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    El fanatismo islamista vuelve a golpear

    Imagina estar disfrutando con tus amigos de un concierto de música al aire libre y ser de repente sorprendidos por unos terroristas aterrizados en paracaídas. 

    Esto fue exactamente lo que pasó la madrugada del sábado 7 de octubre en el desierto del Neguev (Israel), en el que los terroristas de Hamás asesinaron a unas 260 personas y se hicieron con decenas de rehenes. Enseguida se produjeron más atentados, en lo que es el mayor ataque terrorista tras el 11S. 

    La incursión de los terroristas en Israel, por tierra, mar, y aire, un día después del 50 aniversario de la guerra del Yom Kipur, sorprendió a las FDI israelíes, que no pudieron hacer más que iniciar una contraofensiva tras la declaración del estado de guerra de Netanyahu el domingo a Hamás. 

    Hamás es una organización terrorista que ejerce el control sobre la franja de Gaza desde 2007. La organización es, de hecho, rival electoral de la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna sobre Cisjordania. 

    Este detalle es fundamental para todos aquellos que justifican el ataque terrorista como respuesta a las ofensivas y ocupaciones israelís de los últimos 50 años. 

    No obstante, la Autoridad Nacional de Palestina, a través de su líder Mahmoud Abbas, ha justificado y respaldado los actos terroristas de Hamás. 

    En cuanto a los que dudan sobre la existencia de una definición global de organización terrorista, que es ciertamente verdad, conocen a su vez los elementos comunes a todas ellas, traducidos en: “práctica sistemática y sostenida del terrorismo que ocupa un lugar predominante en el repertorio de acción colectiva propio de un grupo más o menos estructurado”. 

    Esta organización terrorista, financiada por Irán, aboga por la lucha armada como vía a la creación de un Estado palestino islámico, que abarque también el territorio del Estado de Israel, lo que dejaría a la comunidad judía sin hogar. 

    Una vez desvinculado Hamás de Palestina, y condenado firmemente el atentado terrorista sobre el pueblo de Israel, toca analizar la respuesta que está llevando a cabo el ejército de Israel en la franja de Gaza, también conocida como la “mayor prisión al aire libre del mundo” por su difícil situación económica y social, en virtud de la legítima defensa que recoge el art. 51 de la Carta de Naciones Unidas (CNU). 

    Los cortes de electricidad, agua, y combustible, que se mantendrán hasta la liberación de los 150 rehenes, está alterando el normal funcionamiento de los hospitales, agravando la crisis alimentaria provocada por la escasez de alimentos, y aumentando el riesgo de propagación de enfermedades y muerte debido también a la falta de antibióticos. 

    Todo ello en un territorio con una población de 2,3 millones de habitantes, de los cuales 1 millón son niños según UNICEF. 

    La insostenible situación actual en la franja ha provocado ya el desplazamiento a Egipto de 340.000 gazatíes, que no necesariamente miembros de Hamás, lo que constituye una importante crisis de refugiados. 

    Con un balance actual de 1.200 muertos en Israel, y 1.100 en la Franja, y sin haber comenzado aún la ofensiva de 300.000 reservistas israelíes localizados ya en la frontera, el conflicto entre el Estado de Israel y la organización terrorista Hamás parece se cobrará la vida de muchos más civiles inocentes. 

    Sin embargo, pese a los esfuerzos de Israel y EEUU por abrir un corredor humanitario que permita salir de la Franja a los civiles gazatíes rumbo a Egipto, Hamás parece no estar por la labor. 

    Por el momento, el apoyo de EEUU se limita a una visita el pasado jueves de Antony Blinken a Tel-Aviv, quedando lejana cualquier intervención militar en estos momentos. Biden es ampliamente consciente de que China podría aprovechar su intervención en Israel para invadir Taiwán, además de desencadenar una nueva ola de ataques terroristas en Occidente. 

    Con respecto a la Unión Europea, dentro de esta se generó durante la semana un controvertido debate sobre la suspensión o no de la ayuda al desarrollo y humanitaria a Palestina. Finalmente, se ha determinado únicamente verificar y supervisar que esta no es utilizada en ningún caso para financiar a Hamás. Es más, varios Estados, entre ellos España, son partidarios de aumentar la ayuda, teniendo en cuenta que el 80% de la población de Gaza depende de ella. 

    Mario Sanz Galacho 


    No se trata de israel o palestina, sino de democracia o terrorismo

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