Hoy, 12 de octubre, conmemoramos el Día de la Hispanidad, una fecha que nos invita a reflexionar sobre el hispanismo, la herencia compartida y la diversidad cultural que caracterizan a los países hispanos. En este día, es esencial destacar la importancia del gran potencial de una unidad política, económica y cultural entre estos países como un medio para no ser sujetos de otras potencias extranjeras que buscan aprovecharse de nuestras divisiones.
El Hispanismo es un concepto profundo y enriquecedor que abarca más que el idioma español; se extiende a la cultura, la historia y la herencia compartida de los pueblos hispanos a través de los siglos. En un mundo caracterizado por la creciente multipolaridad y volatilidad, la unidad y cooperación entre las naciones hispanohablantes emergen como un elemento esencial para mantener su influencia y relevancia en la escena global.
Figuras como el reconocido politólogo argentino Marcelo Gullo argumentan que la fragmentación histórica y la división de los países hispanos han debilitado su influencia en el escenario mundial. Esta fragmentación tiene sus raíces en la independencia de las colonias americanas en el siglo XIX, un proceso que dividió a lo que una vez fue el vasto Imperio Español en una serie de naciones independientes.
Semejante división ha sido perjudicial para el conjunto de la comunidad hispana, ya que ha limitado la capacidad de los hispanos para influir en asuntos globales. La balcanización del imperio español ha dejado una huella indeleble en la política internacional, haciendo que los países hispanos a menudo sean considerados actores menos influyentes de lo que podrían ser en el escenario mundial. Al igual que en el pasado les ha llevado a ser víctimas de otras potencias, principalmente Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos que los han fragmentado en mayor medida.
En un mundo donde las alianzas y bloques de naciones juegan un papel crucial en la toma de decisiones globales, la división histórica de los países hispanos ha sido un obstáculo para que la comunidad hispana alcance su máximo potencial y se posicione como un actor geopolítico de peso y relevancia. La balcanización del imperio español es, sin duda, una marca en la historia que recuerda la importancia de la unidad y la cooperación entre los pueblos hispanos en un mundo en constante cambio y desafío.
Estados Unidos, China, Rusia, entre muchos otros no tienen ningún interés en que estemos unidos y tengamos una voz en el mundo. Estamos siendo depredados y divididos. Imagínense el poder que tendríamos con México que podría ser la quinta economía mundial de ser bien organizado y liderado. Pese a su enorme tasa de criminalidad y corrupción, tiene todo para triunfar, tiene una demografía de 126 millones de habitantes y no tiene problemas de envejecimiento, México tiene oro, plata zinc, manganeso, petróleo, plomo, cobre entre muchos más recursos, también tiene unas tierras muy fértiles por su clima, geografía y fácil acceso a agua en la mayoría de zonas del país. México tiene una riqueza cultural enorme y también tiene una gran facilidad de comercio con Estados Unidos.
Tratamos de países que son riquísimos en energía, oro, estratégicamente, minerales, entre muchos otros, países como Venezuela con su enorme cantidad de petróleo, Colombia con sus minerales, Chile con su cobre, Bolivia con su litio, Argentina con todos sus recursos y la inmensidad de territorio, Centroamérica con su posición estratégica, España con su tecnología, sus lazos con Europa y conocimiento, Guinea Ecuatorial con su gas y petróleo, el Sáhara Occidental con su fosforo, México con todo lo mencionado previamente, entre muchos otros, seríamos imbatibles, y todos tenemos un mismo pasado histórico, idioma, cultura entre muchos otros aspectos, siendo factores determinantes para una unión que trasciende a religiones y etnias.
Citando a la constitución española en su artículo 2 en la que se trata a España como una única nación con nacionalidades, del mismo modo la Hispanidad no deja de ser una realidad de nación de naciones.
Con la importancia del mundo hispano parece mentira que no tenemos un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Incluso del propio Estados Unidos que se está hispanizando crecientemente, con 50 millones de hispanos, pese a los intentos que están habiendo de poner fin a este proceso por varios sectores políticos del país.
Por tanto es hora de despertar y de fortalecer estos lazos y abrazar la unidad política, económica y cultural como un medio para preservar nuestra autonomía y ser actores fuertes en el escenario global.
El Día de la Hispanidad nos recuerda que somos una comunidad unida por una historia común y una lengua compartida. Esta herencia nos brinda una base sólida para construir un futuro juntos, donde no seamos sujetos de otras potencias, sino líderes fuertes y respetados en el escenario internacional. La unidad es nuestra fortaleza, y es hora de hacer de ella una realidad duradera.
El despertar del pueblo hispano no es solo un llamado a la unidad, sino también a la responsabilidad. En un mundo caracterizado por la volatilidad y la incertidumbre, el mundo hispano tiene la oportunidad de definir su propio destino y forjar un camino hacia un futuro de esperanza y prosperidad.
Como dijo una vez el poeta Antonio Machado: «Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.» Es momento de construir juntos el camino hacia una comunidad hispana fuerte y solidaria, capaz de enfrentar los desafíos globales y de ser un actor influyente en el escenario internacional. La unión es nuestra fuerza, y citando a los reyes católicos, «Tanto Monta, Monta Tanto».
«En un mundo caracterizado por la volatilidad y la incertidumbre, el mundo hispano tiene la oportunidad de definir su propio destino y forjar un camino hacia un futuro de esperanza y prosperidad.»
Hoy, 12 de octubre, conmemoramos el Día de la Hispanidad, una fecha que nos invita a reflexionar sobre el hispanismo, la herencia compartida y la diversidad cultural que caracterizan a los países hispanos. En este día, es esencial destacar la importancia del gran potencial de una unidad política, económica y cultural entre estos países como un medio para no ser sujetos de otras potencias extranjeras que buscan aprovecharse de nuestras divisiones.
El Hispanismo es un concepto profundo y enriquecedor que abarca más que el idioma español; se extiende a la cultura, la historia y la herencia compartida de los pueblos hispanos a través de los siglos. En un mundo caracterizado por la creciente multipolaridad y volatilidad, la unidad y cooperación entre las naciones hispanohablantes emergen como un elemento esencial para mantener su influencia y relevancia en la escena global.
Figuras como el reconocido politólogo argentino Marcelo Gullo argumentan que la fragmentación histórica y la división de los países hispanos han debilitado su influencia en el escenario mundial. Esta fragmentación tiene sus raíces en la independencia de las colonias americanas en el siglo XIX, un proceso que dividió a lo que una vez fue el vasto Imperio Español en una serie de naciones independientes.
Semejante división ha sido perjudicial para el conjunto de la comunidad hispana, ya que ha limitado la capacidad de los hispanos para influir en asuntos globales. La balcanización del imperio español ha dejado una huella indeleble en la política internacional, haciendo que los países hispanos a menudo sean considerados actores menos influyentes de lo que podrían ser en el escenario mundial. Al igual que en el pasado les ha llevado a ser víctimas de otras potencias, principalmente Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos que los han fragmentado en mayor medida.
En un mundo donde las alianzas y bloques de naciones juegan un papel crucial en la toma de decisiones globales, la división histórica de los países hispanos ha sido un obstáculo para que la comunidad hispana alcance su máximo potencial y se posicione como un actor geopolítico de peso y relevancia. La balcanización del imperio español es, sin duda, una marca en la historia que recuerda la importancia de la unidad y la cooperación entre los pueblos hispanos en un mundo en constante cambio y desafío.
Estados Unidos, China, Rusia, entre muchos otros no tienen ningún interés en que estemos unidos y tengamos una voz en el mundo. Estamos siendo depredados y divididos. Imagínense el poder que tendríamos con México que podría ser la quinta economía mundial de ser bien organizado y liderado. Pese a su enorme tasa de criminalidad y corrupción, tiene todo para triunfar, tiene una demografía de 126 millones de habitantes y no tiene problemas de envejecimiento, México tiene oro, plata zinc, manganeso, petróleo, plomo, cobre entre muchos más recursos, también tiene unas tierras muy fértiles por su clima, geografía y fácil acceso a agua en la mayoría de zonas del país. México tiene una riqueza cultural enorme y también tiene una gran facilidad de comercio con Estados Unidos.
Tratamos de países que son riquísimos en energía, oro, estratégicamente, minerales, entre muchos otros, países como Venezuela con su enorme cantidad de petróleo, Colombia con sus minerales, Chile con su cobre, Bolivia con su litio, Argentina con todos sus recursos y la inmensidad de territorio, Centroamérica con su posición estratégica, España con su tecnología, sus lazos con Europa y conocimiento, Guinea Ecuatorial con su gas y petróleo, el Sáhara Occidental con su fosforo, México con todo lo mencionado previamente, entre muchos otros, seríamos imbatibles, y todos tenemos un mismo pasado histórico, idioma, cultura entre muchos otros aspectos, siendo factores determinantes para una unión que trasciende a religiones y etnias.
Citando a la constitución española en su artículo 2 en la que se trata a España como una única nación con nacionalidades, del mismo modo la Hispanidad no deja de ser una realidad de nación de naciones.
Con la importancia del mundo hispano parece mentira que no tenemos un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Incluso del propio Estados Unidos que se está hispanizando crecientemente, con 50 millones de hispanos, pese a los intentos que están habiendo de poner fin a este proceso por varios sectores políticos del país.
Por tanto es hora de despertar y de fortalecer estos lazos y abrazar la unidad política, económica y cultural como un medio para preservar nuestra autonomía y ser actores fuertes en el escenario global.
El Día de la Hispanidad nos recuerda que somos una comunidad unida por una historia común y una lengua compartida. Esta herencia nos brinda una base sólida para construir un futuro juntos, donde no seamos sujetos de otras potencias, sino líderes fuertes y respetados en el escenario internacional. La unidad es nuestra fortaleza, y es hora de hacer de ella una realidad duradera.
El despertar del pueblo hispano no es solo un llamado a la unidad, sino también a la responsabilidad. En un mundo caracterizado por la volatilidad y la incertidumbre, el mundo hispano tiene la oportunidad de definir su propio destino y forjar un camino hacia un futuro de esperanza y prosperidad.
Como dijo una vez el poeta Antonio Machado: «Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.» Es momento de construir juntos el camino hacia una comunidad hispana fuerte y solidaria, capaz de enfrentar los desafíos globales y de ser un actor influyente en el escenario internacional. La unión es nuestra fuerza, y citando a los reyes católicos, «Tanto Monta, Monta Tanto».