Iker González Rodríguez-Priego – Política económica fascista – 30 de abril de 2023
Durante los primeros 30 años del siglo XX, Europa experimentó una serie de cambios y desafíos económicos significativos, la Primera Guerra Mundial, la introducción de las mujeres en el ámbito laboral además de la gran depresión de 1939 hicieron que diferentes movimientos emergieran como reacción a los sistemas hegemónicos hasta ahora establecidos, las dos ideologías más influyentes de toda la historia de la humanidad, el fascismo y el comunismo.
En este artículo nos centraremos en ver cómo de libre es el sistema fascista y observaremos las diferentes medidas durante los primeros mandatos fascistas hasta el comienzo de sus políticas expansionistas en 1939.
El primer partido fascista aparece en Italia a manos de Benito Mussolini, periodista y político SOCIALISTA y cuyas bases del partido se asentaban en la idea del nacionalismo italiano y la restauración de su grandeza, y rechazaba tanto al comunismo como al CAPITALISMO, un movimiento autoritario y con un fuerte rechazo a los derechos individuales.
En cuanto a la ideología económica, el fascismo promueve el corporativismo, se enfoca en la colaboración entre empresas y sindicatos bajo la regulación constante y estricta del Estado, controlando la producción y los recursos de estas, mientras que el comunismo se centraría en la completa nacionalización de cualquier entidad empresarial privada persiguiendo el mismo objetivo que en el fascismo, el control total de la producción y los recursos.
Fascismo en Italia
La llegada de Mussolini al poder en 1922 en Italia encontró un país en crisis y con una alta tasa de desempleo. El régimen fascista, para revertir esta situación, adoptó una serie de medidas económicas con el objetivo de generar empleo, mejorar la imagen del régimen y aumentar la capacidad del país para producir internamente sin depender de importaciones
Entre las medidas adoptadas, se encontraba el control de precios de los productos básicos, conocido como «price ceiling». Sin embargo, esta política no tuvo el efecto deseado, ya que provocó escasez de productos, racionamiento y un aumento del mercado negro, sin solucionar el problema de la inflación.
El gobierno fascista también implementó reformas agrarias que incluyeron expropiaciones y nacionalizaciones de sectores clave, para garantizar la producción y el control de los recursos estratégicos del país, generando empleo y controlando los precios de los productos. Además, se introdujeron reformas fiscales que aumentaron los impuestos para financiar infraestructura pública y la campaña expansionista por África.
Estas medidas formaron parte de un plan más amplio para coordinar la inversión y el desarrollo económico del país a través de una economía centralizada e implantar una economía autárquica cerrada al exterior.
Sin embargo, la devaluación de la moneda en los años previos a la guerra fue una de las medidas más polémicas tomadas por el gobierno fascista italiano. Esta estrategia buscaba aumentar las exportaciones del país para atraer más capital extranjero e invertir en la industria, pero a costa de una inflación galopante que dañó la economía y la población.
Otro proyecto importante fue la construcción de infraestructuras como carreteras y edificios públicos para generar empleo y mejorar la imagen del régimen. Estas obras se financiaron con emisiones masivas de deuda pública, lo que aumentó aún más la inflación y la deuda del país. En resumen, las medidas económicas del régimen fascista italiano tenían objetivos ambiciosos, pero tuvieron consecuencias negativas en la economía y la población del país.
Ahora bien, esta gráfica muestra cómo, a pesar de las medidas tomadas por el partido fascista, el país no logró experimentar un crecimiento económico significativo. Al principio, Mussolini adoptó una política fiscal moderada, pero a medida que se acercaba la Segunda Guerra Mundial, el gasto público se disparó y la política fiscal se volvió cada vez más agresiva para su población.
Resulta sorprendente e irónico que, en un período de 20 años de mandato, un país moderno y con una fuerte industria como era Italia, no lograra alcanzar ningún tipo de crecimiento económico. ¿Cómo es posible que una nación con tanto potencial no haya logrado despegar? La respuesta a esta pregunta es compleja, pero la gráfica muestra claramente cómo las políticas económicas adoptadas por el régimen fascista no lograron cumplir su objetivo.
Sin embargo, el PIB per cápita de Italia aumentó durante este período, esto no necesariamente indica un crecimiento económico real. La inflación fue alta y variable, lo que significa que los precios de los bienes y servicios también aumentaron, lo que se tradujo en un aumento del PIB nominal. En un intento de devolver la grandeza de la que hablaba Mussolini, solo consiguió empeorar la situación de Italia
Es más, si nos vamos a ver las diferencias de importaciones con exportaciones, vemos que las medidas de Mussolini para hacer más atractivos los productos italianos destrozando e inflando su moneda fracasaron estrepitosamente.
No solo no consiguió su objetivo, sino que sus exportaciones fueron reduciéndose a lo largo de los años, cosa que no pasaría de la misma forma con las importaciones. En un contexto normal, importar más de lo que se exporta significa que el país está comprando más bienes y servicios del exterior de los que está vendiendo al extranjero. Esto puede generar varios inconvenientes económicos a largo plazo.
La dependencia en las importaciones del eje por parte de Italia generó un déficit comercial prolongado que llevó a Italia a una pérdida de empleos en los sectores productivos locales, ya que las empresas podían ser competitivas frente a los productos importados.
Fascismo en Alemania
Un país humillado y fuertemente apaleado por los diferentes tratados y acontecimientos económicos que hubo durante esta época provocó que otro líder fascista se alzara en el poder democráticamente en 1933, Adolf Hitler, quien implementaría al igual que en Italia, medidas sociales y económicas fuertemente restrictivas para el pueblo alemán al frente del Partido Nacional SOCIALISTA OBRERO alemán (N.S.D.A.P)
Durante los primeros años de su mandato Hitler adoptó una política de crédito para poder expandir la economía alemana, algo que provocó el fenómeno del “Milagro Alemán” además de una fuerte inflación.
Se incluyó la eliminación del sistema bancario privado y la creación de un banco central estatal para tener mayor control sobre la economía. Además, el régimen nazi impuso altos impuestos a los judíos y confiscó sus propiedades, lo que contribuyó a la expropiación masiva de bienes y al despojo de la población judía en Europa.
Restructuró la ley del trabajo haciendo que, en lugar de permitir la libre negociación entre empleados y empleadores, impuso una política de salarios y condiciones laborales fijas además de hacerse obligatorio el trabajo.
Hitler también se encargó de establecer una política autárquica en la que fijo “prices floors” y “price ceilings” los cuales como hemos mencionado antes generan escasez en los productos en los que se apliquen, además de fomentar la inflación y los mercados negros.
En un intento de prepararse para las guerras futuras, Hitler creó la Oficina Central de la economía de guerra (Kriegswirtschaftliches Amt, KWA), que se encargó de coordinar los esfuerzos de empresas privadas y estatales para producir bienes de guerra. La KWA supervisó la producción en los principales sectores económicos del país, incluyendo la minería, la energía, la producción de armamento, la alimentación y la agricultura.
Claros ejemplos de como financiaban y controlaban la producción los vemos en empresas que hoy siguen operando como Porsche (Fabricaba motores de tanques), Hugo Boss (diseñador de los uniformes militares), Mauser (fabricante de armas), empresas que se beneficiaron a costa de las políticas fascistas.
A pesar de sus esfuerzos de Hitler, la implementación de estas políticas tuvo consecuencias graves para la sociedad alemana y para el mundo en general, de hecho, una de las razones de la política expansionista Nazi era la de la obtención de recursos para cubrir su producción tan costosa.
No solo su política económica se basaba en la deuda, sino que además de controlar gran parte de Europa, Hitler fue muy dependiente en la agricultura francesa y ucraniana para alimentar a su población y a su ejército, teniendo que implantar las famosas cartillas de racionamiento.
Ahora bien, haciendo referencia al milagro alemán vemos como los datos nos avisan de una reducción masiva en el desempleo del país, logró un crecimiento leve del PIB además de mantener la inflación a raya, algo que nos puede atraer desde un primer momento pero que tiene una explicación que desmonta esta política en el largo plazo.
La explicación la encontramos en los famosos bonos MEFO, una forma de dinero que se creó para financiar el rearme alemán sin tener que depender del sistema bancario tradicional. Estos bonos MEFO eran aceptados como forma de pago en el comercio y la industria, lo que les permitía a las empresas y al Estado obtener fondos para financiar sus operaciones.
Los bonos MEFO b ayudaron a reducir la inflación en Alemania porque no se imprimieron para financiar el gasto público directamente, sino para financiar la producción y el comercio. Además, la economía alemana estaba en una situación en la que la demanda de bienes y servicios era mayor que la oferta, lo que significaba que los precios estaban subiendo. Al financiar la producción y el comercio, los MEFO aumentaron la oferta de bienes y servicios en la economía, lo que ayudó a reducir la inflación.
El principal problema de los bonos MEFO fue que eran una forma de financiamiento encubierto y opaco que generó una gran deuda para el gobierno alemán como vemos en la última grafica. La emisión de estos bonos no era transparente y no estaban sujetos a los mismos controles que los bonos emitidos por el banco central, lo que permitió al gobierno aumentar la oferta monetaria y financiar sus proyectos sin preocuparse por las limitaciones impuestas por la economía.
En resumen, las políticas que tomaron tanto el gobierno italiano como el gobierno alemán durante no consiguieron cumplir los objetivos principales, en el caso de Italia solo estancaron la economía y la dañaron y solo gracias a la política territorial alemana pudieron financiar ambas políticas militares. Es cierto que durante los años de guerra la gestión de los recursos y la economía cambió drásticamente ya que además de integrar economías de otros países, todos los esfuerzos realizados se centraron en la producción militar que fue demasiado costosa para ambos países.
Esperemos que además de no volver a aplicar las mismas medidas para situaciones similares, tengamos que volver a ver al mundo bajo otra guerra.
«La economía es el método por el cual podemos prepararnos para la prosperidad futura. No es tanto una cuestión de dinero, como de inteligencia, de carácter y de previsión.»
Iker González Rodríguez-Priego – Política económica fascista – 30 de abril de 2023
Durante los primeros 30 años del siglo XX, Europa experimentó una serie de cambios y desafíos económicos significativos, la Primera Guerra Mundial, la introducción de las mujeres en el ámbito laboral además de la gran depresión de 1939 hicieron que diferentes movimientos emergieran como reacción a los sistemas hegemónicos hasta ahora establecidos, las dos ideologías más influyentes de toda la historia de la humanidad, el fascismo y el comunismo.
En este artículo nos centraremos en ver cómo de libre es el sistema fascista y observaremos las diferentes medidas durante los primeros mandatos fascistas hasta el comienzo de sus políticas expansionistas en 1939.
El primer partido fascista aparece en Italia a manos de Benito Mussolini, periodista y político SOCIALISTA y cuyas bases del partido se asentaban en la idea del nacionalismo italiano y la restauración de su grandeza, y rechazaba tanto al comunismo como al CAPITALISMO, un movimiento autoritario y con un fuerte rechazo a los derechos individuales.
En cuanto a la ideología económica, el fascismo promueve el corporativismo, se enfoca en la colaboración entre empresas y sindicatos bajo la regulación constante y estricta del Estado, controlando la producción y los recursos de estas, mientras que el comunismo se centraría en la completa nacionalización de cualquier entidad empresarial privada persiguiendo el mismo objetivo que en el fascismo, el control total de la producción y los recursos.
Fascismo en Italia
La llegada de Mussolini al poder en 1922 en Italia encontró un país en crisis y con una alta tasa de desempleo. El régimen fascista, para revertir esta situación, adoptó una serie de medidas económicas con el objetivo de generar empleo, mejorar la imagen del régimen y aumentar la capacidad del país para producir internamente sin depender de importaciones
Entre las medidas adoptadas, se encontraba el control de precios de los productos básicos, conocido como «price ceiling». Sin embargo, esta política no tuvo el efecto deseado, ya que provocó escasez de productos, racionamiento y un aumento del mercado negro, sin solucionar el problema de la inflación.
El gobierno fascista también implementó reformas agrarias que incluyeron expropiaciones y nacionalizaciones de sectores clave, para garantizar la producción y el control de los recursos estratégicos del país, generando empleo y controlando los precios de los productos. Además, se introdujeron reformas fiscales que aumentaron los impuestos para financiar infraestructura pública y la campaña expansionista por África.
Estas medidas formaron parte de un plan más amplio para coordinar la inversión y el desarrollo económico del país a través de una economía centralizada e implantar una economía autárquica cerrada al exterior.
Sin embargo, la devaluación de la moneda en los años previos a la guerra fue una de las medidas más polémicas tomadas por el gobierno fascista italiano. Esta estrategia buscaba aumentar las exportaciones del país para atraer más capital extranjero e invertir en la industria, pero a costa de una inflación galopante que dañó la economía y la población.
Otro proyecto importante fue la construcción de infraestructuras como carreteras y edificios públicos para generar empleo y mejorar la imagen del régimen. Estas obras se financiaron con emisiones masivas de deuda pública, lo que aumentó aún más la inflación y la deuda del país. En resumen, las medidas económicas del régimen fascista italiano tenían objetivos ambiciosos, pero tuvieron consecuencias negativas en la economía y la población del país.
Ahora bien, esta gráfica muestra cómo, a pesar de las medidas tomadas por el partido fascista, el país no logró experimentar un crecimiento económico significativo. Al principio, Mussolini adoptó una política fiscal moderada, pero a medida que se acercaba la Segunda Guerra Mundial, el gasto público se disparó y la política fiscal se volvió cada vez más agresiva para su población.
Resulta sorprendente e irónico que, en un período de 20 años de mandato, un país moderno y con una fuerte industria como era Italia, no lograra alcanzar ningún tipo de crecimiento económico. ¿Cómo es posible que una nación con tanto potencial no haya logrado despegar? La respuesta a esta pregunta es compleja, pero la gráfica muestra claramente cómo las políticas económicas adoptadas por el régimen fascista no lograron cumplir su objetivo.
Sin embargo, el PIB per cápita de Italia aumentó durante este período, esto no necesariamente indica un crecimiento económico real. La inflación fue alta y variable, lo que significa que los precios de los bienes y servicios también aumentaron, lo que se tradujo en un aumento del PIB nominal. En un intento de devolver la grandeza de la que hablaba Mussolini, solo consiguió empeorar la situación de Italia
Es más, si nos vamos a ver las diferencias de importaciones con exportaciones, vemos que las medidas de Mussolini para hacer más atractivos los productos italianos destrozando e inflando su moneda fracasaron estrepitosamente.
No solo no consiguió su objetivo, sino que sus exportaciones fueron reduciéndose a lo largo de los años, cosa que no pasaría de la misma forma con las importaciones. En un contexto normal, importar más de lo que se exporta significa que el país está comprando más bienes y servicios del exterior de los que está vendiendo al extranjero. Esto puede generar varios inconvenientes económicos a largo plazo.
La dependencia en las importaciones del eje por parte de Italia generó un déficit comercial prolongado que llevó a Italia a una pérdida de empleos en los sectores productivos locales, ya que las empresas podían ser competitivas frente a los productos importados.
Fascismo en Alemania
Un país humillado y fuertemente apaleado por los diferentes tratados y acontecimientos económicos que hubo durante esta época provocó que otro líder fascista se alzara en el poder democráticamente en 1933, Adolf Hitler, quien implementaría al igual que en Italia, medidas sociales y económicas fuertemente restrictivas para el pueblo alemán al frente del Partido Nacional SOCIALISTA OBRERO alemán (N.S.D.A.P)
Durante los primeros años de su mandato Hitler adoptó una política de crédito para poder expandir la economía alemana, algo que provocó el fenómeno del “Milagro Alemán” además de una fuerte inflación.
Se incluyó la eliminación del sistema bancario privado y la creación de un banco central estatal para tener mayor control sobre la economía. Además, el régimen nazi impuso altos impuestos a los judíos y confiscó sus propiedades, lo que contribuyó a la expropiación masiva de bienes y al despojo de la población judía en Europa.
Restructuró la ley del trabajo haciendo que, en lugar de permitir la libre negociación entre empleados y empleadores, impuso una política de salarios y condiciones laborales fijas además de hacerse obligatorio el trabajo.
Hitler también se encargó de establecer una política autárquica en la que fijo “prices floors” y “price ceilings” los cuales como hemos mencionado antes generan escasez en los productos en los que se apliquen, además de fomentar la inflación y los mercados negros.
En un intento de prepararse para las guerras futuras, Hitler creó la Oficina Central de la economía de guerra (Kriegswirtschaftliches Amt, KWA), que se encargó de coordinar los esfuerzos de empresas privadas y estatales para producir bienes de guerra. La KWA supervisó la producción en los principales sectores económicos del país, incluyendo la minería, la energía, la producción de armamento, la alimentación y la agricultura.
Claros ejemplos de como financiaban y controlaban la producción los vemos en empresas que hoy siguen operando como Porsche (Fabricaba motores de tanques), Hugo Boss (diseñador de los uniformes militares), Mauser (fabricante de armas), empresas que se beneficiaron a costa de las políticas fascistas.
A pesar de sus esfuerzos de Hitler, la implementación de estas políticas tuvo consecuencias graves para la sociedad alemana y para el mundo en general, de hecho, una de las razones de la política expansionista Nazi era la de la obtención de recursos para cubrir su producción tan costosa.
No solo su política económica se basaba en la deuda, sino que además de controlar gran parte de Europa, Hitler fue muy dependiente en la agricultura francesa y ucraniana para alimentar a su población y a su ejército, teniendo que implantar las famosas cartillas de racionamiento.
Ahora bien, haciendo referencia al milagro alemán vemos como los datos nos avisan de una reducción masiva en el desempleo del país, logró un crecimiento leve del PIB además de mantener la inflación a raya, algo que nos puede atraer desde un primer momento pero que tiene una explicación que desmonta esta política en el largo plazo.
La explicación la encontramos en los famosos bonos MEFO, una forma de dinero que se creó para financiar el rearme alemán sin tener que depender del sistema bancario tradicional. Estos bonos MEFO eran aceptados como forma de pago en el comercio y la industria, lo que les permitía a las empresas y al Estado obtener fondos para financiar sus operaciones.
Los bonos MEFO b ayudaron a reducir la inflación en Alemania porque no se imprimieron para financiar el gasto público directamente, sino para financiar la producción y el comercio. Además, la economía alemana estaba en una situación en la que la demanda de bienes y servicios era mayor que la oferta, lo que significaba que los precios estaban subiendo. Al financiar la producción y el comercio, los MEFO aumentaron la oferta de bienes y servicios en la economía, lo que ayudó a reducir la inflación.
El principal problema de los bonos MEFO fue que eran una forma de financiamiento encubierto y opaco que generó una gran deuda para el gobierno alemán como vemos en la última grafica. La emisión de estos bonos no era transparente y no estaban sujetos a los mismos controles que los bonos emitidos por el banco central, lo que permitió al gobierno aumentar la oferta monetaria y financiar sus proyectos sin preocuparse por las limitaciones impuestas por la economía.
En resumen, las políticas que tomaron tanto el gobierno italiano como el gobierno alemán durante no consiguieron cumplir los objetivos principales, en el caso de Italia solo estancaron la economía y la dañaron y solo gracias a la política territorial alemana pudieron financiar ambas políticas militares. Es cierto que durante los años de guerra la gestión de los recursos y la economía cambió drásticamente ya que además de integrar economías de otros países, todos los esfuerzos realizados se centraron en la producción militar que fue demasiado costosa para ambos países.
Esperemos que además de no volver a aplicar las mismas medidas para situaciones similares, tengamos que volver a ver al mundo bajo otra guerra.