaría dividir el territorio en dos partes para los dos Estados, aunque sin resultado.
Pero, ¿cómo es posible que se permitan semejantes vejaciones del derecho internacional? Generalmente, las acciones coordinadas por países “occidentales” (Francia, España, Canadá…) suelen llevar el impulso de la policía mundial: Estados Unidos. Es de bien sabido que el Gobierno norteamericano es, tanto Republicano como Demócrata, extremadamente afín al lobby AIPAC (defensores de Israel en EEUU).
Y así, con grupos de presión y proyectos desconocidos para el público habitual, es como el Gobierno judío aún se mantiene en pie. No son solo los estadounidenses los afectados por el lobby proisraelí, la “European Jewish Association” ha sido la punta de lanza del régimen en Bruselas.
Mientras lobbies como AIPAC o EJA tengan semejante poder, los derechos humanos seguirán siendo papel mojado para el pueblo palestino. El silencio de la comunidad internacional también nos hace responsables a todos de esos actos. Acabar con la hipocresía eurocentrista es de obligado cumplimiento. Bloquear a Polonia y dar vía libre a Israel será, por supuesto, un hecho que pasará a la historia como una vergüenza de dimensiones transatlánticas.
los derechos humanos seguirán siendo papel mojado para el pueblo palestino.
Víctor Pla Cid – Arbitrariedad e Israel: viejos amigos. – 7 de octubre de 2022.
La semana pasada escribí una columna para Verum Libertas en torno al conflicto entre Israel y Palestina (Pla, Víctor. De la Generalitat a la Knéset. Verum Libertas: 2022). Ésta mañana nos hemos levantado con noticias provenientes de Oriente Medio en relación al conflicto. El Gobierno de Israel ha decidido, de forma unilateral, continuar con los encarcelamientos arbitrarios a disidentes pacíficos palestinos.
Con la reciente detención, sin pruebas ni órdenes judiciales, de miembros de Fatah, Israel vuelve a enseñar los dientes a la comunidad internacional que, una vez más, hace caso omiso a una sistémica vejación de la integridad del individuo.
Israel es un Estado miembro de la ONU. Por ende, se debe (o debería) ceñir a su carácter humanitario y, a la vez, seguir con la vigente normativa. La normativa más famosa que tiene el mayor organismo internacional es la Carta de los Derechos Humanos. 30 artículos de los que emanan los principios básicos para la cooperación internacional y para la protección de las personas. De esa treintena de artículos, el Gobierno israelí podría estar violando catorce de ellos, siendo optimistas. En concreto los artículos 2/3/5/7/9/10/12/13/15/17/18/19/25 y 28.
Como he mencionado antes, con las detenciones arbitrarias de miembros de Fatah se ha violado el artículo 9, pero, a la vez, los artículos 7 y 10.
El nulo reconocimiento de la capacidad de Palestina para su autogestión, gracias a las constantes intervenciones militares de las IDF (Israeli Defence Forces) violaría el artículo 13 -entre muchos otros-.
Como se puede apreciar, el conflicto no pasa (ni pasará) por un buen momento. No hay una aparente solución al mismo. Lo más próximo a ello fue la idea “two-state solution”, que intentaría dividir el territorio en dos partes para los dos Estados, aunque sin resultado.
Pero, ¿cómo es posible que se permitan semejantes vejaciones del derecho internacional? Generalmente, las acciones coordinadas por países “occidentales” (Francia, España, Canadá…) suelen llevar el impulso de la policía mundial: Estados Unidos. Es de bien sabido que el Gobierno norteamericano es, tanto Republicano como Demócrata, extremadamente afín al lobby AIPAC (defensores de Israel en EEUU).
Y así, con grupos de presión y proyectos desconocidos para el público habitual, es como el Gobierno judío aún se mantiene en pie. No son solo los estadounidenses los afectados por el lobby proisraelí, la “European Jewish Association” ha sido la punta de lanza del régimen en Bruselas.
Mientras lobbies como AIPAC o EJA tengan semejante poder, los derechos humanos seguirán siendo papel mojado para el pueblo palestino. El silencio de la comunidad internacional también nos hace responsables a todos de esos actos. Acabar con la hipocresía eurocentrista es de obligado cumplimiento. Bloquear a Polonia y dar vía libre a Israel será, por supuesto, un hecho que pasará a la historia como una vergüenza de dimensiones transatlánticas.