A pesar de ser un foro económico, la cumbre del G-20 en Bali ha estado marcada por la guerra en Ucrania. También se ha debatido sobre la crisis energética, la inseguridad alimentaria, la pandemia COVID-19 y futuras otras, la descarbonización, y la transición digital, de la que se habló el miércoles y último día.
Y es que toda cuestión de seguridad afecta gravemente a la economía mundial, como es el caso del conflicto entre Rusia y Ucrania. Inflación generalizada, volatilidad del mercado de divisas, aumento del gasto público y de la deuda, establecimiento de barreras comerciales, escasez de productos provocada por la ruptura de cadenas de aprovisionamiento, etcétera. Los veinte conocen muy bien que mientras el conflicto perdure, la economía de todos los Estados no se recuperará, especialmente la de los países más vulnerables y dependientes.
Esta es la razón por la que el comunicado final condena la guerra en Ucrania, declaración aprobada por la mayoría, sin culpar a Rusia de ella por parte de México, Brasil, China, e India, mientras que la moción sobre la consideración del uso y la amenaza del uso de armas nucleares inaceptable, fue aprobada por todos, incluido el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. Esta declaración constituye un serio castigo a Rusia a la vez que un aviso. Quién les iba a decir que en mitad de la cumbre un misil de procedencia entonces desconocida, ahora ya apunta a formar parte de las defensas antiaéreas ucranianas, caería sobre Polonia causando la muerte de dos civiles, y consecuentemente, pondría en jaque a muchos de los Estados miembros de la OTAN allí reunidos.
De hecho, en esta última sesión, pasaron de debatir de transformación digital a la posible invocación del artículo 5 del Tratado de Washington si se certificaba el ataque ruso a Polonia, lo que requeriría una respuesta conjunta de todos los Estados miembro de la Organización, aunque no se llegó ni a que Polonia convocase el artículo 4 del mismo Tratado, fruto de la prudencia y de la incertidumbre existente.
Este hecho nos muestra cómo ahora mismo aun pudiendo debatir sobre el cambio climático, la transición digital, o la desigualdad entre el hemisferio norte y el sur, la guerra en Ucrania cobra prioridad y debe ser el primer problema a resolver cuanto antes.
Para que así sea, Washington está presionando a Zelenski desde hace semanas a entablar un diálogo con Putin y lograr un acuerdo de paz. El envío de armas y la ayuda financiera estadounidenses y europeas (1000 millones de euros en ayuda humanitaria desde febrero procedente de Bruselas) no serán eternas, como tampoco las sanciones económicas de la UE a Rusia, que sin duda están perjudicando gravemente nuestras economías mientras la rusa resiste y seguirá resistiendo.
Hemos dejado a un lado lo sucedido en Polonia la tarde del martes, pero me gustaría aclarar que aunque Polonia, los Estados Unidos, y Reino Unido, países que han investigado el origen del misil hayan certificado su procedencia ucraniana, esto no podemos tomarlo como una verdad inequívoca. Recordemos que si el misil fuese ruso, no quedaría más remedio que invocar el artículo 5 del Tratado de Washington, en estricto cumplimiento del Tratado, y el conflicto “entre dos países” devendría en una Tercera Guerra Mundial, muy posiblemente Nuclear.
Otra opción, comentada por algunos analistas internacionales, es que Rusia haya querido comprobar cómo reaccionaría la OTAN a una acción como la llevada a cabo sobre Polonia. Si es así, ahora ya saben que tienen un amplio margen de actuación y que la OTAN no intervendrá en el conflicto tan fácilmente, a sabiendas del peligro que supondría un enfrentamiento directo con Rusia, el cual pondría en riesgo la seguridad de todo el planeta. En cualquier caso, si el misil que cayó en Polonia no era ruso, ¿por qué Lavrov se fue de la Cumbre al conocer la noticia?
En esta semana los jefes de Estado, de Gobierno, y primeros ministros, han aprovechado para reunirse bilateralmente. Es el caso de Biden y Xi Jinping, que lo hicieron el lunes 14 de noviembre, un día antes del comienzo de la Cumbre. El encuentro fue especial por varias razones: era la primera vez que ambos se reunían, existen tensiones sobre la posible invasión china de Taiwán, que EEUU ya ha dicho que defendería, y, la mayor potencia económica mundial, véase China, aún no se ha posicionado sobre la guerra en Ucrania. Estos dos temas son los que trataron principalmente trataron. Tanto EEUU como la UE saben del papel importante que tanto China como India tienen en el conflicto ruso-ucraniano, pudiendo desequilibrar la balanza en favor de Ucrania, instando a Putin a que retire sus soldados del territorio ucraniano.
Otros dos mandatarios que también se reunieron, ya el siendo España invitada permanente en la Cumbre, y el presidente chino. El jefe de Gobierno español le pidió a Xi que presionase a Putin para que la guerra finalice cuanto antes, le instó a cooperar para solucionar las crisis energética y alimentaria, le propuso impulsar la relación entre ambos Estados en conmemoración del cincuenta aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas que se cumple el próximo año, mejorar la relación entre China y la UE, aprovechando que España ejercerá la presidencia del Consejo de la UE en el segundo semestre de 2023, y continuar con la transición ecológica, sustituyendo el carbón por fuentes de energía renovables.
En definitiva, el objetivo de EEUU y los países de la UE en esta Cumbre del G-20 no era otro que lograr que China e India, países hasta ahora neutrales, se posicionen a favor de Ucrania presionando a Putin a que cese las hostilidades, a Rusia que deje de jugar con la amenaza nuclear, que cumpla con las normas de Derecho Internacional, que cese el conflicto, y que renueve los acuerdos de exportación de cereales ucranianos y fertilizantes rusos, firmados en julio.
Y resulta curioso que sea Indonesia, país que ostentaba hasta este miércoles la presidencia del G-20, que ya está en manos de India, y país que acogió la Conferencia de Bandung en 1955, donde nació el Movimiento de Países No Alineados durante la Guerra Fría, quien juegue ahora un papel mediador fundamental en la resolución del conflicto armado internacional ruso-ucraniano, siendo un gran país emergente en el hemisferio sur, y cuarto mundial en número de habitantes.
La diferencia es que ahora no puede salir de Indonesia un MPNA, sino una alineación de países hasta ahora neutrales, siendo China e India los principales, en favor de la paz, que pasa porque Putin retire a su ejército de Ucrania y, junto con Zelenski, comiencen a negociar un acuerdo de paz, necesario para que la economía mundial vuelva a funcionar como antes.
Y es que toda cuestión de seguridad afecta gravemente a la economía mundial, como es el caso del conflicto entre Rusia y Ucrania. Inflación generalizada, volatilidad del mercado de divisas, aumento del gasto público y de la deuda, establecimiento de barreras comerciales, escasez de productos provocada por la ruptura de cadenas de aprovisionamiento, etcétera. Los veinte conocen muy bien que mientras el conflicto perdure, la economía de todos los Estados no se recuperará, especialmente la de los países más vulnerables y dependientes.
Esta es la razón por la que el comunicado final condena la guerra en Ucrania, declaración aprobada por la mayoría, sin culpar a Rusia de ella por parte de México, Brasil, China, e India, mientras que la moción sobre la consideración del uso y la amenaza del uso de armas nucleares inaceptable, fue aprobada por todos, incluido el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. Esta declaración constituye un serio castigo a Rusia a la vez que un aviso. Quién les iba a decir que en mitad de la cumbre un misil de procedencia entonces desconocida, ahora ya apunta a formar parte de las defensas antiaéreas ucranianas, caería sobre Polonia causando la muerte de dos civiles, y consecuentemente, pondría en jaque a muchos de los Estados miembros de la OTAN allí reunidos.
De hecho, en esta última sesión, pasaron de debatir de transformación digital a la posible invocación del artículo 5 del Tratado de Washington si se certificaba el ataque ruso a Polonia, lo que requeriría una respuesta conjunta de todos los Estados miembro de la Organización, aunque no se llegó ni a que Polonia convocase el artículo 4 del mismo Tratado, fruto de la prudencia y de la incertidumbre existente.
Este hecho nos muestra cómo ahora mismo aun pudiendo debatir sobre el cambio climático, la transición digital, o la desigualdad entre el hemisferio norte y el sur, la guerra en Ucrania cobra prioridad y debe ser el primer problema a resolver cuanto antes.
Para que así sea, Washington está presionando a Zelenski desde hace semanas a entablar un diálogo con Putin y lograr un acuerdo de paz. El envío de armas y la ayuda financiera estadounidenses y europeas (1000 millones de euros en ayuda humanitaria desde febrero procedente de Bruselas) no serán eternas, como tampoco las sanciones económicas de la UE a Rusia, que sin duda están perjudicando gravemente nuestras economías mientras la rusa resiste y seguirá resistiendo.
Hemos dejado a un lado lo sucedido en Polonia la tarde del martes, pero me gustaría aclarar que aunque Polonia, los Estados Unidos, y Reino Unido, países que han investigado el origen del misil hayan certificado su procedencia ucraniana, esto no podemos tomarlo como una verdad inequívoca. Recordemos que si el misil fuese ruso, no quedaría más remedio que invocar el artículo 5 del Tratado de Washington, en estricto cumplimiento del Tratado, y el conflicto “entre dos países” devendría en una Tercera Guerra Mundial, muy posiblemente Nuclear.
Otra opción, comentada por algunos analistas internacionales, es que Rusia haya querido comprobar cómo reaccionaría la OTAN a una acción como la llevada a cabo sobre Polonia. Si es así, ahora ya saben que tienen un amplio margen de actuación y que la OTAN no intervendrá en el conflicto tan fácilmente, a sabiendas del peligro que supondría un enfrentamiento directo con Rusia, el cual pondría en riesgo la seguridad de todo el planeta. En cualquier caso, si el misil que cayó en Polonia no era ruso, ¿por qué Lavrov se fue de la Cumbre al conocer la noticia?
En esta semana los jefes de Estado, de Gobierno, y primeros ministros, han aprovechado para reunirse bilateralmente. Es el caso de Biden y Xi Jinping, que lo hicieron el lunes 14 de noviembre, un día antes del comienzo de la Cumbre. El encuentro fue especial por varias razones: era la primera vez que ambos se reunían, existen tensiones sobre la posible invasión china de Taiwán, que EEUU ya ha dicho que defendería, y, la mayor potencia económica mundial, véase China, aún no se ha posicionado sobre la guerra en Ucrania. Estos dos temas son los que trataron principalmente trataron. Tanto EEUU como la UE saben del papel importante que tanto China como India tienen en el conflicto ruso-ucraniano, pudiendo desequilibrar la balanza en favor de Ucrania, instando a Putin a que retire sus soldados del territorio ucraniano.
Otros dos mandatarios que también se reunieron, ya el siendo España invitada permanente en la Cumbre, y el presidente chino. El jefe de Gobierno español le pidió a Xi que presionase a Putin para que la guerra finalice cuanto antes, le instó a cooperar para solucionar las crisis energética y alimentaria, le propuso impulsar la relación entre ambos Estados en conmemoración del cincuenta aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas que se cumple el próximo año, mejorar la relación entre China y la UE, aprovechando que España ejercerá la presidencia del Consejo de la UE en el segundo semestre de 2023, y continuar con la transición ecológica, sustituyendo el carbón por fuentes de energía renovables.
En definitiva, el objetivo de EEUU y los países de la UE en esta Cumbre del G-20 no era otro que lograr que China e India, países hasta ahora neutrales, se posicionen a favor de Ucrania presionando a Putin a que cese las hostilidades, a Rusia que deje de jugar con la amenaza nuclear, que cumpla con las normas de Derecho Internacional, que cese el conflicto, y que renueve los acuerdos de exportación de cereales ucranianos y fertilizantes rusos, firmados en julio.
Y resulta curioso que sea Indonesia, país que ostentaba hasta este miércoles la presidencia del G-20, que ya está en manos de India, y país que acogió la Conferencia de Bandung en 1955, donde nació el Movimiento de Países No Alineados durante la Guerra Fría, quien juegue ahora un papel mediador fundamental en la resolución del conflicto armado internacional ruso-ucraniano, siendo un gran país emergente en el hemisferio sur, y cuarto mundial en número de habitantes.
La diferencia es que ahora no puede salir de Indonesia un MPNA, sino una alineación de países hasta ahora neutrales, siendo China e India los principales, en favor de la paz, que pasa porque Putin retire a su ejército de Ucrania y, junto con Zelenski, comiencen a negociar un acuerdo de paz, necesario para que la economía mundial vuelva a funcionar como antes.
Mario Sanz Galacho