Víctor Pla Cid – Relevo en Downing Street – 28 de Octubre de 2022
“Fracaso”, “debacle” o “temporalidad” son adjetivos con los que podríamos describir el muy corto mandato de Elizabeth ‘Liz’ Truss. La exlíder de los conservadores no ha sido capaz de hacer frente a la crisis económica que Reino Unido se encuentra sumergida. Tampoco ha sido capaz de hacerlo el exministro de finanzas, Kwasi Kwarteng, que en un (desesperado) intento de atraer la atención de bulge brackets y hedge funds ha generado un incremento del déficit, prolongando así la problemática británica. No obstante, Downing Street tiene un nuevo dueño: Rishi Sunak. Sunak (1980, Southampton) es un conocido alto cargo de la política británica.
Desde 2014 ha sido miembro del Parlamento, y desde 2019 ha ocupado puestos de alta responsabilidad en el área de tesorería del gobierno. Más allá de su vida política, Sunak es un conocido empresario. Entrando en 2001 a formar parte del ejército de Goldman Sachs, llegó a co-fundar su propio hedge fund y ser así un líder en el mundo bursátil.
Pero no es oro todo lo que reluce. Sunak deberá hacer frente a otra crisis, recientemente aparecida: la de popularidad.
Tanto Truss como Johnson fueron elegidos por los votantes del partido conservador. En otras palabras, los votantes pudieron decidir quién los lideraría. En éste caso, no. Han sido los Tory MPs (véase, diputados). Los conservadores tienen 357 de ellos en la House of Commons, de los cuales poco más de la mitad apoyaron a Sunak para su (primera) victoria presidencial. Que los votantes no puedan escoger a su propio presidente de partido, aunque sea por causas excepcionales, supone una firme amenaza a la democracia. ¿Cómo podemos asegurarnos que la elección es correcta? ¿Por qué Sunak? ¿Juventud o experiencia para la presidencia?
Éste hecho, aparentemente tan sencillo, nos abre un debate sobre la democracia liberal y su estado en el Reino Unido.
Víctor Pla Cid – Relevo en Downing Street – 28 de Octubre de 2022
“Fracaso”, “debacle” o “temporalidad” son adjetivos con los que podríamos describir el muy corto mandato de Elizabeth ‘Liz’ Truss. La exlíder de los conservadores no ha sido capaz de hacer frente a la crisis económica que Reino Unido se encuentra sumergida. Tampoco ha sido capaz de hacerlo el exministro de finanzas, Kwasi Kwarteng, que en un (desesperado) intento de atraer la atención de bulge brackets y hedge funds ha generado un incremento del déficit, prolongando así la problemática británica. No obstante, Downing Street tiene un nuevo dueño: Rishi Sunak. Sunak (1980, Southampton) es un conocido alto cargo de la política británica.
Desde 2014 ha sido miembro del Parlamento, y desde 2019 ha ocupado puestos de alta responsabilidad en el área de tesorería del gobierno. Más allá de su vida política, Sunak es un conocido empresario. Entrando en 2001 a formar parte del ejército de Goldman Sachs, llegó a co-fundar su propio hedge fund y ser así un líder en el mundo bursátil.
Pero no es oro todo lo que reluce. Sunak deberá hacer frente a otra crisis, recientemente aparecida: la de popularidad.
Tanto Truss como Johnson fueron elegidos por los votantes del partido conservador. En otras palabras, los votantes pudieron decidir quién los lideraría. En éste caso, no. Han sido los Tory MPs (véase, diputados). Los conservadores tienen 357 de ellos en la House of Commons, de los cuales poco más de la mitad apoyaron a Sunak para su (primera) victoria presidencial. Que los votantes no puedan escoger a su propio presidente de partido, aunque sea por causas excepcionales, supone una firme amenaza a la democracia. ¿Cómo podemos asegurarnos que la elección es correcta? ¿Por qué Sunak? ¿Juventud o experiencia para la presidencia?
Éste hecho, aparentemente tan sencillo, nos abre un debate sobre la democracia liberal y su estado en el Reino Unido.