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    No, Sheinbaum, el pueblo español no te debe ninguna disculpa.

    Durante los últimos años, en Hispanoamérica se ha extendido una narrativa totalmente anacrónica y falaz conocida como la «Leyenda Negra». Esta leyenda es un conjunto de mentiras, medias verdades y exageraciones acerca de la época colonial o, como debería llamarse, época virreinal española en América. Dicho relato lo único que busca es una confrontación basada en la ignorancia, de la que las clases políticas corruptas de la región se aprovechan. Lamentablemente, México se ha convertido en el mayor portador de este relato, lo cual fue demostrado nuevamente por la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, ya que no hace mucho insistió en que España debe pedir perdón por lo que supuestamente hizo mal hace siglos. Entonces como esta semana, hace 503 años, cayó Tenochtitlán finalizándose así la conquista del Imperio Azteca, voy a aprovechar para resaltar lo incorrecto de esta proposición y poner un par de conceptos en perspectiva para entender realmente la finalidad detrás de ella.   

    La base fundamental de este relato y uno de los principales motivos por los que tanto Sheinbaum como su predecesor, López Obrador, insisten en que España debe pedir perdón por sus actos de hace 500 años, es porque creen que fueron solo los españoles quienes derrotaron a todo el Imperio Azteca, un imperio que en el año 1521 tenía casi 7 millones de habitantes. ¿En serio es creíble que solo 400 españoles pudieran acabar solos con los aztecas? Estamos hablando de uno de los imperios americanos más grandes, con un sistema social complejo, conocimientos de astronomía, tácticas de guerra avanzadas, etc. No es atrevido decir que los primeros que deshonran a México son los que piensan que solo un puñado de españoles pudo acabar con dicho coloso imperial, pero es que claro, los españoles no estaban solos. Y es que, a pesar de que los aztecas fueran avanzados en varios aspectos, hay pruebas concluyentes, arqueológicas y científicas, de que eran una máquina de sacrificios humanos y de canibalismo de grandes dimensiones. Las víctimas de dichos actos eran las tribus enemigas de los aztecas, como los tlaxcaltecas, los totonacas y los cholultecas, entre muchas otras, que, de hecho, se asentaron en lo que ahora es México mucho antes que los aztecas, quienes fueron una tribu llegada a la región, se cree que desde Arizona, tan solo 200 años antes que los españoles. En resumen, esta era la situación cuando llegó Hernán Cortés: unas tribus en una región sufrieron una invasión de una tribu más grande y poderosa, la cual no solo intentaba imponer su religión e idioma, sino que además los cazaba para ser sacrificados y/o devorados. Hernán Cortés, como el genio militar que era, vio una oportunidad de oro al unificar a todas esas tribus enemigas de los aztecas, lo cual mucha gente puede ver como aprovechado, pero también tenía la alternativa de aliarse con los aztecas para terminar de someter al resto de tribus, como hicieron los ingleses en la India, por ejemplo. Esa alternativa era incluso más fácil, pero no lo hizo y prefirió unir a todas las tribus, las cuales tenían sus propios conflictos entre ellas, para combatir al Imperio Azteca ¿Hizo esta unión Hernán Cortés solo? Pues tampoco, y aquí entra no solo uno de los personajes más fascinantes de esta historia, sino el que más, y alguien a quien Sheinbaum y el resto de sus compañeros quieren sacar de los libros de historia: La Malinche, la madre de la diplomacia. Esta mujer era una maya vendida por su madre como esclava a un líder de una tribu náhuatl que, a su vez, la cedió, junto a 20 mujeres más, también como esclava, a los españoles tras perder contra ellos en una batalla. Los hombres de Cortés no las pudieron aceptar como esclavas ya que, en el año 1500, entró en vigor, gracias a Isabel la Católica, una Real Provisión (una ley) que prohibía terminantemente esclavizar o vender a los indígenas americanos, por lo que tanto la Malinche como el resto de mujeres fueron liberadas o casadas con los hombres de Cortés. Desde este momento, la Malinche, gracias a su facilidad con los idiomas, ya que hablaba tanto maya como náhuatl, aprendió rápidamente español y fue la traductora de Hernán Cortés y asesora durante la forja de todas estas alianzas hispanoamericanas.

    Cuadro del líder tlaxcalteca, Xicohténcatl, formalizando su alianza con Hernán Cortés. En medio, está la Malinche.

    Como se puede comprobar, la inmensa colaboración indígena acaba con todo el relato en el que Sheinbaum se acoge para decir a España que debe pedir perdón a México. La historia de españoles contra indígenas no se sostiene en este caso; en verdad eran unos pocos españoles junto a miles de indígenas contra otros indígenas. Para incidir más en esto, no hay ningún libertador mexicano indígena, porque Agustín de Iturbide o Miguel de Hidalgo, considerados los padres de México, eran étnicamente europeos. Esto no solo ocurre con los libertadores de México, sino con la amplia mayoría de los libertadores de América: Bernardo O’Higgins Riquelme en Chile, José Martí en Cuba, Juana Azurduy o Simón Bolívar, etc. Todos ellos eran criollos, mientras que en las filas de los conquistadores españoles los indígenas fueron la pieza crucial, y es por eso que debemos recordar que la conquista la hicieron los indígenas y las independencias las hicieron los españoles. Aun así, hay otro factor que escuece a los negrolegendarios como Sheinbaum, y ese es el religioso, ya que ven la llegada del catolicismo como un ataque cultural. Esto se debe a que en la Leyenda Negra se cuenta que las religiones nativas contenían una mitología y una filosofía pacifista que fueron contaminadas por los retrógrados españoles católicos, pero claro, cuando se descubrieron los miles de cráneos de personas sacrificadas en los suelos de México, Guatemala y de otras naciones mesoamericanas, este relato se desmoronó. Es más, en términos proporcionales, el Imperio Azteca ha sido el imperio más asesino de la historia, a lo que debemos incluirle la antropofagia y el canibalismo, para honrar a sus dioses, como Quetzalcóatl, el dios de la luz y de la vida, y el encargado de que el Sol saliera cada mañana. Según los sacerdotes aztecas, era necesario sacrificar y comerse a gente para que este dios hiciera que saliera el sol, y los sacrificados eran de aquellas tribus que más tarde se unirían a Hernán Cortés. Es más, muchas de esas personas aliadas se convirtieron voluntariamente al catolicismo. Esto se debía a algo muy simple, y es que la idea de que Dios se sacrificaba por ti, como defiende el cristianismo, era más atractiva para los indígenas que eran sacrificadas a los dioses. Así que, por mucho que a los negrolegendarios como Sheinbaum les pese, las filas para ser bautizados eran más largas que las filas para ser sacrificados. Ahora, sí que se dio esa imposición religiosa, pero para los sacerdotes aztecas que sacrificaban a personas, se las comían y tenían séquitos de mujeres secuestradas; ellos sí que rechazaron el catolicismo a toda costa, pero se les fue impuesto a la fuerza. Otro factor que la Leyenda Negra ignora es la construcción de los hospitales, de universidades y de colegios durante la época virreinal, que curiosamente no son derribadas como las estatuas. En estos lugares, se atendían tanto a españoles como a indígenas y los médicos y profesores eran también españoles e indígenas, lo que también conecta con otro mito: España impuso su idioma. Otra mentira gigante ya que los sacerdotes franciscanos, para evangelizar, aprendieron náhuatl e hicieron su gramática porque el náhuatl era un idioma oral, no escrito ¡Qué manera tan absurda de eliminar un idioma es fortalecerlo a través de estructurar su gramática! No solo eso, sino que además era enseñado en los colegios y universidades. Si en México se dejaron de hablar los idiomas autóctonos fue por culpa de los libertadores que no hablaban esos idiomas (recordemos que la gran mayoría eran hombres de clase alta que estudiaron en España y sus padres eran españoles) y los quitaron de los colegios. Esto puede sorprender a los negrolegendarios, pero está más que probado que en la época Virreinal el 80% de la población hablaban los idiomas nativos, solo desaparecieron después de las independencias.

    El Hospital de la Iglesia de Jesús Nazareno fue fundado en 1524 por Hernán Cortés y es el hospital más antiguo de todo el continente americano.

    Con todo esto en cuenta, también es cierto que no todo era fantástico en el México virreinal y que tampoco todo lo bueno fue gracias a España, porque eso sería caer en lo contrario a la Leyenda Negra, es decir, en la «Leyenda Rosa». Un relato defendido por grupos políticos españoles como Vox que sostienen que España solo hizo maravillas en el Nuevo Mundo y que lo que se hizo fue un proceso “civilizatorio” librándoles de una supuesta barbarie dándoles sus derechos. Es decir, es cierto que la Monarquía Hispánica se esforzó en garantizar los derechos tanto de los españoles como los de los indígenas con leyes como las de Burgos de 1512 y las Leyes Nuevas de Indias de 1542. También es cierto que dichas leyes fueron verdaderamente rompedoras y deja claro que el Imperio Hispánico era mucho más avanzado que el Británico o el Francés, que no dudaron en masacrar o esclavizar a los nativos de sus colonias además de expoliar sus recursos. Ahora, a pesar de que todo aquello era ilegal en el Imperio Hispánico, si actualmente es difícil imponer leyes con nuestros medios, hace cientos de años y de un lado del atlántico al otro era mucho más difícil, así que también tuvieron lugar abusos y atrocidades. Por lo tanto, el decir que no hubo abusos y errores es igual de anacrónico que pensar que solo hubo abusos y errores, así que, para hablar de la conquista de América no hay que caer ni en Leyenda Negra de Sheinbaum ni en Leyenda Rosa de Vox, sino que hay que basarse en los hechos. En esa búsqueda por los hechos y en ese estudio del pasado, lo que se debe evitar es juzgar con los ojos de hoy en día hechos de hace 500 años porque de ahí surgen discursos falaces extremistas. También cabe mencionar que, tanto la Leyenda Negra como la Rosa, ignoran la inmensa participación indígena en el proceso de conquista y lo mucho que aportaron y ayudaron a los españoles. Dicho esto, si jugamos al juego de Sheinbaum y juzgamos con los ojos de hoy en día lo que ha sucedido en México hace cientos de años pues entonces, si Sheinbaum quiere buscar disculpas para su nación, debería dejar de mirar al otro lado del Atlántico y empezar a mirar al norte, por que el país que le quitó el 55% de sus territorios a México, expulsó a sus habitantes y construyó un muro para dividirlos no fue España, sino Estados Unidos. Todo esto ocurrió tan solo 10 años después de la independencia y después de 2 años de una guerra, que tuvo como resultado el Tratado de Guadalupe Hidalgo que, como vemos, saqueó más a México que España durante 300 años. Contra todo pronóstico, ni Sheinbaum ni López Obrador han dicho que Estados Unidos les pida perdón, y muy probablemente nunca lo harán, pero el motivo detrás de esta hipocresía da para otro artículo aparte. Lo importante es que esa doble vara de medir y este comportamiento anacrónico de la clase política corrupta de México tiene una finalidad principal: buscar una sombra invisible a la que culpar para no tener que asumir responsabilidades sobre los problemas a los que se enfrenta México. Así que, Sheinbaum debería dejar de centrarse en Hernán Cortés, que lleva muerto 500 años, y centrarse en hechos como que el 36% de los mexicanos vive en la pobreza, que tienen una tasa del 56% de informalidad laboral, o que 12 de las 20 ciudades más peligrosas del mundo están en México, solo por nombrar algunos, que están muy vivos y muy presentes en la sociedad mexicana.

    Caricatura propagandística del Tío Sam yendo a México, publicada en 1916, insinuando que EEUU debe poner orden en la nación.

    Para acabar, lo de México es un caso y ejemplo triste de cómo se puede llegar a odiar tanto a tu pasado como a tu presente, lo cual es aún más doloroso cuando recordamos lo importante que ha sido México en la construcción de la Hispanidad. Esta identidad cultural a la que pertenecemos fue la primera en erigir leyes humanistas en la historia, en crear alianzas entre culturas sin precedentes, y nos empujo a ser capaces de vernos como iguales a pesar de nuestro color de piel y religión. Evidentemente, hubo situaciones negativas, pero lo que nos une es mucho más que lo que nos separa y los discursos antiespañoles de Sheinbaum, de López Obrador, de Maduro, de Evo Morales, son dañinos. Alejan a la población de sus problemas actuales y, además, hacen que la población se odie a sí misma, porque el hispanoamericano que odia a España, odia a la mitad de su ser. Ojalá llegue el día, más pronto que tarde, en que dejemos atrás estos relatos reaccionarios y nos basemos solo en lo mejor del pasado para construir un mejor futuro en el que la Hispanidad retome su lugar en la historia.

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