More

    La polarización de la sociedad francesa se traspasa a la política

    Tras el abrumador resultado (treinta escaños de ochenta y uno posibles) de Marine Le Pen en las elecciones al Parlamento Europeo del pasado 9 de junio, el presidente francés, Emmanuel Macron, decidió disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones. La primera vuelta de las legislativas tendrá lugar el 30 de junio, y la segunda el 7 de julio.

    Tras el anuncio de Macron, los partidos políticos franceses comenzaron a reflexionar y debatir sobre cómo afrontar la inminente cita electoral, y consideraron que la mejor estrategia política era la de aliarse en bloques. Así, se han definido por el momento dos bloques claros: uno de izquierda y otro centrista, liderado por el actual presidente francés. El bloque de izquierda se autodenomina Nuevo Frente Popular, y está compuesto por France Insoumise, el Parti Socialiste, los écologistes, y el Parti Comuniste. El bloque de centro o demócrata se compone principalmente de Renaissance, y Horizons.

    En el espectro político de la derecha, aún no se ha configurado ninguna alianza, debido al rechazo mayoritario en Les Républicains a la fusión con el partido de Le Pen, Rassemblement national. De hecho, fue tan sólo Éric Ciotti y su círculo estrecho quienes tomaron la decisión unilateral, sin ningún tipo de consulta ni discusión en el seno del partido, de adherirse a RN con el propósito de asegurar su puesto en el posible gobierno entrante. El líder del partido republicano llegó incluso a cerrar la sede nacional de “su partido” para evitar cualquier debate dentro de la misma. No obstante, no logró que pesos pesados del partido y exdirigentes se reuniesen y se opusiesen firmemente a este movimiento individualista y derrotista. Entre ellos se encontraron el expresidente Nicolas Sarkozy, el eurodiputado François-Xavier Bellamy, el presidente de LR en el Senado Bruno Retailleau, y los presidentes regionales Valérie Pécresse, Xavier Bertrand, o Vincent Jeanbrun. 

    Esta fuerte reacción opuesta del histórico partido de derechas francés a la claudicación ante Le Pen hizo que Édouard Philippe, presidente de Horizons, ofreciese a LR unirse a la alianza del bloque centrista, algo que tampoco entra en los planes de Bellamy y Retailleau, que han cogido las riendas de la oposición a Ciotti, al que por otro lado la justicia le daba la razón sobre la ilegalidad de su expulsión del partido. 

    Pese a que la crisis abierta en LR es la mayor, no es la única. En Renaissance, la decisión de Macron de disolver la Asamblea no ha sentado bien a Gabriel Attal, primer ministro desde enero de 2024. Por su parte, Éric Zemmour, líder de Reconquête, ha excluido a Marion Maréchal de su partido, después de que invitase a sus electores a votar a RN en las legislativas.

    En definitiva, lo que refleja la configuración de dos bloques, y el intento unilateral fracasado por parte de Ciotti de un tercero, es la polarización de la sociedad francesa desde hace ya varios años. La existencia de problemas como la inmigración irregular, la inseguridad y los conflictos sociales, los bajos salarios y la precariedad laboral, la inflación generalizada, o la falta de oportunidades para los jóvenes, han hecho que los ciudadanos franceses pierdan su confianza en los partidos tradicionales, véase LR y el PS, y opten por sus extremos, RN y France Insoumise principalmente (aunque en distinta proporción), mientras que el partido de Macron, Renaissance, comienza también a desintegrarse. Parece que el deseo de Macron de “luchar contra los extremismos” no sólo ha caducado, sino que ha generado una fuerte división y crispación social durante años que comienza a reflejarse en las urnas. 

    En cuanto a la decisión de LR de mantener su grupo y presentarse en solitario a las elecciones legislativas, considero que es algo necesario e importante para el futuro de Francia. Necesario porque el electorado de derechas ha de contar con la posibilidad de votar al único partido histórico que inspirado en la ideología del general De Gaulle lo es. Importante porque debe continuar reconstruyendo los cimientos de un partido que tras la debacle electoral de Valérie Pécresse en abril de 2022 no ha conseguido recuperar a su electorado, de lo que la estabilidad, unidad, y prosperidad de Francia depende. Las elecciones no van de vencer al “macronismo” a toda costa, sino de reunificar a la población francesa y afrontar los serios problemas antes mencionados de forma correcta, con políticas realistas y viables desde el punto de vista legal que perduren en el tiempo y representen a la mayoría del pueblo francés, constituyendo todo ello objetivos inalcanzables para el extremismo. 

    Estas últimas líneas son perfectamente extrapolables al resto de países europeos cuya ciudadanía sufre a día de hoy los mismos problemas, y ha dejado de confiar en los partidos tradicionales de derecha o centro-derecha debido a su falta de acción, escaso posicionamiento, y desconexión con la realidad social. Por tanto, estos experimentados partidos de gobierno y de Estado tienen la difícil tarea, cuando no la obligación, de presentarse como la mejor opción, si no única, para resolver los problemas de sus conciudadanos. 

    Mario Sanz Galacho

    Las elecciones no van de vencer al «macronismo» sino de reunificar al pueblo francés y resolver sus problemas de la forma correcta

    Artículos más recientes

    spot_img

    Related articles

    Deja tu comentario

    Por favor ingrese su comentario!
    Por favor ingrese su nombre aquí