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    ¡A por él! Por enésima vez.

    Víctor Pla Cid ¡A por él! Por enésima vez.25 de noviembre de 2022

    Un aspecto positivo de la comunicación audiovisual (entre tantos) es que nos acerca a un mundo de diversas realidades. Estamos más que acostumbrados a ver escenas de guerra, ya que la filmografía es interminable. Pero muchos de nostros, cuando nos hablan de África central y sus guerras, a duras penas recordamos el genocidio de Ruanda y los más que conocidos “diamantes de sangre”. Pese a ésta falta de conocimiento general, hay una imagen que muchas personas aún tienen en su retina: los niños soldados. Beasts of No Nation o Johnny Mad Dog nos enseñaron que menores de edad eran forzados a alistarse a ejércitos.

    En África central, desde 1987, existe un grupo paramilitar que, desde sus orígenes, tuvo 66.000 menores de edad en sus fuerzas de combate. El causante del problema tiene nombre y apellidos: Joseph Kony.

    Kony (Uganda, 1961?-) es el actual líder del grupo Lord’s Resistance Army. El LRA mantuvo una guerra abierta contra el Gobierno de Uganda desde 1987 hasta 2007. Durante 20 años, las atrocidades inhumanas eran el pan de cada día. Ésta semana, el Tribunal Penal Internacional (ICC, por sus siglas en inglés), ha reabierto -otra vez- la investigación contra Kony. Se le imputan 12 crímenes contra la humanidad y 21 crímenes de guerra.

    En los crímenes contra la humanidad se encuentran ejemplos como los de asesinato, violación sexual, proxenetismo, esclavismo y actos denominados como “inhumanos”. En los crímenes de guerra que se le imputan, podemos ver casos como llamadas a filas de niños menores de edad, ataques contra población civil o expoliación.

    Hace ya 17 años que el caso se abrió en el ICC (véase The Prosecutor v. Joseph Kony and Vincent Otti). En él, se juzga a Kony y Otti por los crímenes nombrados anteriormente. Actualmente, solo se persigue a Kony, ya que Vincent Otti (ex-líder del LRA) falleció en 2007. Desde su orden de arresto en 2005, el paradero del acusado es desconocido. Se presupone que habita en Darfur, en Sudán del Sur. Y digo que “se presupone”, porque el testigo que lo afirmó era un exsoldado del LRA. Aún así, no se le ha visto en Darfur.

    Con el tiempo, el LRA empezó a operar más allá de las fronteras de Uganda. Sudán del Sur, República Democrática del Congo o República Centroafricana también fueron heridos al paso de los paramilitares.

    Pero, apreciado lector, no todo son malas noticias. El ICC persiguió judicialmente a cinco altos cargos del grupo ya mencionado. Tres de ellos ya han fallecido. Joseph Kony sigue en libertad, pero Dominic Ongwen finalmente se rindió en Enero de 2015 y se entregó voluntariamente al Tribunal Penal Internacional. El 4 de febrero de 2021, el Tribunal IX del ICC condenó a Dominc Ongwen a 25 años de prisión, por haber cometido un total de 61 crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra, entre 2002 y 2005 en el norte de Uganda. Fué declarado culpable de perpetrar ataques contra población civil, asesinato, tortura, esclavismo, destrucción de la propiedad privada, crímenes sexuales, reclutamiento obligatorio de niños y niñas menores de 15 años; entre otros tantísimos crímenes más que horribles.

    Pese a ello, opino que la sentencia sigue siendo ridícula. No habrá nunca una sentencia lo suficientemente justa para paliar todo el dolor que causó, todas las vidas que arrebató, y todos los sueños que destruyó. Y, espero con todo mi corazón, que el final de la historia de Joseph Kony también pase por el tribunal en La Haya.

    Y, espero con todo mi corazón, que el final de la historia de Joseph Kony también pase por el tribunal en La Haya.

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