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    Ni centro, ni profesionales, ni vacaciones

    La victoria genérica de Partido Popular y la desaparición de Podemos de varias CC.AA. o municipios no tiene más explicación que un voto de rechazo al entramado político de Sánchez y sus socios. Tal ha sido el revuelo creado que el presidente del Gobierno ha decidió convocar elecciones generales el 23 de julio. Creo que estas elecciones han demostrado tres cosas: el fracaso del centro político en España, el fracaso del intento de representación directa (con el caso del partido Recupera Madrid) y la importancia de la estrategia electoral en la toma de decisiones (con la convocatoria de elecciones generales anticipadas). Veamos los puntos.

    El primero es la extinción de Ciudadanos y, por tanto, el fracaso de lo que un día fue un esperanzador proyecto de centro. Ya en el 2021 el partido desapareció por completo de la Asamblea de Madrid, cuando hace dos años en 2019 había obtenido 26 diputados. En el Ayuntamiento, pasó de condicionar el gobierno en 2019 con sus 11 concejales a desaparecer del mismo en estas elecciones (con el 2,89% de los votos, o 47k). Incluso en los distritos en los que Cs había ganado con amplias mayorías, la pérdida de votantes fue total. Resulta muy curioso cómo un partido que planteó una clara amenaza para el PP (en las primeras elecciones del 2019 obtuvo 57 diputados nacionales y el PP 66) y también para el PSOE se extingue en tan poco tiempo. Esto significa algo muy importante: el proyecto de un partido de centro que pudiera hacer de palanca entre los moderados del PP y los liberales del PSOE no funciona en este país.

    De todo esta situación aprendemos que nuestra política sigue polarizada en dos grandes bloques cuyas campañas en estas elecciones municipales y autonómicas parecen haberse planteado en debate nacional. Esto demuestra la alta permeabilidad que hay entre los niveles de política en nuestro país: el hartazgo con la mala política nacional se traduce en una respuesta anticipada en la política autonómica y municipal. Me pregunto si ocurriría lo mismo en los casos de política municipal dónde los vecinos votan personas no siglas. De todas formas, aun pudiendo ser el puente entre PP-PSOE, Cs ha demostrado ser un refugio temporal de votantes del primero. El actual portavoz Edmundo Bal ha criticado esto duramente ante la decisión de la dirección del partido de no presentarse a las elecciones del 23-J, mostrándose muy enfadado por la falta de valentía y por los errores estratégicos al no haber logrado capturar el voto del centro-izquierda.

    Querría creer que el centro moderado de nuestro país sigue existiendo, solo que ahora se reparte entre los votantes moderados del PP y los socialistas liberales del PSOE, muchos de los cuales en estas últimas elecciones parecen haber modificado su intención de voto apostando claramente por el cambio. Un cambio en el que Cs ya no podrá ser partícipe.

    En segundo lugar, el fracaso del proyecto de políticos-profesionales de Recupera Madrid. Esta alternativa política surge tras la creación del grupo mixto en el ayuntamiento e inicialmente quiso constituirse como agrupación de electores. Al no poder hacerlo por no llegar a las 8.000 firmas con DNI necesarias y un misterioso robo de firmas, plantearon la creación de un partido “instrumental” que se disolvería al día siguiente de las elecciones. Se planteó una campaña muy curiosa basada en la denuncia de la dinámica política existente (con intromisiones en mítines de otros partidos con narración incluida) y el ofrecimiento de una alternativa que supuestamente venía a representar a profesionales y no políticos. Sin embargo, los resultados de esta formación han quedado muy lejos de la barrera electoral del 5%, obteniendo 6.400 votos o un 0,40%. Esto viene a demostrar que los proyectos de democracia directa, democracia profesional o de des-politización institucional no funcionan, se quedan simplemente en utopía.

    Me viene en mente una crítica al sistema electoral actual relacionada con la representación ciudadana. Independientemente de que los proyectos de representación directa no funcionen (ej. agrupaciones de electores), existe una barrera electoral que podría dificultar el pluralismo político. Es decir, esta barrera electoral del 5% complica la entrada de nuevos actores en el panorama político. Esto se puede ser algo positivo y negativo a la vez. Son muchos los que celebran la no-entrada de Podemos con sus 80.000 votos (quedándose al 4,87%), pero lamentan la no-entrada de Ciudadanos con sus casi 50.000 votos en el municipio de Madrid. Analizando ambos resultados en términos absolutos, no se comprende porque tal cantidad de votos es la población de muchos distritos de Madrid (ej. el distrito de Barajas tiene 47.000 habitantes) o capitales de provincia (ej. Guadalajara tiene 85.000 habitantes). Teruel Existe entró en el Congreso con 19.700 votos, pero Cs se queda sin representación en un consistorio con 50.000 votos. Difícil explicación lógica tiene esto.

    Aunque un distrito vote en su mayoría a un único partido (supongamos que viene a solucionar o representar un tema muy concreto), éste se quedaría fuera del juego político porque en su conjunto no significa nada en términos relativos de la inmensa población de una ciudad como Madrid. Por lo tanto, la democracia a nivel distrito, o de representatividad local en las grandes urbes es realmente escasa. El problema del acercamiento de los niveles de gobierno a los ciudadanos de la calle es un problema en las grandes ciudades dado el sistema actual. En el caso de Madrid esto es algo que se ha intentado paliar mediante varios métodos, desde los Foros Locales o Presupuestos Participativos del Gobierno de Carmena (2015-2019) hasta los Consejos de Proximidad del gobierno Almeida-Villacís (2019-2023), pero todos con escasa repercusión o impacto.

    En tercer lugar, la convocatoria de elecciones anticipadas es una movida estratégica. Es una respuesta rápida para evitar el hundimiento lento del ejecutivo que tendría que seguir apoyándose en un partido cuasi desaparecido dificultando enormemente la gobernabilidad. El Sr. Sánchez es un buen estratega, es audaz. Aunque inicialmente parezcan un disparate, pues era algo totalmente inesperado, estas elecciones tienen sentido a nivel de la lógica electoral. Encontramos varias explicaciones: forzar a Sumar y Podemos a presentarse conjuntamente; prolongar las emociones provocadas por las elecciones y sacar rédito a la posible baja participación de aquel día (aunque queda por ver a quien beneficiará).

    Es una decisión arriesgada, pero necesaria, por su bien y por el bien del país. Esperar 6 meses más podría resultar en un vía crucis y aunque se queden 60 proyectos de leyes sin aprobar, lo importante es ir a votar. La lógica electoral no entiende de ideologías, ni colores, ni siglas, ni tampoco de gestión eficiente. Los debates y las estrategias se construyen con objetivos claros de movilización del electorado, olvidando realmente lo más importante: el proyecto de país que se quiere y las propuestas políticas para conseguirlo. Lo que es seguro es que volveremos a adentrarnos en una campaña oscura marcada una nueva política de bloques: otra vez el “ellos contra nosotros”, el “esto o lo otro”. Lo que empezó siendo una confrontación mediática o aparente, se ha traducido a una confrontación real. Mientras que la llegada del “comunismo” fue frenada en Madrid por Ayuso en el 2021, ahora le toca a Sánchez su turno, que con menos garantías e intentando mantenerse a flote intentará detener la llegada los de Abascal a la Moncloa.

    En este mundo extraño de la política, el propio Sánchez es consciente de lo que acaba de ocurrir, diciendo el mismo que “el sentido del voto traslada un mensaje que va más allá”. Efectivamente, hasta “Txapote ha votado a Ayuso” y puede que los partidos “Frankenstein” de verdad sean Cs y Podemos, a saber, si aun teniendo ya cavadas la tumbas podrán resucitar en el espacio de 4 años. Nada está escrito en política. La política es como una moda. Puede que haya llegado la hora del cambio ¿Qué sentido tiene una democracia sin alternancia en el poder? Mientras las mayorías absolutas garanticen estabilidad, continuidad, eficiencia y eficacia, habrá que celebrarlo. El apoltronamiento es peligroso. Eso sí, la política de bloques ha vuelto.

    Carlo Stella Serrano
    Carlo Stella Serranohttps://verumlibertas.es/author/carlo-stella-serrano/
    «El pragmático» Temas: Política y Sociedad. Máster en Desarrollo Económico y Políticas Públicas - UAM

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