Carlo Stella – Una única EvAU – 7 de diciembre de 2022
Mientras el gobierno se plantea la reforma de la EvAU (o antigua selectividad), se retrasa su entrada en vigor, dada la falta de consenso entre los grupos políticos.
Hace tiempo que se habla de la necesidad de instaurar una única prueba de acceso en todo el territorio nacional, entre otras cosas por las supuestas diferencias de nivel en los exámenes de distintas CC.AA. y sus correspondientes notas. Teniendo en cuenta que existe un distrito único universitario en toda España para gestionar las solicitudes, esta situación genera una desventaja a los alumnos de CC.AA. con peores medias (como Madrid o Cataluña).
A favor de esta postura –a nivel político PP, Cs y Vox- están aquellos que defienden que actualmente no existe una igualdad de oportunidades. Es decir, no tiene sentido un distrito único con 17 pruebas de entrada distintas.
En contra de la prueba única –PSOE, UP y otros– están aquellos que creen que las distintas pruebas se adaptan a la realidad territorial teniendo en cuenta los desequilibrios formativos entre comunidades y que el proceso actual posiciona a todos los estudiantes en la misma línea de partida a la hora de escoger universidad. La propuesta de nueva Ley de Educación va en esta línea.
En concreto, la Comunidad de Madrid ha ido más allá proponiendo un modelo intermedio: una prueba única para aquellos que quieran estudiar fuera de su región y una prueba autonómica para aquellos que quieran quedarse. Sin embargo, dicha propuesta genera un problema en aquellas personas que no tengan claro el qué estudiar ni dónde estudiar al tener que elegir entre un modelo u otro. De una forma u otra se generarían dos categorías informales entre los de la EvAU “autonómica” y la EvAU “nacional”, lo que a simple vista podría generar discriminación (al ser una de “primera” y otra de “segunda”, supuestamente menos prestigiosa y más fácil) y no soluciona el problema existente.
A mi parecer hablar de este tema es como “construir la casa por el tejado”, pues lo primero que hay que hacer es garantizar una homogeneización del nivel formativo en todo el país, para poder así plantear una única prueba EvAU.
El problema no está en el examen en sí, sino que viene de más abajo. Se trata de una cuestión de fondo que está en los “cimientos de la casa,” que es la delegación de las competencias en materia educativa a las CC.AA. (asumidas en sus Estatutos de Autonomía). Y esto parece ser algo bastante más complejo de cambiar. De esta cuestión surge el problema lingüístico en Cataluña donde el gobierno central se ve incapacitado en hacer cumplir un equitativo reparto entre el castellano y la lengua autonómica cooficial.
De hecho, nuestra Constitución está redactada de tal forma que permita interpretaciones. En su artículo 149.1.30 dice que las “materias no atribuidas al Estado podrán corresponder a las CC.AA. en virtud de sus Estatutos”, pero a su vez dice que las normas no asumidas por los Estatutos de Autonomía corresponderán al Estado cuyas normas “prevalecerán en caso de conflicto”. Pero, no siempre, sino sólo cuando el tema “no esté atribuido a la exclusiva competencia de éstas [CC.AA.]”. Y para rematar termina reafirmando que el “derecho estatal será supletorio al derecho de las Comunidades Autónomas”. Con esta base jurídica, la educación podría ser competencia estatal si ésta no se hubiera de antemano delegado a las CC.AA., pero la realidad del Estado autonómico es la que es.
Por otra parte, creo que una prueba genérica de destrezas como la propuesta, es una buena idea. Esta prueba menos memorística podría asentar las bases para una nueva EvAU unificada, por lo que más que una amenaza, debería considerarse una oportunidad.
Otra posibilidad (un punto medio entre las distintas posturas) es la unificación de la EvAU únicamente en la parte de materias “específicas” de la misma. Las desorbitadas notas de acceso a la mayoría de carreras hacen requisito imprescindible presentarse a la prueba específica.
Por último, creo que es necesario mantener un criterio de ponderación de la nota final de acceso, que siga dando un peso parcial a la nota de Bachillerato, y no una situación en la que el estudiante se juegue la nota en un único examen final (al estilo del modelo IB o A-Levels británicos). Ello permite tener en cuenta estas “disparidades” autonómicas en cuanto a la preparación y formación.
En este contexto, creo que la prueba única de selectividad tiene más sentido para la parte específica (optativa) de la misma. En cuanto al sistema mixto de ponderación de nota, es algo que debe mantenerse. Por último, si se hiciera un cambio hacia una única EvAU, debería hacerse escalonadamente a lo largo de varios años, para permitir una adecuación al nivel común que se exigirá. Mientras tanto, lo más inmediato que se puede hacer es determinar criterios comunes en la corrección y modelos orientativos de examen.
En conclusión, como vemos es un tema complejo, delicado y controvertido que surge de la forma en la que se delega la competencia de educación a las CC.AA. Es la estructura actual la que mejor ha permitido la convivencia en nuestro variado país, por eso toda gran reforma debe analizarse con cuidado y si es llevada a cabo, con moderación. No es tan fácil es hablar de meritocracia y capacidad cuando se parte de distintas bases, ni tampoco de unificación cuando existen intereses políticos por delante. Al final, todo es cuestión de punto de vista y circunstancia personal.
Carlo Stella – Una única EvAU – 7 de diciembre de 2022
Mientras el gobierno se plantea la reforma de la EvAU (o antigua selectividad), se retrasa su entrada en vigor, dada la falta de consenso entre los grupos políticos.
Hace tiempo que se habla de la necesidad de instaurar una única prueba de acceso en todo el territorio nacional, entre otras cosas por las supuestas diferencias de nivel en los exámenes de distintas CC.AA. y sus correspondientes notas. Teniendo en cuenta que existe un distrito único universitario en toda España para gestionar las solicitudes, esta situación genera una desventaja a los alumnos de CC.AA. con peores medias (como Madrid o Cataluña).
A favor de esta postura –a nivel político PP, Cs y Vox- están aquellos que defienden que actualmente no existe una igualdad de oportunidades. Es decir, no tiene sentido un distrito único con 17 pruebas de entrada distintas.
En contra de la prueba única –PSOE, UP y otros– están aquellos que creen que las distintas pruebas se adaptan a la realidad territorial teniendo en cuenta los desequilibrios formativos entre comunidades y que el proceso actual posiciona a todos los estudiantes en la misma línea de partida a la hora de escoger universidad. La propuesta de nueva Ley de Educación va en esta línea.
En concreto, la Comunidad de Madrid ha ido más allá proponiendo un modelo intermedio: una prueba única para aquellos que quieran estudiar fuera de su región y una prueba autonómica para aquellos que quieran quedarse. Sin embargo, dicha propuesta genera un problema en aquellas personas que no tengan claro el qué estudiar ni dónde estudiar al tener que elegir entre un modelo u otro. De una forma u otra se generarían dos categorías informales entre los de la EvAU “autonómica” y la EvAU “nacional”, lo que a simple vista podría generar discriminación (al ser una de “primera” y otra de “segunda”, supuestamente menos prestigiosa y más fácil) y no soluciona el problema existente.
A mi parecer hablar de este tema es como “construir la casa por el tejado”, pues lo primero que hay que hacer es garantizar una homogeneización del nivel formativo en todo el país, para poder así plantear una única prueba EvAU.
El problema no está en el examen en sí, sino que viene de más abajo. Se trata de una cuestión de fondo que está en los “cimientos de la casa,” que es la delegación de las competencias en materia educativa a las CC.AA. (asumidas en sus Estatutos de Autonomía). Y esto parece ser algo bastante más complejo de cambiar. De esta cuestión surge el problema lingüístico en Cataluña donde el gobierno central se ve incapacitado en hacer cumplir un equitativo reparto entre el castellano y la lengua autonómica cooficial.
De hecho, nuestra Constitución está redactada de tal forma que permita interpretaciones. En su artículo 149.1.30 dice que las “materias no atribuidas al Estado podrán corresponder a las CC.AA. en virtud de sus Estatutos”, pero a su vez dice que las normas no asumidas por los Estatutos de Autonomía corresponderán al Estado cuyas normas “prevalecerán en caso de conflicto”. Pero, no siempre, sino sólo cuando el tema “no esté atribuido a la exclusiva competencia de éstas [CC.AA.]”. Y para rematar termina reafirmando que el “derecho estatal será supletorio al derecho de las Comunidades Autónomas”. Con esta base jurídica, la educación podría ser competencia estatal si ésta no se hubiera de antemano delegado a las CC.AA., pero la realidad del Estado autonómico es la que es.
Por otra parte, creo que una prueba genérica de destrezas como la propuesta, es una buena idea. Esta prueba menos memorística podría asentar las bases para una nueva EvAU unificada, por lo que más que una amenaza, debería considerarse una oportunidad.
Otra posibilidad (un punto medio entre las distintas posturas) es la unificación de la EvAU únicamente en la parte de materias “específicas” de la misma. Las desorbitadas notas de acceso a la mayoría de carreras hacen requisito imprescindible presentarse a la prueba específica.
Por último, creo que es necesario mantener un criterio de ponderación de la nota final de acceso, que siga dando un peso parcial a la nota de Bachillerato, y no una situación en la que el estudiante se juegue la nota en un único examen final (al estilo del modelo IB o A-Levels británicos). Ello permite tener en cuenta estas “disparidades” autonómicas en cuanto a la preparación y formación.
En este contexto, creo que la prueba única de selectividad tiene más sentido para la parte específica (optativa) de la misma. En cuanto al sistema mixto de ponderación de nota, es algo que debe mantenerse. Por último, si se hiciera un cambio hacia una única EvAU, debería hacerse escalonadamente a lo largo de varios años, para permitir una adecuación al nivel común que se exigirá. Mientras tanto, lo más inmediato que se puede hacer es determinar criterios comunes en la corrección y modelos orientativos de examen.
En conclusión, como vemos es un tema complejo, delicado y controvertido que surge de la forma en la que se delega la competencia de educación a las CC.AA. Es la estructura actual la que mejor ha permitido la convivencia en nuestro variado país, por eso toda gran reforma debe analizarse con cuidado y si es llevada a cabo, con moderación. No es tan fácil es hablar de meritocracia y capacidad cuando se parte de distintas bases, ni tampoco de unificación cuando existen intereses políticos por delante. Al final, todo es cuestión de punto de vista y circunstancia personal.