Víctor Pla Cid – ¿Qué pasa en Yemen? – 23 de junio de 2023
En medio del caos y la desolación que asolan a Yemen, es imprescindible entender las causas que dieron inicio a la brutal guerra civil desde 2014. Un conglomerado de factores políticos, económicos y religiosos incendiaron el país. La chispa que encendió este conflicto se remonta al año 2014, cuando los rebeldes hutíes (chiitas anti-gobierno yemení), se levantaron en armas. Acusando a las autoridades de corrupción y marginación, los hutíes buscaban reclamar una mayor participación política y una distribución equitativa de los recursos del país.
La desestabilización política y la falta de representación efectiva fueron caldo de cultivo para que los hutíes encontraran apoyo entre la población descontenta. La debilidad institucional del gobierno yemení, así como su incapacidad para abordar los desafíos socioeconómicos, generaron un terreno fértil para el surgimiento de movimientos rebeldes. Pronto, esta guerra civil se convirtió en un conflicto regionalizado, con Arabia Saudita y otros países árabes suníes interviniendo en apoyo al gobierno yemení, mientras que Irán, de mayoría chiita, respaldaba a los hutíes.
La geopolítica se entrelazó con las divisiones religiosas y étnicas, exacerbando las tensiones y prolongando la guerra. Además, la lucha por el control de los recursos naturales, como el petróleo y el agua, ha sido otro factor crucial en este conflicto devastador.
La guerra civil en Yemen ha dejado un saldo espeluznante: 250.000 personas muertas, destrucción de la infraestructura y la hambruna y las enfermedades se han propagado a un ritmo alarmante. La población yemení, ya empobrecida y desamparada, se ha visto atrapada en un ciclo interminable de violencia y sufrimiento.
La comunidad internacional ha intentado mediar y buscar una solución negociada, pero los esfuerzos han sido en vano hasta ahora. La guerra en Yemen se ha convertido en un conflicto olvidado por el mundo, eclipsado por otras crisis globales, dejando a millones de personas abandonadas a su suerte. Arabia Saudita, principal actor regional, veía con preocupación la creciente influencia de Irán en la región y consideraba a los hutíes como un instrumento de expansión de la influencia iraní. Temerosos de una «amenaza chiita» en su frontera sur, Arabia Saudita lideró una coalición militar para frenar el avance de los hutíes y restaurar al gobierno yemení en el poder.
La guerra civil en Yemen surgió como resultado de una combinación de descontento político, rivalidades religiosas y luchas por los recursos. Los rebeldes hutíes buscaron reclamar sus derechos, pero el conflicto se expandió rápidamente debido a intereses regionales y globales.
Mientras la guerra continúa devastando Yemen, la urgencia de encontrar una solución pacífica y un alivio humanitario se vuelve cada vez más apremiante. La población yemení merece justicia y un futuro en paz, lejos de las garras de la guerra y el sufrimiento.
La guerra en Yemen se ha convertido en un conflicto olvidado por el mundo
Víctor Pla Cid – ¿Qué pasa en Yemen? – 23 de junio de 2023
En medio del caos y la desolación que asolan a Yemen, es imprescindible entender las causas que dieron inicio a la brutal guerra civil desde 2014. Un conglomerado de factores políticos, económicos y religiosos incendiaron el país. La chispa que encendió este conflicto se remonta al año 2014, cuando los rebeldes hutíes (chiitas anti-gobierno yemení), se levantaron en armas. Acusando a las autoridades de corrupción y marginación, los hutíes buscaban reclamar una mayor participación política y una distribución equitativa de los recursos del país.
La desestabilización política y la falta de representación efectiva fueron caldo de cultivo para que los hutíes encontraran apoyo entre la población descontenta. La debilidad institucional del gobierno yemení, así como su incapacidad para abordar los desafíos socioeconómicos, generaron un terreno fértil para el surgimiento de movimientos rebeldes.
Pronto, esta guerra civil se convirtió en un conflicto regionalizado, con Arabia Saudita y otros países árabes suníes interviniendo en apoyo al gobierno yemení, mientras que Irán, de mayoría chiita, respaldaba a los hutíes.
La geopolítica se entrelazó con las divisiones religiosas y étnicas, exacerbando las tensiones y prolongando la guerra. Además, la lucha por el control de los recursos naturales, como el petróleo y el agua, ha sido otro factor crucial en este conflicto devastador.
La guerra civil en Yemen ha dejado un saldo espeluznante: 250.000 personas muertas, destrucción de la infraestructura y la hambruna y las enfermedades se han propagado a un ritmo alarmante. La población yemení, ya empobrecida y desamparada, se ha visto atrapada en un ciclo interminable de violencia y sufrimiento.
La comunidad internacional ha intentado mediar y buscar una solución negociada, pero los esfuerzos han sido en vano hasta ahora. La guerra en Yemen se ha convertido en un conflicto olvidado por el mundo, eclipsado por otras crisis globales, dejando a millones de personas abandonadas a su suerte.
Arabia Saudita, principal actor regional, veía con preocupación la creciente influencia de Irán en la región y consideraba a los hutíes como un instrumento de expansión de la influencia iraní. Temerosos de una «amenaza chiita» en su frontera sur, Arabia Saudita lideró una coalición militar para frenar el avance de los hutíes y restaurar al gobierno yemení en el poder.
La guerra civil en Yemen surgió como resultado de una combinación de descontento político, rivalidades religiosas y luchas por los recursos. Los rebeldes hutíes buscaron reclamar sus derechos, pero el conflicto se expandió rápidamente debido a intereses regionales y globales.
Mientras la guerra continúa devastando Yemen, la urgencia de encontrar una solución pacífica y un alivio humanitario se vuelve cada vez más apremiante. La población yemení merece justicia y un futuro en paz, lejos de las garras de la guerra y el sufrimiento.