Liz Truss, la Primera Ministra británica, ha anunciado su dimisión esta semana. Su posición ya era insostenible, y se esperaba su dimisión pronto, pero no tan inmediata. Apenas 45 días estuvo en el poder, y si no contamos el periodo de luto por la muerte de la reina, realmente solo gobernó cuatro semanas. En ese poco tiempo consiguió ahuyentar a inversores, hundir la libra, aumentar la deuda británica de una manera vergonzosa, y perder el apoyo de la mayoría de su partido. No hablemos ya del apoyo del pueblo británico, cuyo apoyo Truss no tenía ni desde principio de su mandato.
Y así de pronto, el Reino Unido vuelve a encontrarse en una enorme crisis política (si no lo ha estado ya constantemente desde 2016). Si el Partido Conservador ya se había visto negativamente afectado tras los fracasados mandatos de May y Johnson, Truss ha conseguido llevarlo más allá, y darle al Partido Laborista una ventaja de unos 33 puntos porcentuales según las encuestas. ¿Por qué? Dos de los principales pilares del Partido Conservador, que usaban para atraer a sus votantes, han sido: tener una ética y principios claros, y la competencia económica. Johnson destrozó la reputación de los “principios tories”, y ahora Liz Truss ha implementado medidas económicas catastróficas. Lo peor es que ya se sabía durante su campaña que las promesas económicas de Truss eran una ficción, una imposibilidad. Sin embargo, el partido decidió que Truss era la adecuada para el puesto de Primera Ministra.
Por todos estos motivos, muchos votantes ya no ven sentido en apoyar a los conservadores. Mejor dicho, son casi una plaga que evitar. Y además, está claro que el Partido Conservador lleva meses sin preocuparse del país. Desde hace tiempo, todos los mensajes que se envían diputados conservadores son sobre a quién apoyar para ser líder del partido, o sobre sus complots contra el/la premier; no sobre las preocupaciones de los británicos: cómo reducir la inflación, el hambre, el desempleo, y la pobreza del país.
Ante esto, uno podría pensar que se deberían convocar unas elecciones anticipadas, y que el parlamento británico debería hacerlo, ya que todos los partidos de oposición lo apoyarían, y probablemente también una parte de los conservadores. Sin embargo, la Cámara de los Comunes no tiene el poder de adelantar las elecciones. Lo tenía, hasta que en 2019 el gobierno de Boris Johnson le quitó ese poder y se lo dio al Primer Ministro. Por lo que, ahora, las únicas personas que podrían adelantar las elecciones generales (actualmente establecidas para enero de 2025) son Liz Truss o su sucesor. Y, por supuesto, no van a convocar elecciones ahora, porque saben que las perderían desastrosamente.
«MUCHOS VOTANTES YA NO VEN SENTIDO EN APOYAR A LOS CONSERVADORES. MEJOR DICHO, SON CASI UNA PLAGA QUE EVITAR»
En todo caso, como la elección del nuevo premier no corresponde al electorado británico, sino al partido, ahora mismo los tories están tomando la decisión. El Reino Unido tendrá su quinto premier en poco más de seis años. Los últimos cuatro todos dimitieron, y sus mandatos duraron menos y menos progresivamente (ligera excepción con el mandato de Johnson), con Liz Truss durando “menos que una lechuga”. El nuevo premier será anunciado esta semana, pero aún así es pronto para decir quién será probablemente. A ese tema no entraré, pero sea quien sea, ¿será capaz de agotar la legislatura, o incluso devolver a los conservadores su ventaja electoral?
Yo creo que conseguir ganarse de nuevo al electorado es algo que no podrá conseguir. El partido conservador lleva demasiado tiempo en crisis, dividido, y eso no desaparecerá fácilmente, como tampoco lo hará todo el caos causado por los últimos gobiernos conservadores.
Además, la economía británica ha sido llevada al borde de la recesión por el gobierno de Truss, pero ya ha estado relativamente en declive desde 2016 y especialmente desde 2020, y ningún gobierno ha sido capaz de afrontarlo. El valor de la libra no se ha recuperado desde el referéndum del Brexit en 2016, ha estado estos seis años casi siempre por debajo del valor pre-referéndum. Truss lo colapsó aún más, Y especialmente desde 2020 la economía ha tenido problemas. En 2020 coincidieron la salida del Reino Unido de la Unión Europea y la pandemia del Covid. El Covid desde luego agravó la crisis, pero desde entonces, todos los países comparables al Reino Unido se han recuperado, mientras que el Reino Unido no es capaz de recuperarse. Esto evidencia el daño que ha causado y sigue causando el Brexit. Según la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria británica, el Brexit dañará la economía a largo plazo el doble que la pandemia. Esto no lo podrá cambiar ningún Primer Ministro que entre, y se verá presionado por la población, la oposición, y probablemente parte de su partido. ¿Agotará la legislatura? Esto ya es más difícil de saber. Es posible que sí, siempre y cuando no hunda más la economía o esté constantemente cambiando de políticas. Pero si sigue la tendencia, probablemente veamos otro cambio de primer ministro antes de las siguientes elecciones generales, prolongando la inestabilidad que solo está dañando al país.
Sam Ferdinand – 22 de octubre de 2022
Liz Truss, la Primera Ministra británica, ha anunciado su dimisión esta semana. Su posición ya era insostenible, y se esperaba su dimisión pronto, pero no tan inmediata. Apenas 45 días estuvo en el poder, y si no contamos el periodo de luto por la muerte de la reina, realmente solo gobernó cuatro semanas. En ese poco tiempo consiguió ahuyentar a inversores, hundir la libra, aumentar la deuda británica de una manera vergonzosa, y perder el apoyo de la mayoría de su partido. No hablemos ya del apoyo del pueblo británico, cuyo apoyo Truss no tenía ni desde principio de su mandato.
Y así de pronto, el Reino Unido vuelve a encontrarse en una enorme crisis política (si no lo ha estado ya constantemente desde 2016). Si el Partido Conservador ya se había visto negativamente afectado tras los fracasados mandatos de May y Johnson, Truss ha conseguido llevarlo más allá, y darle al Partido Laborista una ventaja de unos 33 puntos porcentuales según las encuestas. ¿Por qué? Dos de los principales pilares del Partido Conservador, que usaban para atraer a sus votantes, han sido: tener una ética y principios claros, y la competencia económica. Johnson destrozó la reputación de los “principios tories”, y ahora Liz Truss ha implementado medidas económicas catastróficas. Lo peor es que ya se sabía durante su campaña que las promesas económicas de Truss eran una ficción, una imposibilidad. Sin embargo, el partido decidió que Truss era la adecuada para el puesto de Primera Ministra.
Por todos estos motivos, muchos votantes ya no ven sentido en apoyar a los conservadores. Mejor dicho, son casi una plaga que evitar. Y además, está claro que el Partido Conservador lleva meses sin preocuparse del país. Desde hace tiempo, todos los mensajes que se envían diputados conservadores son sobre a quién apoyar para ser líder del partido, o sobre sus complots contra el/la premier; no sobre las preocupaciones de los británicos: cómo reducir la inflación, el hambre, el desempleo, y la pobreza del país.
Ante esto, uno podría pensar que se deberían convocar unas elecciones anticipadas, y que el parlamento británico debería hacerlo, ya que todos los partidos de oposición lo apoyarían, y probablemente también una parte de los conservadores. Sin embargo, la Cámara de los Comunes no tiene el poder de adelantar las elecciones. Lo tenía, hasta que en 2019 el gobierno de Boris Johnson le quitó ese poder y se lo dio al Primer Ministro. Por lo que, ahora, las únicas personas que podrían adelantar las elecciones generales (actualmente establecidas para enero de 2025) son Liz Truss o su sucesor. Y, por supuesto, no van a convocar elecciones ahora, porque saben que las perderían desastrosamente.
En todo caso, como la elección del nuevo premier no corresponde al electorado británico, sino al partido, ahora mismo los tories están tomando la decisión. El Reino Unido tendrá su quinto premier en poco más de seis años. Los últimos cuatro todos dimitieron, y sus mandatos duraron menos y menos progresivamente (ligera excepción con el mandato de Johnson), con Liz Truss durando “menos que una lechuga”. El nuevo premier será anunciado esta semana, pero aún así es pronto para decir quién será probablemente. A ese tema no entraré, pero sea quien sea, ¿será capaz de agotar la legislatura, o incluso devolver a los conservadores su ventaja electoral?
Yo creo que conseguir ganarse de nuevo al electorado es algo que no podrá conseguir. El partido conservador lleva demasiado tiempo en crisis, dividido, y eso no desaparecerá fácilmente, como tampoco lo hará todo el caos causado por los últimos gobiernos conservadores.
Además, la economía británica ha sido llevada al borde de la recesión por el gobierno de Truss, pero ya ha estado relativamente en declive desde 2016 y especialmente desde 2020, y ningún gobierno ha sido capaz de afrontarlo. El valor de la libra no se ha recuperado desde el referéndum del Brexit en 2016, ha estado estos seis años casi siempre por debajo del valor pre-referéndum. Truss lo colapsó aún más, Y especialmente desde 2020 la economía ha tenido problemas. En 2020 coincidieron la salida del Reino Unido de la Unión Europea y la pandemia del Covid. El Covid desde luego agravó la crisis, pero desde entonces, todos los países comparables al Reino Unido se han recuperado, mientras que el Reino Unido no es capaz de recuperarse. Esto evidencia el daño que ha causado y sigue causando el Brexit. Según la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria británica, el Brexit dañará la economía a largo plazo el doble que la pandemia. Esto no lo podrá cambiar ningún Primer Ministro que entre, y se verá presionado por la población, la oposición, y probablemente parte de su partido. ¿Agotará la legislatura? Esto ya es más difícil de saber. Es posible que sí, siempre y cuando no hunda más la economía o esté constantemente cambiando de políticas. Pero si sigue la tendencia, probablemente veamos otro cambio de primer ministro antes de las siguientes elecciones generales, prolongando la inestabilidad que solo está dañando al país.