Víctor Pla – Di SÍ a las drogas – 8 de septiembre de 2023
En una pequeña librería de Gran Vía encontré un libro castigado por el inexorable paso del tiempo, de tapa verde y hojas amarillentas, con un olor característico, único e irrepetible. Titulado “High Society”, el cómico inglés Ben Elton no dejaba entrever el argumento de la novela a simple vista, y como habría hecho cualquier fanático de la lectura como yo, lo compré. En sus casi 400 páginas, Elton relata la vida de 4 personas que sufren –de manera directa e indirecta– por el consumo de drogas en el Reino Unido.
Por “caridad lectora”, prometo no hacer spoilers sobre el mismo, pero es una buena manera de introducir el tema del artículo de hoy, ¿no creen?
El libro de Elton ha vuelto a encender (en mi mente) una de las ideas más debatidas a lo largo de los años en materia política: ¿deberíamos legalizar las drogas?
Antes de entrar en cuestión, deberíamos entender la diferencia entre legalizar y despenalizar. En el caso de las drogas, que es lo que nos concierne aquí, es bastante sencillo entender la diferencia. Supongamos que en Galicia la marihuana está despenalizada, y en Extremadura legalizada; si usted es sorprendido por la Policía mientras consume marihuana en Galicia usted sería sancionado pero no se consideraría un delito grave (es decir, no iría a la cárcel).
Por el contrario, en el caso extremeño, usted no sería ni siquiera sancionado administrativamente. Consumir marihuana sería tan legal como caminar por la vía pública.
Por todos es sabido que las drogas no hacen más que traer problemas, muertes, violencia y criminalidad. ¿Por qué legalizar algo tan peligroso? Precisamente para acabar con todas esas lacras, pero también para acabar con el estigma social que sufren las personas drogodependientes.
Las personas que sufren una adicción a las drogas tienen un problema que debe ser tratado desde el sistema sanitario, y no apartarlos vilmente del sistema. Abandonar a su suerte a alcohólicos o ludópatas parece un error, pero no lo es con los drogodependientes. Desgraciadamente, la capacidad de recuperarse de una adicción a los estupefacientes decrece a cuanta menor renta disponible tenga cada individuo (Plan Nacional Sobre las Drogas, 2014). En otras palabras, el problema de drogas es también un problema de rentas, de clases sociales.
Otro argumento a favor de la legalización de las drogas es el importante efecto económico que tendría. Economistas del CATO Institute lo midieron para EEUU, y estimaron que una legalización total podría incrementar en más de 100 billones de dólares la recaudación a nivel federal y local (CATO Institute, 2018).
Según el estudio, el 40% de los ingresos vendrían de una reducción en el gasto del sistema judicial.
Y es que la legalización de las drogas viene de la mano con acabar con las mafias. Según la gran mayoría de estudios existentes sobre este tema, la regularización de las drogas y la posibilidad de crear negocios con ellas acabaría con el narcotráfico a gran escala. Las drogas reguladas pueden (y deberían) someterse a controles de calidad por parte del Gobierno, asegurándose así que el producto que se ofrece es de una calidad óptima, reduciendo las posibilidades de intoxicación mediante derivados químicos, o lo que vulgarmente se conoce como “cortar la droga” (es decir, adulterar su pureza para aumentar la cantidad y maximizar beneficios).
La legalización de las drogas va más allá de ideales políticos. Los beneficios que se podrían obtener son innumerables, y la vasta literatura sobre el tema lo corrobora. El ejemplo de los Países Bajos demuestra como es compatible tener un sistema que permite las drogas (no todas) y tener un sistema sanitario de calidad.
Pese a ello, los detractores de esta idea generalmente tienden a usar un argumento poco fiable: si las drogas se legalizan, más gente las consumirá debido a que son más accesibles. Para este argumento quiero responder con una pregunta: si mañana se legalizaran las drogas, ¿usted consumiría heroína?
Espero que estas líneas hayan servido para reabrir un debate, y si no, espero que lean el libro de Elton.
Víctor Pla – Di SÍ a las drogas – 8 de septiembre de 2023
En una pequeña librería de Gran Vía encontré un libro castigado por el inexorable paso del tiempo, de tapa verde y hojas amarillentas, con un olor característico, único e irrepetible. Titulado “High Society”, el cómico inglés Ben Elton no dejaba entrever el argumento de la novela a simple vista, y como habría hecho cualquier fanático de la lectura como yo, lo compré. En sus casi 400 páginas, Elton relata la vida de 4 personas que sufren –de manera directa e indirecta– por el consumo de drogas en el Reino Unido.
Por “caridad lectora”, prometo no hacer spoilers sobre el mismo, pero es una buena manera de introducir el tema del artículo de hoy, ¿no creen?
El libro de Elton ha vuelto a encender (en mi mente) una de las ideas más debatidas a lo largo de los años en materia política: ¿deberíamos legalizar las drogas?
Antes de entrar en cuestión, deberíamos entender la diferencia entre legalizar y despenalizar. En el caso de las drogas, que es lo que nos concierne aquí, es bastante sencillo entender la diferencia. Supongamos que en Galicia la marihuana está despenalizada, y en Extremadura legalizada; si usted es sorprendido por la Policía mientras consume marihuana en Galicia usted sería sancionado pero no se consideraría un delito grave (es decir, no iría a la cárcel).
Por el contrario, en el caso extremeño, usted no sería ni siquiera sancionado administrativamente. Consumir marihuana sería tan legal como caminar por la vía pública.
Por todos es sabido que las drogas no hacen más que traer problemas, muertes, violencia y criminalidad. ¿Por qué legalizar algo tan peligroso? Precisamente para acabar con todas esas lacras, pero también para acabar con el estigma social que sufren las personas drogodependientes.
Las personas que sufren una adicción a las drogas tienen un problema que debe ser tratado desde el sistema sanitario, y no apartarlos vilmente del sistema. Abandonar a su suerte a alcohólicos o ludópatas parece un error, pero no lo es con los drogodependientes. Desgraciadamente, la capacidad de recuperarse de una adicción a los estupefacientes decrece a cuanta menor renta disponible tenga cada individuo (Plan Nacional Sobre las Drogas, 2014). En otras palabras, el problema de drogas es también un problema de rentas, de clases sociales.
Otro argumento a favor de la legalización de las drogas es el importante efecto económico que tendría. Economistas del CATO Institute lo midieron para EEUU, y estimaron que una legalización total podría incrementar en más de 100 billones de dólares la recaudación a nivel federal y local (CATO Institute, 2018).
Según el estudio, el 40% de los ingresos vendrían de una reducción en el gasto del sistema judicial.
Y es que la legalización de las drogas viene de la mano con acabar con las mafias. Según la gran mayoría de estudios existentes sobre este tema, la regularización de las drogas y la posibilidad de crear negocios con ellas acabaría con el narcotráfico a gran escala. Las drogas reguladas pueden (y deberían) someterse a controles de calidad por parte del Gobierno, asegurándose así que el producto que se ofrece es de una calidad óptima, reduciendo las posibilidades de intoxicación mediante derivados químicos, o lo que vulgarmente se conoce como “cortar la droga” (es decir, adulterar su pureza para aumentar la cantidad y maximizar beneficios).
La legalización de las drogas va más allá de ideales políticos. Los beneficios que se podrían obtener son innumerables, y la vasta literatura sobre el tema lo corrobora. El ejemplo de los Países Bajos demuestra como es compatible tener un sistema que permite las drogas (no todas) y tener un sistema sanitario de calidad.
Pese a ello, los detractores de esta idea generalmente tienden a usar un argumento poco fiable: si las drogas se legalizan, más gente las consumirá debido a que son más accesibles. Para este argumento quiero responder con una pregunta: si mañana se legalizaran las drogas, ¿usted consumiría heroína?
Espero que estas líneas hayan servido para reabrir un debate, y si no, espero que lean el libro de Elton.