La decisión de la actual ministra principal de Escocia y líder del Scottish National Party, Nicola Sturgeon, de anunciar su intención de dimitir como jefa de gobierno y líder de su partido. Ha abierto un periodo de incertidumbre en el sistema político escocés, pero también en el conjunto del Reino Unido. El sorpresivo e inesperado anuncio ha llegado en un momento donde una serie de controversias rodeaban al gobierno de Sturgeon y al propio SNP.
La aprobación por parte del parlamento escocés de una polémica reforma de la Ley de Reconocimiento de Genero que tiene como objetivo permitir que los ciudadanos escoceses puedan cambiar su género a partir de los 16 años basándose en el modelo de autoidentificación, ha provocado un gran rechazo tanto en la sociedad escocesa como también en algunos sectores de la formación nacionalista. Además, la decisión del gobierno del Reino Unido de utilizar por primera vez el mecanismo previsto por el artículo 35 de la Ley de Escocia para vetar la ley, significó una dolorosa derrota política.
Otros de los desafíos a los que se enfrentaba Sturgeon consistían en una investigación abierta sobre una trama de corrupción relacionada con un supuesto trato de favor relacionado con los contratos para la construcción de dos transbordadores para la empresa de propiedad estatal Caledonian MacBrayne . El escándalo de los transbordadores sumado a la ya mencionada reforma de la ley y las diferencias internas dentro del SNP acerca del diseño de la estrategia política del partido con respecto a la celebración de un nuevo referéndum de independencia acabaron por agotar la poca energía de la que gozaba Sturgeon para mantenerse en su puesto.
Con respecto a la estrategia independentista la apuesta personal de la ministra principal consistía en considerar las próximas elecciones generales, como un plebiscito de facto para demostrar que en Escocia existe una mayoría social que apoya la independencia
Sin embargo, durante su comparecencia la pasada semana, la todavía ministra principal no hizo referencia a ninguna de estas cuestiones como motivo de su dimisión, sino que alegó falta de energía para seguir liderando el gobierno escocés y aglutinando al sector independentista. La misma se encargó de recalcar, que en política es muy importante saber retirarse a tiempo, y dio a entender que este es el momento adecuado para dar un paso al costado.
La líder escocesa que tomó las riendas de este país de más de cinco millones de habitantes, tras la dimisión del carismático Alex Salmond tras la derrota independentista en el referéndum de 2014, ha sabido guiar a su partido tras esa derrota y convertirlo en el protagonista indiscutible de la política escocesa obteniendo algunos de los mejores resultados electorales de su historia, tanto en las sucesivas elecciones autonómicas como en las generales. Muchos especialistas y figuras de renombre no dudan en considerarla como la política más influyente del periódico iniciado con la devolución del parlamento a Escocia en 1999.
Uno de sus mayores logros ha sido saber erigirse como una líder eficaz y pragmática, además de provocar en su partido una deriva socialdemócrata y focalizarse en aspectos económicos y sociales que afectan de manera directa al pueblo escocés, lo que ha provocado que muchos votantes no independentistas acabarán apoyando al SNP. Pese a los problemas persistentes en Escocia, en relación a la gestión del sistema público de sanidad y la vivienda, es posible decir que los sucesivos gobiernos del SNP liderados por Sturgeon han provocado una mejora sustancial de los servicios brindados por el estado. En cuanto a las críticas a su figura dentro del SNP, la mayoría tienen que ver con la ya mencionada reforma de la Ley de Reconocimiento de Género que provocó un gran malestar entre un sector mayoritario de los ciudadanos y tuvo como consecuencia una reducción del porcentaje de apoyo en la independencia. El apoyo a la independencia que se hallaba en máximos históricos del 53 % según las encuestas, se ha reducido al 47 % tras las últimas polémicas.
Una vez anunciada su intención de dimitir, es momento de analizar quienes tienen mayores posibilidades de relevar a quien fuera ministra principal los últimos 8 años. Quien obtenga el apoyo mayoritario de las bases del SNP, tendrá la muy difícil tarea de sustituir a una figura de la talla de Sturgeon, y trabajar para solucionar los problemas ocasionados por las últimas controversias mencionadas anteriormente, además desarrollar una estrategia para conseguir la celebración de un nuevo referéndum. Como ha dictaminado la Corte Suprema del Reino Unido, el parlamento escocés no tiene la competencia de aprobar una ley para la celebración de un referéndum sin la aprobación de Westminster, por lo que el sucesor de Sturgeon deberá liderar las negociaciones con el gobierno conservador liderado por el primer ministro Rishi Sunak, que se muestra reacio a permitir una consulta similar a la permitida por el gobierno de David Cameron en 2014.
El principal argumento esgrimido tanto por los conservadores, como por los laboristas, para rechazar una nueva consulta recae en la idea de que el ya celebrado referéndum de 2014 representó el deseo de una generación. Sin embargo, la salida del Reino Unido de la Unión Europea ha provocado grandes cambios dentro del Reino Unido y Escocia no es la excepción. Ya que una mayoría importante de los escoceses votó por permanecer en el club comunitario, y esta misma cuestión jugó un papel muy relevante durante la campaña de 2014, ya que los partidos que se oponían a la independencia utilizaron como argumento principal el hecho de que un hipotético estado escoces independiente iba a quedar excluido de la UE, lo que llevó a muchos ciudadanos escoceses a votar por la permanencia.
Actualmente la carrera por la sucesión cuenta con dos candidatos principales tras la decisión del actual viceministro principal John Swinney y del actual secretario de Constitución, Asuntos Exteriores y Cultura Angus Robertson de no presentarse como candidatos a la sucesión. Estos dos candidatos son Kate Forbes y Humza Yousaf. Kate Forbes es la actual ministra de finanzas y en estos días se encuentra de baja por maternidad. Con tan solo 32 años han declarado recientemente que Escocia se encuentra en una encrucijada que va a definir su futuro y que el SNP necesita elegir a un líder fuerte que una a todos los sectores en pos de lograr la tan ansiada independencia. Miembro de la Iglesia Libre de Escocia, su perfil político se distancia de los sectores más progresistas e izquierdistas del SNP, esta situación se vio reflejada al hacer público su rechazo a la Ley de Reconocimiento de Género. Su perfil le ha granjeado simpatías en las áreas rurales de Escocia debido a su carácter religioso, su manejo del idioma gaélico escoces y su defensa de las tradiciones de la nación escocesa. Pero también genera simpatías en el ámbito empresarial y en el mundo de los negocios debido a sus posiciones económicas más cercanas a las mantenidas por conservadores y liberales que por la corriente progresistas del SNP liderada por Sturgeon.
Por su parte Humza Yousaf ocupa actualmente la cartera de sanidad y ha declarado públicamente que no comparte la estrategia de Sturgeon de considerar las próximas elecciones generales como un referéndum de facto. Hijo de inmigrantes se muestra como un representante de las minorías de Escocia. A diferencia de Forbes, Yousaf asegura que defenderá la reforma de la Ley de Reconocimiento de Género y desafiara al gobierno británico que la ha vetado. De esta manera se erige como un continuador de las políticas sociales y de género llevadas a cabo por Sturgeon en los últimos tiempos.
Durante las próximas semanas el partido más relevante del escenario político escocés en los últimos años decidirá quién se convertirá en su nuevo líder y ministro principal de Escocia. Esta decisión traerá consigo importantes consecuencias para el futuro de Escocia, del movimiento independentista y del propio SNP, que buscará mantener su hegemonía política y profundizar el camino hacia la independencia. El futuro inmediato no será fácil para el partido nacionalista que padece el desgaste de tantos años en el poder, sumado a la incertidumbre acerca de la realización de un nuevo referéndum y los deseos del Partido Laborista Escocés de recuperar el poder tras muchos años en la oposición. Las próximas elecciones generales constituirán una prueba de fuego para el SNP y condicionará los siguientes pasos a dar en busca de obtener el objetivo de la independencia. Una victoria rotunda fortalecería al partido independentista y pondría fin a la crisis actual. Pero eso no será tarea fácil ya que el Partido Laborista se siente con fuerzas para desbancar al gobierno de Rishi Sunak en Downing Street y los liderados por Keir Starmer saben que para que eso sea posible deben volver a consolidarse como la primera fuerza en Escocia en detrimento de la formación de Sturgeon.
«Durante las próximas semanas el partido más relevante del escenario político escoces en los últimos años decidirá quién se convertirá en su nuevo líder y ministro principal de Escocia. Esta decisión traerá consigo importantes consecuencias para el futuro de Escocia, del movimiento independentista y del propio SNP, que buscará mantener su hegemonía política y profundizar el camino hacia la independencia. El futuro inmediato no será fácil para el partido nacionalista que padece el desgaste de tantos años en el poder, sumado a la incertidumbre acerca de la realización de un nuevo referéndum y los deseos del Partido Laborista Escocés de recuperar el poder tras muchos años en la oposición»
La decisión de la actual ministra principal de Escocia y líder del Scottish National Party, Nicola Sturgeon, de anunciar su intención de dimitir como jefa de gobierno y líder de su partido. Ha abierto un periodo de incertidumbre en el sistema político escocés, pero también en el conjunto del Reino Unido. El sorpresivo e inesperado anuncio ha llegado en un momento donde una serie de controversias rodeaban al gobierno de Sturgeon y al propio SNP.
La aprobación por parte del parlamento escocés de una polémica reforma de la Ley de Reconocimiento de Genero que tiene como objetivo permitir que los ciudadanos escoceses puedan cambiar su género a partir de los 16 años basándose en el modelo de autoidentificación, ha provocado un gran rechazo tanto en la sociedad escocesa como también en algunos sectores de la formación nacionalista. Además, la decisión del gobierno del Reino Unido de utilizar por primera vez el mecanismo previsto por el artículo 35 de la Ley de Escocia para vetar la ley, significó una dolorosa derrota política.
Otros de los desafíos a los que se enfrentaba Sturgeon consistían en una investigación abierta sobre una trama de corrupción relacionada con un supuesto trato de favor relacionado con los contratos para la construcción de dos transbordadores para la empresa de propiedad estatal Caledonian MacBrayne . El escándalo de los transbordadores sumado a la ya mencionada reforma de la ley y las diferencias internas dentro del SNP acerca del diseño de la estrategia política del partido con respecto a la celebración de un nuevo referéndum de independencia acabaron por agotar la poca energía de la que gozaba Sturgeon para mantenerse en su puesto.
Con respecto a la estrategia independentista la apuesta personal de la ministra principal consistía en considerar las próximas elecciones generales, como un plebiscito de facto para demostrar que en Escocia existe una mayoría social que apoya la independencia
Sin embargo, durante su comparecencia la pasada semana, la todavía ministra principal no hizo referencia a ninguna de estas cuestiones como motivo de su dimisión, sino que alegó falta de energía para seguir liderando el gobierno escocés y aglutinando al sector independentista. La misma se encargó de recalcar, que en política es muy importante saber retirarse a tiempo, y dio a entender que este es el momento adecuado para dar un paso al costado.
La líder escocesa que tomó las riendas de este país de más de cinco millones de habitantes, tras la dimisión del carismático Alex Salmond tras la derrota independentista en el referéndum de 2014, ha sabido guiar a su partido tras esa derrota y convertirlo en el protagonista indiscutible de la política escocesa obteniendo algunos de los mejores resultados electorales de su historia, tanto en las sucesivas elecciones autonómicas como en las generales. Muchos especialistas y figuras de renombre no dudan en considerarla como la política más influyente del periódico iniciado con la devolución del parlamento a Escocia en 1999.
Uno de sus mayores logros ha sido saber erigirse como una líder eficaz y pragmática, además de provocar en su partido una deriva socialdemócrata y focalizarse en aspectos económicos y sociales que afectan de manera directa al pueblo escocés, lo que ha provocado que muchos votantes no independentistas acabarán apoyando al SNP. Pese a los problemas persistentes en Escocia, en relación a la gestión del sistema público de sanidad y la vivienda, es posible decir que los sucesivos gobiernos del SNP liderados por Sturgeon han provocado una mejora sustancial de los servicios brindados por el estado. En cuanto a las críticas a su figura dentro del SNP, la mayoría tienen que ver con la ya mencionada reforma de la Ley de Reconocimiento de Género que provocó un gran malestar entre un sector mayoritario de los ciudadanos y tuvo como consecuencia una reducción del porcentaje de apoyo en la independencia. El apoyo a la independencia que se hallaba en máximos históricos del 53 % según las encuestas, se ha reducido al 47 % tras las últimas polémicas.
Una vez anunciada su intención de dimitir, es momento de analizar quienes tienen mayores posibilidades de relevar a quien fuera ministra principal los últimos 8 años. Quien obtenga el apoyo mayoritario de las bases del SNP, tendrá la muy difícil tarea de sustituir a una figura de la talla de Sturgeon, y trabajar para solucionar los problemas ocasionados por las últimas controversias mencionadas anteriormente, además desarrollar una estrategia para conseguir la celebración de un nuevo referéndum. Como ha dictaminado la Corte Suprema del Reino Unido, el parlamento escocés no tiene la competencia de aprobar una ley para la celebración de un referéndum sin la aprobación de Westminster, por lo que el sucesor de Sturgeon deberá liderar las negociaciones con el gobierno conservador liderado por el primer ministro Rishi Sunak, que se muestra reacio a permitir una consulta similar a la permitida por el gobierno de David Cameron en 2014.
El principal argumento esgrimido tanto por los conservadores, como por los laboristas, para rechazar una nueva consulta recae en la idea de que el ya celebrado referéndum de 2014 representó el deseo de una generación. Sin embargo, la salida del Reino Unido de la Unión Europea ha provocado grandes cambios dentro del Reino Unido y Escocia no es la excepción. Ya que una mayoría importante de los escoceses votó por permanecer en el club comunitario, y esta misma cuestión jugó un papel muy relevante durante la campaña de 2014, ya que los partidos que se oponían a la independencia utilizaron como argumento principal el hecho de que un hipotético estado escoces independiente iba a quedar excluido de la UE, lo que llevó a muchos ciudadanos escoceses a votar por la permanencia.
Actualmente la carrera por la sucesión cuenta con dos candidatos principales tras la decisión del actual viceministro principal John Swinney y del actual secretario de Constitución, Asuntos Exteriores y Cultura Angus Robertson de no presentarse como candidatos a la sucesión. Estos dos candidatos son Kate Forbes y Humza Yousaf. Kate Forbes es la actual ministra de finanzas y en estos días se encuentra de baja por maternidad. Con tan solo 32 años han declarado recientemente que Escocia se encuentra en una encrucijada que va a definir su futuro y que el SNP necesita elegir a un líder fuerte que una a todos los sectores en pos de lograr la tan ansiada independencia. Miembro de la Iglesia Libre de Escocia, su perfil político se distancia de los sectores más progresistas e izquierdistas del SNP, esta situación se vio reflejada al hacer público su rechazo a la Ley de Reconocimiento de Género. Su perfil le ha granjeado simpatías en las áreas rurales de Escocia debido a su carácter religioso, su manejo del idioma gaélico escoces y su defensa de las tradiciones de la nación escocesa. Pero también genera simpatías en el ámbito empresarial y en el mundo de los negocios debido a sus posiciones económicas más cercanas a las mantenidas por conservadores y liberales que por la corriente progresistas del SNP liderada por Sturgeon.
Por su parte Humza Yousaf ocupa actualmente la cartera de sanidad y ha declarado públicamente que no comparte la estrategia de Sturgeon de considerar las próximas elecciones generales como un referéndum de facto. Hijo de inmigrantes se muestra como un representante de las minorías de Escocia. A diferencia de Forbes, Yousaf asegura que defenderá la reforma de la Ley de Reconocimiento de Género y desafiara al gobierno británico que la ha vetado. De esta manera se erige como un continuador de las políticas sociales y de género llevadas a cabo por Sturgeon en los últimos tiempos.
Durante las próximas semanas el partido más relevante del escenario político escocés en los últimos años decidirá quién se convertirá en su nuevo líder y ministro principal de Escocia. Esta decisión traerá consigo importantes consecuencias para el futuro de Escocia, del movimiento independentista y del propio SNP, que buscará mantener su hegemonía política y profundizar el camino hacia la independencia. El futuro inmediato no será fácil para el partido nacionalista que padece el desgaste de tantos años en el poder, sumado a la incertidumbre acerca de la realización de un nuevo referéndum y los deseos del Partido Laborista Escocés de recuperar el poder tras muchos años en la oposición. Las próximas elecciones generales constituirán una prueba de fuego para el SNP y condicionará los siguientes pasos a dar en busca de obtener el objetivo de la independencia. Una victoria rotunda fortalecería al partido independentista y pondría fin a la crisis actual. Pero eso no será tarea fácil ya que el Partido Laborista se siente con fuerzas para desbancar al gobierno de Rishi Sunak en Downing Street y los liderados por Keir Starmer saben que para que eso sea posible deben volver a consolidarse como la primera fuerza en Escocia en detrimento de la formación de Sturgeon.