Es la economía, bobo. Desgranando el éxito del fenómeno Milei
Related articles
-
Excelente artículo, desarrollo un atinado análisis de la realidad socio política y económica que lleva a un ignoto de la política o del conocimiento del estado, llegue a la presidencia. Felicitaciones Francisco
-
Muy buen análisis Francisco!!
La inclusión en el título de una adaptación de la famosa frase popularizada, durante la campaña electoral que llevó a Bill Clinton a la presidencia de los Estados Unidos de América representa una clara declaración de intenciones con respecto al contenido de este artículo. La sorpresiva llegada al poder del economista de tendencia anarcocapitalista Javier Milei, es consecuencia de una serie de factores relacionados con la coyuntura actual de la realidad argentina e internacional. Es por esto que entiendo imprescindible hacer un especial énfasis en el análisis de la situación socioeconómica de la República Argentina. Un análisis que adquiere especial relevancia a la hora de explicar la llegada al poder de este excéntrico personaje, que en cuestión de años ha logrado saltar de las mesas redondas de los programas de televisión al sillón presidencial.
El pasado domingo 19 de noviembre, el pueblo argentino acudió a las urnas para expresar su sagrada e inquebrantable voluntad, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Una segunda vuelta en la cual el candidato de la Libertad Avanza obtuvo más del 55% de los votos, aventajando por más de diez puntos porcentuales a su rival el peronista Sergio Massa, candidato de Unión por la Patria y ministro de economía del gobierno saliente. Este histórico triunfo del libertario es una muestra irrefutable del fracaso de los actores tradicionales de la política argentina. Los grandes perdedores de este cambio de dinámica en el panorama político argentino han sido los partidos que se han turnado en el gobierno desde el retorno de la democracia y cuya hegemonía se ha ido diluyendo producto de una acumulación de rotundos fracasos. Por un lado, un peronismo profundamente dividido, carente de nuevos liderazgos, absorbido por un progresismo inútil y que ha protagonizado con Alberto Fernández como presidente y Cristina Fernández de Kirchner como vicepresidenta, uno de los peores gobiernos desde el fin de la última dictadura. Por otro lado, un radicalismo intrascendente a nivel nacional en los últimos años, que ha subordinado sus objetivos políticos y su estructura partidaria a los deseos de sus socios del PRO (el partido del expresidente Mauricio Macri). Y por último el espacio liderado por el PRO a través de la coalición Juntos por el Cambio, que ha sufrido una gran pérdida de poder político e influencia tras perder de manera contundente las elecciones presidenciales del año 2019, y haber obtenido un tercer puesto en la primera vuelta de las presidenciales de este año, lo que dejó a su candidata Patricia Bullrich fuera del decisivo balotage. Ambas derrotas han sido consecuencia de la nefasta gestión económica llevada a cabo por el gobierno macrista durante el mandato 2015-2019 que se caracterizó por un agravamiento de la profunda crisis económica y un incremento considerable de la deuda externa.
Ante esta situación el espacio político del futuro presidente Javier Milei y la futura vicepresidenta Victoria Villaruel, ha sabido canalizar el enojo y la insatisfacción de grandes capas de la sociedad para con la democracia, sus instituciones y la clase política. Este es un fenómeno que no se limita únicamente al caso argentino, sino que ha emergido en diferentes sociedades occidentales como respuesta a la incapacidad de adaptación a estos nuevos tiempos, de los procesos y mecanismos democráticos originados con la Revolución Francesa. Pero el caso argentino tiene la particularidad de que la sociedad tiende a creer en la existencia de soluciones mágicas para los problemas estructurales y espera la llegada de un mesías que logre sacar al país del pozo en el que se encuentra. El discurso mesiánico y anticasta esgrimido por el libertario, ha calado muy profundo en el campo popular y ha jugado un papel trascendental a la hora de determinar el resultado electoral. Este año Argentina cumple cuarenta años en democracia, un hito destacable en un país que durante gran parte del siglo XX ha sufrido continuos golpes de estado, que han interrumpido los procesos democráticos, imposibilitando su desarrollo económico y causando un gran sufrimiento a la población. Sin embargo, los consecutivos gobiernos democráticos desde el año 1983 a la actualidad, han sido incapaces de dar solución a los problemas reales que afectan a la ciudadanía. El crecimiento de la pobreza y la desigualdad, el aumento de la desnutrición y malnutrición, una inflación descontrolada, una inseguridad que crece día a día, y el deterioro de los servicios públicos son algunos de los fenómenos a los que la democracia no solo no ha podido dar solución, sino que lamentablemente se han visto incrementados en las últimas cuatro décadas.
No es casualidad que Milei haya centrado su discurso en el ataque a la casta, en su propuesta de eliminar el Banco Central de la República Argentina, en su propuesta de dolarización o en su plan para privatizar algunas empresas que se encuentran en manos del estado. Lo que ha buscado mediante estas propuestas y a través de una dialéctica agresiva y subida de tono, ha sido señalar las que para el son las causas de la penosa y decadente situación económica en la que se encuentra sumergida la Argentina. Una Argentina cuyo índice de pobreza se sitúa por encima del 40 %, cuya economía hace más de diez años que no crece, cuya inflación interanual supera el 140 %, cuyo banco central cuenta con unas reservas netas que se suponen negativas y donde la creciente desigualdad ha ido erosionando a una muy desgastada clase media y ha empujado a miles de argentinos a una pobreza indigna.
Mediante este discurso Milei ataca a los miembros de la casta por ser responsables políticos de la tragedia económica, al Banco Central por ser el organismo encargado de llevar a cabo esta ineficaz política monetaria, al peso argentino por motivar a causa de una emisión descontrolada un incremento exponencial de la inflación y a las empresas y medios de comunicación estatales por ser ineficaces y extremadamente costosos para las arcas públicas. Estas propuestas disruptivas y novedosas no dejan de tener un profundo tinte populista, ese populismo al que Milei dice combatir. Porque las propuestas enumeradas anteriormente no dejan de ser recetas simples para problemas muy complejos, que se encuentran enraizados en la estructura económica argentina. El futuro presidente y su formación política enfrentarán una serie de problemas, que suelen caracterizar a aquellas formaciones que emergen con fuerza como contraposición a los actores tradicionales de la política y que se encuentran con graves dificultades a la hora de asumir el poder y comenzar a gestionar. No es lo mismo pronunciar frases resonantes y promover ideas descabelladas durante la campaña electoral, que hacerlas realidad desde el gobierno. No hace falta ser un experto en economía para darse cuenta de la inviabilidad de las medidas propuestas no solo desde un punto de vista técnico, sino teniendo en cuenta que La Libertad Avanza no contará con una mayoría parlamentaria en ninguna de las dos cámaras. Además de carecer de poder territorial, ya que no gobernará ninguna de las 23 provincias argentinas, ni la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Tampoco sabemos con qué faceta del economista libertario nos vamos a encontrar cuando asuma la presidencia el próximo 10 de diciembre. Si nos encontraremos con el Milei que definió a Su Santidad el Papa Francisco como “el representante del maligno en la tierra”, o el que lo invitó a visitar la Argentina tras ganar las elecciones. El Milei que muestra una fortaleza en el conocimiento de la doctrina económica, o el que muestra graves inconsistencias en esta materia, como cuando habla de privatizar YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), una empresa que ya es privada y cuyos títulos cotizan desde hace años en Wall Street. El Milei que se muestra como un enemigo acérrimo de lo que él denomina casta política, o el que viaja con el exministro Caputo a Estados Unidos y forma su gabinete de ministros con un rejunte de figuras que participaron de los diferentes gobiernos a los que acusa de ser responsables de la situación actual.
La política exterior también fue motivo de exaltadas declaraciones por parte del candidato y de su equipo durante la campaña electoral. El futuro presidente ha hablado en reiteradas ocasiones de romper lazos con la República Federativa de Brasil y la República Popular China, los dos principales socios comerciales de la República Argentina, ya que considera a ambos estados como regímenes comunistas que no respetan la libertad. También ha mostrado su rechazo a que Argentina se integre en los BRICS, un grupo de economías emergentes que representan a más de un 40 % de la población mundial y a un 25 % del PIB mundial y que cuenta con el Nuevo Banco de Desarrollo, que podría considerarse como una fuente de financiamiento alternativa al FMI. La futura canciller Diana Mondino, no se ha quedado atrás en cuanto a declaraciones sorpresivas se refiere. Sus dichos sobre la necesidad de defender los derechos de los Kelpers (ciudadanos británicos que habitan las Islas Malvinas), solamente pueden ser entendidos como una referencia oculta e indirecta al supuesto derecho a la autodeterminación del que gozan los Kelpers según la postura británica, en contraposición a la postura tradicional sostenida por la Argentina a lo largo de la historia. De ser incorrecta mi interpretación de los dichos, me encontraría en condiciones de decir que Mondino tiene un profundo desconocimiento de la historia, porque Argentina históricamente ha defendido a ultranza los derechos de la población malvinense. Inclusive durante la guerra cuando una gran mayoría de los Kelpers actuaron como quintacolumnistas proporcionando información de todo tipo a la flota británica que bombardeaba día y noche las posiciones argentinas. Como defiende Nicolas Kasanzew en su libro “Malvinas a Sangre y Fuego”, fuimos la fuerza de ocupación más extraña de la historia, un hecho que parece olvidársele a la futura canciller. Las posiciones de Mondino llaman a la reflexión acerca de la heterogeneidad y diversidad de posturas dentro de la Libertad Avanza. Qué pensará la futura vicepresidenta Villaruel, ferviente nacionalista y defensora de la más justa y sagrada de las causas, que es la causa Malvinas, de la postura sostenida por la futura canciller. Qué pensará Villaruel hija de un héroe de Malvinas que como miembro de la gloriosa Compañía de Comandos 602 del ejército argentino, enfrentó a las fuerzas británicas en las batallas de Top Malo House y Monte Kent durante el otoño austral del año 1982, de los poco afortunados dichos de Milei durante el debate presidencial.
Por lo pronto, los próximos meses serán cruciales a la hora de determinar qué rumbo tomará la política exterior del gobierno presidido por Milei. La gran pregunta es si se producirá una ideologización de la política exterior con un acercamiento a los Estados Unidos de América, al Estado de Israel y otros estados pertenecientes a lo que Milei denomina como el mundo libre, o si primará el pragmatismo y la República Argentina priorizará la defensa de sus intereses nacionales y su desarrollo económico a través de su acción exterior. Si Milei decide afrontar el desarrollo de la acción exterior de su gobierno mediante un enfoque propio de los tiempos de la guerra fría, estaría incurriendo en un gravísimo error y demostrando una falta total de liderazgo y un profundo desconocimiento de la arena internacional. En el ámbito internacional no deben distinguirse entre buenos y malos, sino que se deben tejer alianzas que tengan como principal objetivo la defensa de los intereses nacionales que permitan garantizar un futuro de paz y prosperidad para el pueblo argentino. Con respecto al Mercosur, mientras el próximo gobierno no establezca de forma clara sus objetivos a nivel internacional, el futuro de la organización y de su tratado de libre comercio con la Unión Europea penden de un hilo.
El rumbo político y económico de la Argentina durante los próximos cuatro años es una incógnita difícil de descifrar y cualquier pronóstico puede ser descartado en cuestión de días. Lo que si me encuentro en condiciones de desarrollar, es el hecho de que no podemos caer en el error de pensar que este ha sido un triunfo del neoliberalismo extremo y voraz, ni tampoco creer que ha sido una victoria propiciada por las posiciones conservadoras defendidas principalmente por la futura vicepresidenta Victoria Villaruel, que durante la campaña ha sostenido una posición contraria a la legalidad del aborto, del matrimonio igualitario, o que ha sostenido que los crímenes ocurridos durante la dictadura han sido simples excesos cometidos por las fuerzas armadas durante la lucha contra la subversión. Los millones de argentinos que pelean día a día para poder satisfacer sus necesidades básicas, quienes no cuentan con los servicios básicos que facilitan una vida digna, quienes son víctimas de continuos hechos de inseguridad o quienes no pueden alimentar a sus hijos de manera apropiada , difícilmente se preocupen por el debate sobre la cifra de desaparecidos, la privatización de la agencia estatal de noticias TELAM y otros temas que no son considerados como prioritarios por grandes sectores de la población. Un gran porcentaje de estos ciudadanos ha otorgado su voto al candidato liberal, buscando en él a un líder capaz de encarrilar la economía, restablecer el orden y la seguridad, y de terminar de una vez por todas con los privilegios de una clase política que vive totalmente aislada de las penurias que soporta su pueblo día a día. Muchos de estos votantes son ciudadanos desencantados con el peronismo, el gran movimiento de masas argentino, que se ha erigido como el principal protagonista político en las últimas décadas. El desencanto es consecuencia de un peronismo que ha perdido el rumbo, que se ha alejado de su doctrina, que se ha acercado en exceso a un progresismo estéril que nada tiene ver con el progreso del pueblo, que ha apartado del centro de su discurso la generación de riqueza y la dignidad del trabajo, y que ha sido incapaz de formar líderes y cuadros políticos que lideren un cambio generacional.
También es importante destacar que la victoria de Milei en el balotage hubiera sido muy difícil de alcanzar sin el apoyo explícito por parte del expresidente Mauricio Macri y de su espacio liderado por la derrotada candidata a presidenta y ex ministra de seguridad, Patricia Bullrich. Tras conocer los resultados de la primera vuelta, Macri se apresuró a reunirse con Milei y tejer una alianza que permitiera al libertario arrebatar la presidencia al candidato Massa. Esto permitió al candidato de La Libertad Avanza obtener el apoyo de una mayoría de los votantes de Juntos por el Cambio (que había obtenido más del 23 % de los votos) y también dotarse de un cierto matiz de seriedad y experiencia del que Milei carecía. Quienes no se encuentran familiarizados con el devenir de la política argentina, les resultará irracional la formación de esta alianza entre el candidato anti casta y los representantes de la casta a la que desea combatir. Pero es aquí donde entra otro ingrediente característico de la política argentina, que es el fenómeno del anti-peronismo. Lo que une al expresidente Macri y al futuro presidente Milei por sobre todas las cosas es un odio visceral al peronismo y a la base social que lo ha apoyado a lo largo de la historia. Pero Juntos por el Cambio (denominado por Milei como Juntos por el Cargo), no ha dado su apoyo de manera gratuita y exigirá tener presencia en el futuro gobierno algo que ya se está plasmando en la formación del gabinete de ministros.
La formación de dicho gabinete y del futuro gobierno, adquiere una vital importancia a la hora de poder delinear el rumbo económico y político durante el próximo mandato presidencial. Los nombres que se barajan en estos días reflejan la importancia que ha obtenido Macri en la formación del gobierno y también que probablemente el modelo económico no sea tan disruptivo como se ha prometido en campaña, sino que será una versión más extrema de la política económica llevada a cabo por el gobierno macrista entre el 2015 y el 2019. Muchos serán los votantes que se verán rotundamente desilusionados cuando vean en el futuro gobierno a ciertas figuras que se consideraban como vestigios del fracaso económico de dicho gobierno. La decisión de Milei de nombrar como ministro de economía a Luis Caputo, uno de los máximos responsables de la debacle económica del gobierno macrista y partícipe necesario del infame acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional, es un mal presagio que nos hace dudar de si verdaderamente Milei proyectará un modelo económico propio o delegará la gestión económica en estos personajes.
A partir de la asunción el día 10 de diciembre Milei tendrá la oportunidad histórica de escribir su propio camino, cumplir sus promesas de campaña y terminar de manera definitiva con ciertas dinámicas que han llevado a la Argentina a la situación actual. Pero para que esto suceda, debe tener una voluntad política decidida y un suficiente grado de valentía que le permita tomar las decisiones que esta coyuntura requiere. El ajuste económico no puede ser absorbido por los más humildes y desprotegidos. Es un error cargar a los trabajadores con las consecuencias de esta restructuración económica, mientras los principales bancos continúan beneficiándose de las ganancias obtenidas a través de las Leliqs y mientras una gran parte de la elite económica continúa enriqueciéndose producto de una especulación financiera desmedida y que ningún valor aporta a la sociedad. Milei debe tomar las medidas necesarias para orientar la economía hacia un modelo orientado a la producción de bienes y servicios y a la generación de empleo. Y para esto debe sentarse con los principales actores económicos, políticos y sociales, y exigirles un sacrificio acorde a sus posibilidades. Es hora de que quienes se han beneficiado económicamente durante años arrimen el hombro para ayudar a salir de esta triste situación. Pero lamentablemente me temo que esto no sucederá y veremos una repetición exacerbada del ciclo económico 2015-2019, con algunas características propias.
En ultimo lugar quisiera agradecer a mi padre y a mis amigos que han colaborado en la elaboración del artículo, y que me ayudan a no perder el contacto con la realidad de nuestro pueblo a pesar de la distancia. En especial a mi amigo Joaquín que ha atravesado una situación muy difícil y al cual no he podido acompañar por encontrarme a un océano de distancia.