Senegal, una de las democracias más avanzadas del África Occidental, vive uno de los momentos más críticos desde su independencia de Francia en 1960, a raíz del aplazamiento de las elecciones presidenciales previstas para el 25 de febrero hasta el 15 de diciembre por parte del actual presidente del Gobierno Macky Sall, de Alianza por la República. El país africano, que nunca ha sido víctima de un golpe de Estado ni una guerra civil, como sí sucede con la mayor parte de Estados africanos, se encuentra en estos momentos consternado y confuso sobre su futuro.
Ante el buen resultado electoral que se esperaba obtuviese Bassirou Diomaye, cabeza de lista de Patriotas Africanos de Senegal por el Trabajo, la Ética y la Fraternidad (PASTEF), al no poder presentarse como candidato Ousmane Sonko debido a su condena por corrupción de menores y su encarcelamiento, Sall no tuvo más remedio que retrasar la celebración de las elecciones, mediante la emisión de un comunicado en televisión el pasado sábado 3 de febrero.
En su intento de justificación, alegó la falta de independencia del Tribunal Constitucional, influenciado por la Asamblea Nacional, a la hora de aprobar las listas electorales. Aún no pudiendo Sall presentarse a las elecciones, de acuerdo con los dos mandatos consecutivos que permite la Constitución del país africano, quisiera que ocupase su lugar el actual primer ministro, Amadou Ba.
Más en concreto, el principal órgano del poder judicial senegalés, declaró la inconstitucionalidad de la candidatura de Wade, del Partido Democrático Senegalés, al poseer la doble nacionalidad francesa senegalesa, no permitido según el art. 28 de la Constitución. Asimismo, decidió la anulación de la candidatura de Sonko debido a su condena por corrupción de menores y su ingreso en la cárcel en 2023.
Esto ha hecho que numerosos manifestantes salgan a la calle a protestar por lo que entienden es un golpe de Estado institucional, siendo el único deseo de Sall perpetuarse en el poder más allá del tiempo permitido. No obstante, la situación no es nueva, ya que desde la condena por violación en 2021 del máximo exponente del discurso anticolonial y “antiestablishment”, líder de PASTEF, y referente entre los estudiantes universitarios, Sonko, se han venido produciendo revueltas duramente reprimidas por el Ejército.
Está por ver cómo evoluciona la situación en las próximas semanas, sobre todo en lo relativo a la batalla entre el Tribunal Constitucional y la Asamblea Nacional en relación a la separación de poderes, de cara a la conformación de unas nuevas listas para diciembre de 2024. Del mismo modo, veremos hasta dónde está dispuesto a llegar Sall, visto el escaso valor de su palabra al prometer una transición política serena y justa ante la Asamblea General de Naciones Unidas en el debate general del 78ºperiodo de sesiones en septiembre de 2023.
¿Puede la ola de autoritarismo del Sahel haberse contagiado a Senegal? El triunfo de los golpes militares en Burkina Faso, Mali, Chad, Guinea-Conakri, Níger y Gabón, en los últimos tres años constituye sin duda una demostración de la inestabilidad política y social en la región del Sahel, aunque el caso de Senegal se explica mayormente por el control que sigue ejerciendo Francia en el país, a través de la lengua, la moneda, o la presencia militar en la excolonia africana excusándose en la lucha contra el terrorismo yihadista.
La imposición del francés como lengua oficial genera una fuerte brecha social en el pueblo senegalés (58% de analfabetismo en 2022 según el Banco Mundial), mientras que el Franco de África Occidental (CFA) ligado a la divisa francesa, luego en este caso al euro, condiciona el devenir de la economía senegalesa. Es precisamente a partir de estas circunstancias donde nace la figura de Sonko, principal opositor de Sall, y perseguido por el Gobierno, que se ha visto incluso obligado a cortar el internet móvil para evitar una movilización masiva de jóvenes ciudadanos en contra del aplazamiento electoral y la anulación de su candidatura.
¿Afecta la actual situación política senegalesa a España? Claramente sí. Senegal es un país muy importante para España, en materia de migración y pesca. Desde 2021, la inestabilidad política y social en el país ha provocado un aumento de la inmigración irregular a Canarias (aumento de un 46,3% entre enero y octubre de 2023 en comparación con el año anterior, según el Ministerio del Interior), llegando a colapsar los servicios esenciales de la isla para su acogida. Del mismo modo, España se beneficia de los acuerdos pesqueros entre Senegal y la UE que le permiten navegar y practicar la pesca en sus aguas a dieciséis atuneros congeladores, siete atuneros cañeros, tres palangreros de superficie, y dos buques arrastreros de merluza españoles, después de que en 2022 el gobierno senegalés bloquease las licencias de quince de los buques españoles.
En cuanto a la respuesta de la comunidad internacional ante la situación política actual senegalesa, destaca la pasividad tanto de ciertos Estados como organizaciones internacionales. Tan sólo Estados Unidos, la CEDEAO, y Francia, aunque ligeramente, han mostrado su preocupación y han solicitado la rápida solución del conflicto político y la celebración de elecciones a la mayor brevedad posible.
Mario Sanz Galacho
La inestabilidad política en Senegal es fruto una política exterior francesa involucionista
Senegal, una de las democracias más avanzadas del África Occidental, vive uno de los momentos más críticos desde su independencia de Francia en 1960, a raíz del aplazamiento de las elecciones presidenciales previstas para el 25 de febrero hasta el 15 de diciembre por parte del actual presidente del Gobierno Macky Sall, de Alianza por la República. El país africano, que nunca ha sido víctima de un golpe de Estado ni una guerra civil, como sí sucede con la mayor parte de Estados africanos, se encuentra en estos momentos consternado y confuso sobre su futuro.
Ante el buen resultado electoral que se esperaba obtuviese Bassirou Diomaye, cabeza de lista de Patriotas Africanos de Senegal por el Trabajo, la Ética y la Fraternidad (PASTEF), al no poder presentarse como candidato Ousmane Sonko debido a su condena por corrupción de menores y su encarcelamiento, Sall no tuvo más remedio que retrasar la celebración de las elecciones, mediante la emisión de un comunicado en televisión el pasado sábado 3 de febrero.
En su intento de justificación, alegó la falta de independencia del Tribunal Constitucional, influenciado por la Asamblea Nacional, a la hora de aprobar las listas electorales. Aún no pudiendo Sall presentarse a las elecciones, de acuerdo con los dos mandatos consecutivos que permite la Constitución del país africano, quisiera que ocupase su lugar el actual primer ministro, Amadou Ba.
Más en concreto, el principal órgano del poder judicial senegalés, declaró la inconstitucionalidad de la candidatura de Wade, del Partido Democrático Senegalés, al poseer la doble nacionalidad francesa senegalesa, no permitido según el art. 28 de la Constitución. Asimismo, decidió la anulación de la candidatura de Sonko debido a su condena por corrupción de menores y su ingreso en la cárcel en 2023.
Esto ha hecho que numerosos manifestantes salgan a la calle a protestar por lo que entienden es un golpe de Estado institucional, siendo el único deseo de Sall perpetuarse en el poder más allá del tiempo permitido. No obstante, la situación no es nueva, ya que desde la condena por violación en 2021 del máximo exponente del discurso anticolonial y “antiestablishment”, líder de PASTEF, y referente entre los estudiantes universitarios, Sonko, se han venido produciendo revueltas duramente reprimidas por el Ejército.
Está por ver cómo evoluciona la situación en las próximas semanas, sobre todo en lo relativo a la batalla entre el Tribunal Constitucional y la Asamblea Nacional en relación a la separación de poderes, de cara a la conformación de unas nuevas listas para diciembre de 2024. Del mismo modo, veremos hasta dónde está dispuesto a llegar Sall, visto el escaso valor de su palabra al prometer una transición política serena y justa ante la Asamblea General de Naciones Unidas en el debate general del 78ºperiodo de sesiones en septiembre de 2023.
¿Puede la ola de autoritarismo del Sahel haberse contagiado a Senegal? El triunfo de los golpes militares en Burkina Faso, Mali, Chad, Guinea-Conakri, Níger y Gabón, en los últimos tres años constituye sin duda una demostración de la inestabilidad política y social en la región del Sahel, aunque el caso de Senegal se explica mayormente por el control que sigue ejerciendo Francia en el país, a través de la lengua, la moneda, o la presencia militar en la excolonia africana excusándose en la lucha contra el terrorismo yihadista.
La imposición del francés como lengua oficial genera una fuerte brecha social en el pueblo senegalés (58% de analfabetismo en 2022 según el Banco Mundial), mientras que el Franco de África Occidental (CFA) ligado a la divisa francesa, luego en este caso al euro, condiciona el devenir de la economía senegalesa. Es precisamente a partir de estas circunstancias donde nace la figura de Sonko, principal opositor de Sall, y perseguido por el Gobierno, que se ha visto incluso obligado a cortar el internet móvil para evitar una movilización masiva de jóvenes ciudadanos en contra del aplazamiento electoral y la anulación de su candidatura.
¿Afecta la actual situación política senegalesa a España? Claramente sí. Senegal es un país muy importante para España, en materia de migración y pesca. Desde 2021, la inestabilidad política y social en el país ha provocado un aumento de la inmigración irregular a Canarias (aumento de un 46,3% entre enero y octubre de 2023 en comparación con el año anterior, según el Ministerio del Interior), llegando a colapsar los servicios esenciales de la isla para su acogida. Del mismo modo, España se beneficia de los acuerdos pesqueros entre Senegal y la UE que le permiten navegar y practicar la pesca en sus aguas a dieciséis atuneros congeladores, siete atuneros cañeros, tres palangreros de superficie, y dos buques arrastreros de merluza españoles, después de que en 2022 el gobierno senegalés bloquease las licencias de quince de los buques españoles.
En cuanto a la respuesta de la comunidad internacional ante la situación política actual senegalesa, destaca la pasividad tanto de ciertos Estados como organizaciones internacionales. Tan sólo Estados Unidos, la CEDEAO, y Francia, aunque ligeramente, han mostrado su preocupación y han solicitado la rápida solución del conflicto político y la celebración de elecciones a la mayor brevedad posible.
Mario Sanz Galacho