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La movida del Erasmus+

El programa Erasmus+ de la Unión Europea está dotado con un presupuesto de +26.000 millones de euros para el periodo 2021-27, en comparación con los +14.000 millones del periodo anterior (2014-2020). Sus acciones se organizan en torno a tres líneas principales, llamadas key actions or KA. El KA1 aborda la movilidad educativa; el KA2 la cooperación entre organizaciones y el KA3 el desarrollo de políticas y cooperación. Cada línea se divide en subprogramas. Dentro del KA1 encontramos el programa de movilidad universitaria para estudiantes y profesores (que todos conocemos como Erasmus), los programas de formación adulta, los intercambios del cuerpo europeo de solidaridad (ESC) o los intercambios juveniles (conocidos como youth-exchanges).

Lo primero que se le viene a alguien en mente cuando menciona la palabra Erasmus es movida, diversión u oportunidad. Aunque pueda parecer así, en realidad, lo anterior no se da con la misma intensidad en todos los ámbitos. Los niveles de seriedad y exigencia personal varían según el programa. No es lo mismo un intercambio universitario que un intercambio en el ESC, un programa de formación o un intercambio juvenil. Lo cierto es que ninguno de ellos está exento del calificativo de “movida”, en el sentido más amplio de la palabra, tanto para lo positivo como para lo negativo.

Analicemos el caso de los youth-exchanges. La guía Erasmus + les define como “reuniones de grupos de jóvenes de al menos dos países diferentes que se reúnen durante un breve período para ejecutar conjuntamente un programa de aprendizaje no formal (una combinación de talleres, ejercicios, debates, juegos de roles, simulaciones, actividades al aire libre, etc.) sobre un tema de su interés”.

Antes de nada, es necesario entender el funcionamiento en la gestión de dichas ayudas. La gestión de ayudas se da a través de un portal centralizado de la Agencia Ejecutiva Europea de Educación y Cultura (EACEA) o a través de las agencias nacionales (en España, el SEPIE o el INJUVE). La mayoría de ayudas se otorgan a través del primer mecanismo, con aplicación directa a la UE a través del portal de la Comisión Europea para licitaciones, el Funding & Tender Opportunities (F&TP). Aunque está destinada a organizaciones, toda la información exhaustiva sobre los programas y cuantías subvencionables se puede encontrar en la Guía Erasmus+.

Por lo tanto, cuando el proyecto ha sido seleccionado, la organización responsable tiene un presupuesto aprobado para ejecutarlo (ej. aproximadamente 30.000 € para un proyecto de una semana y 50 participantes). Unos meses antes del mismo, comienza la búsqueda de participantes que se realiza a través de las entidades/asociaciones colaboradoras de la entidad organizadora.

Veamos algunas características:

Curiosamente, la misma guía indica que existen actividades no subvencionables en el marco de los intercambios juveniles. Estas son: viajes de estudios académicos, actividades de intercambio que deriven en beneficio económico, actividades de intercambio que se puedan considerar turísticas, festivales, viajes de vacaciones, giras de espectáculos, reuniones estatutarias, cursos de formación impartidos por adultos para jóvenes.

Los beneficios de los programas de intercambio son evidentes para el desarrollo personal de los implicados ya que impulsan el aprendizaje y diálogo intercultural, potencian el sentimiento europeo, desarrollan capacidades y actitudes, refuerzan a derribar prejuicios y estereotipos y conciencian sorbe temas importantes desde el punto de vista social. Sin embargo, es necesario reflexionar críticamente acerca de la utilidad social que generan en relación al coste (no despreciable) que tienen los programas para las arcas europeas y, por tanto, para todos los contribuyentes europeos. Destacaría las siguientes consideraciones que podrían desarrollarse como futuras propuestas de mejora del programa:

  1. Publicación y difusión de los proyectos. Se hace necesario lograr un único portal centralizado para la publicación de los proyectos. Éste debería ser el portal oficial informativo y supra nacional (europeo). Los participantes podrían conocer los proyectos existentes y futuros e inscribirse en ellos redirigiéndose a las asociaciones nacionales colaboradoras. En este portal deberían subirse las memorias finalizadas de los proyectos en un plazo determinado.
  2. Transparencia económico-financiera. Aunque se trata de proyectos subvencionados en su totalidad, no queda claro en qué condiciones se ofrece dicha manutención. Hasta donde he podido entender hay mucha disparidad entre unos y otros y esto tiene que ver con la gestión económica de las entidades organizadoras. Es necesaria una mayor transparencia por parte de las entidades organizadoras hacia los participantes sobre la utilización y final real de la subvención empleada. Además, debería exigirse la publicación de una memoria económica detallada sobre los gastos reales efectuados durante el proyecto.
  3. Selección equitativa. La cantidad de participantes de cada país van fijados exante en la solicitud del proyecto y posterior subvención. Por tanto, las organizaciones necesitan rellenar todas las plazas de los grupos de cada país. Esto no siempre ocurre, u ocurre con retraso, incorporándose personas una vez comenzado el proyecto. La dificultad de encontrar participantes se da por la escasa difusión de los proyectos y las extrañas fechas en las que ocurren (mientras muchos jóvenes están estudiando o trabajando). Otro aspecto es la ausencia de filtrado a la hora de elección, ya que no acuden únicamente niños de familias de bajos ingresos. Se hace necesario establecer algún tipo de mecanismo de control para asegurarse que se benefician también personas con menos recursos.
  4. Aspecto cultural y formativo. Los proyectos indican claramente que no son vacaciones ni viajes de ocio o turismo. Normalmente se rigen bajo la norma 1 día +, 1 día -, que el usuario puede utilizar para hacer turismo. El horario de actividades depende de cada proyecto, pero suele ser tal que abarca la mayor parte del día, quedando muy poco tiempo para poder hacer turismo u ocio. Las actividades vespertinas o nocturnas quedan a libre elección y generalmente varían según la persona. A mi parecer, es preferible reducir las estancias e incorporar una o dos jornadas de visita guiada por la ciudad, con el objetivo de dar a conocer el patrimonio histórico-cultural-natural del lugar en cuestión. De la misma manera, las actividades podrían empezarse antes por la mañana para tener más tiempo libre por la tarde.
  5. Evaluación y medición de resultados. De la mano de los puntos anteriores sobre transparencia económica, también habría que lograr una mayor transparencia a la hora de la evaluación o medición de resultados, tanto por los usuarios, cómo por el organismo supervisor (agencia nacional). Debería establecerse un sistema de control de calidad a través de puntuaciones otorgadas por los usuarios a las entidades organizadoras en distintos indicadores relacionados con el proyecto.

Analizando punto por punto, todas las consideraciones anteriores tienen seguramente su fácil explicación de porqué no ocurren y todo indica que es un problema de burocracia o dimensionamiento. El problema de la escasa difusión está en que tampoco hay interés en darle difusión masiva ya que complicaría enormemente los procesos de selección para asociaciones y entidades pequeñas sobrecargadas de trabajo. El portal único europeo de publicación de proyectos o mayores exigencias para la selección de usuarios incrementarían la burocracia enormemente. En cuanto a la transparencia económica o medición de la calidad, la asociación organizadora ya justifica sus actuaciones a las agencias nacionales con formularios y encuestas a los usuarios.

Creo que, a pesar de todo, sí que existen líneas de mejora en la estructura de los youth-exchanges. Priorizaría una reforma en el fin mismo de los proyectos, incorporando un elemento obligatorio de turismo-cultura adicional a las actividades de aprendizaje no-formal (o propias del intercambio). No debe generarse un sistema que haga elegir entre actividad, cultura o fiesta, sino que debe complementarlas. Pero más allá de eso creo que se deben potenciar las actividades que tengan un fin o una meta social (ej. cuidado del medio ambiente, acompañamiento de mayores, formación de niños…etc.). Los youth-exhanges pueden incorporar los principios del programa del ESC (más como un voluntariado en el que se cubre la manutención al usuario) pero en una duración mucho más corta. Esa es la forma más efectiva de tocar y conocer la realidad de un país. La nueva estructura de los proyectos podría dividirse en varios días de trabajo/voluntariado y varios días libres con componente cultural. Además, esto no implica que el grupo deba ir junto o hacer lo mismo en todo momento, sino que el intercambio incorpore una cuantía subvencionable de gasto en componente cultural (ej. museo, visita guiada…etc.). Esta podría ser una forma mucho más efectiva de reinvertir dinero en una economía además de culturizar a los integrantes.

En el aspecto de transparencia, todo se reduce a la palabra inglesa accountability. Esto podría solucionarse a través de la centralización de proyectos. Ahora mismo el sistema es complejo en cuanto a duplicidad de organismos (agencias nacionales, asociación organizadora, asociación colaboradora, organismo europeo…etc.). Un participante no puede aplicar a ningún proyecto directamente sin pasar por la asociación colaboradora, ni tampoco existe un portal nacional que recoja todos los proyectos aprobados a las distintas organizaciones que se vayan a realizar en orden cronológico. Es necesario simplificar los trámites para poder realizar todo el proceso a través de un único portal en el que los usuarios europeos pudieran aplicar directamente a través del mismo, sin necesidad de pasar por intermediarios. Así se simplificaría también la evaluación y medición de los resultados poniendo a disposición pública las memorias (de actividad, económicas) de los proyectos una vez finalizados.

En conclusión, el sistema actual de proyectos corre el riesgo de convertirse en un sistema ligeramente viciado por varios motivos. Esto ocurre en cuanto a la burocracia asociada para su obtención, que por su complejidad se convierte en un medio de vida para asociaciones y entidades, pero también en cuanto a la divergencia entre los objetivos formales (y probablemente aquellos reflejados en la memoria final) y los objetivos reales de los integrantes (que, seguramente los recordarán por muchos otros motivos bastante distintos). El dinero es el dinero de todos los contribuyentes europeos, no como he llegado a oír decir “esto lo pagan los impuestos de los alemanes, aprovéchate”, por lo que es inminente una reforma en que vaya de las líneas de principios de transparencia económico-financiera y de información pública sobre los mismos. La política europea de juventud es impresionante (por la cuantía de fondos que dispone el proyecto Erasmus) y la intención de la UE con los youth-exhanges es noble, pero aún hay mucho que hacer si se quiere perfeccionar el sistema. No pueden convertirse en el clubbing subvencionado para adolescentes europeos, y muchas veces, ni siquiera europeos.

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